En Nigeria, los cristianos son perseguidos ante el silencio de Occidente, que hace gala de una indignación selectiva: ningún gobierno, ni organismo internacional reaccionó contra estos crímenes, en contraste con la predisposición a la condena a otros actos de violencia política, étnica o religiosa.
Grupos armados siembran el terror en Nigeria atacando a musulmanes pero sobre todo a cristianos. Por lo general, lo hacen armados de fusiles Ak-47 con los cuales disparan hacia civiles desarmados. Los ataques son frecuentes los domingos, día de misa, como sucedió el pasado 5 de junio en Owo, en el departamento de Ondo, en el sudoeste de Nigeria, cuando un grupo irrumpió en una iglesia católica durante la celebración de la misa de Pentecostés.
El silencio con el cual fue recibida la noticia, tanto por parte de la prensa como por los dirigentes europeos, enfureció a François-Xavier Bellamy, eurodiputado por LR (Los Republicanos, formación de centroderecha, gaullista), que tomó la palabra en el recinto del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, para interpelar a sus colegas.
El joven eurodiputado (36) denunció la indiferencia frente a la persecución de que son objeto los cristianos en el mundo y en particular en Nigeria, país en el que se produjeron 8 de cada 10 asesinatos de cristianos en el mundo durante el año 2021.
Bellamy habló en reacción a la masacre del 5 de junio pasado perpetrada por cinco hombres armados con fusiles que dispararon a mansalva contra la gente reunida en la Iglesia San Francisco de Owo, dejando 50 muertos -entre ellos muchos niños y ancianos- y varias decenas de heridos.
“El domingo, en una iglesia de Nigeria, más de 50 inocentes fueron asesinados. ¿Su único crimen? Asistir a una misa. ¿Alguien dijo algo? ¿Dónde vimos sus rostros? Permaneciendo indiferente, renunciando a defender a los cristianos perseguidos, Europa reniega de sí misma”, escribió Bellamy en su cuenta de Twitter.
En su intervención en el Parlamento, el eurodiputado recordó además el linchamiento de Deborah Samuel Yakubu, una joven cristiana que fue lapidada y luego quemada por una multitud que la acusaba de haber insultado al islam; este crimen también tuvo lugar en Nigeria.
“Al día siguiente [de ese crimen], este Parlamento se negó a inscribir el hecho en su orden del día -dijo Bellamy-. Hablamos mucho acá, pero los cristianos perseguidos sólo tienen derecho al silencio. Un silencio que debería avergonzarnos”.
Y siguió: “¿Quién habló de los muertos de Owo? ¿Dónde vieron ustedes sus rostros? ¿Dónde escucharon a los testigos? Hablamos de esto esta noche, y el Parlamento está casi vacío cuando este hecho nos concierne a todos. Le concierne a Europa. Nuestro continente le debe tanto a la fe cristiana…”.
“¿Cuándo entenderemos que Europa tiene el deber de proteger a los cristianos perseguidos en todo el mundo? -interpeló- Los de Nigeria, pero también los de Siria, Irak, Pakistán, los de la India, los de China, pienso en el cardenal Joseph Zen, encarcelado. ¿Qué hace Europa?”
Por último exhortó: “Queridos colegas, si no reaccionamos ahora, este silencio quedará como síntoma del mayor de los renunciamientos de los dirigentes europeos”.
Bellamy es filósofo, autor de un ensayo sobre la crisis de la educación -Los desheredados- que fue best-seller en 2014. De 2008 a 2019, año de su entrada al Parlamento Europeo, fue alcalde adjunto de la comuna de Versalles, al oeste de París.
Durante el año 2020, cerca de 340 millones de cristianos fueron “fuertemente perseguidos” en el mundo, según un informe de la ONG Puertas Abiertas, que registra desde la censura o limitaciones para ejercer el culto hasta los ataques más brutales -asesinatos-, pasando por el vandalismo hacia las iglesias y símbolos religiosos, la expulsión de población, la cárcel, etc.
En el funeral de 40 de las víctimas del atentado contra la Iglesia católica de Owo, en Nigeria, el obispo Emmanuel Badejo tuvo palabras muy duras contra las autoridades de su país. El religioso acusó directamente al gobierno federal de Nigeria de no haber demostrado “ningún deseo de proteger la religión cristiana”.
Vista como religión mayoritaria y casi “oficial”, a la vez blanco predilecto de las críticas de muchas buenas conciencias preocupadas por los derechos de las minorías, a las iglesias cristianas en general y en particular a la Católica, les resulta difícil presentarse ante la opinión pública occidental como víctimas.
El periodista y escritor Vittorio Messori, biógrafo de Juan Pablo II, decía, irónico: “Católico es una categoría no protegida por lo políticamente correcto”.
La dirigencia de los países occidentales opta deliberadamente por ignorar los ataques a la fe cristiana en el mundo.
“También hoy hay cristianos perseguidos, más que en los primeros siglos, más”, decía por su parte el papa Francisco en diciembre de 2019. Y no estaba exagerando: la religión más perseguida en el mundo en la actualidad es la cristiana.
Y el fenómeno se expande. Ante la indiferencia de Occidente, como advierte Bellamy.
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