En el funeral de 40 de las víctimas del atentado terrorista contra una Iglesia católica de Owo, en el sudoeste de Nigeria, el obispo Emmanuel Badejo tuvo muy duras palabras contra las autoridades de su país, a la vez que instó a los fieles a “negarse a ser aplastados por la tragedia”.
Monseñor Badejo acusó directamente al gobierno federal de Nigeria de no haber demostrado “ningún deseo de proteger la religión cristiana”.
“Hemos visto tragedias en Nigeria y hemos visto asesinatos brutales, pero pocos pueden compararse realmente con la brutalidad y la truculencia del suceso de ese domingo de Pentecostés”, dijo el obispo Emmanuel Badejo durante la misa fúnebre, frente a decenas de sencillos ataúdes de madera decorados con flores.
El atentado terrorista contra el templo católico tuvo lugar el domingo 5 de junio, cuando hombres armados -presuntamente extremistas islámicos- abrieron fuego contra los fieles congregados para participar de la misa de Pentecostés en la Iglesia de San Francisco Javier en Owo, estado de Ondo, sudoeste de Nigeria. Entre los muertos había muchos niños y ancianos. Más de 60 personas resultaron heridas durante el ataque. Un sacerdote, testigo de la masacre, dijo que, además de los disparos, escuchó tres o cuatro explosiones, y que todo el ataque duró entre 20 y 25 minutos.
“En estos ataúdes también yace muerta una parte de Nigeria -dijo el obispo Badejo, de la diócesis de Oyo, cercana a Owo, sitio del atentado-. Porque junto a estos difuntos yacen las alegrías, las esperanzas y las aspiraciones de sus familias y de sus seres queridos, de la Iglesia de Dios, de las distintas comunidades de las que proceden y, por supuesto, de Nigeria. Incluso los que están mutilados y heridos, dondequiera que estén, representan a Nigeria con todas sus heridas, magulladas, brutalizadas y violadas. Así que pregunto: ¿por cuánto tiempo más continuará esto?”
El Centro de Eventos Mydas de Owo, donde tuvo lugar el funeral, estaba colmado de fieles y de sacerdotes, reunidos para despedir a los 40 muertos en el atentado -aunque la cifra de muertos asciende a los 50-, cuyas edades oscilan entre los 2 y los 85 años.
El estado de Ondo es conocido como el “estado del sol”, y ello dio pie a Badejo para comentar con amargura que “si el sol brilló en Ondo ese día, seguramente no penetró la sórdida oscuridad de los corazones de los asesinos que visitaron San Francisco con armas de fuego ese domingo”.
El atentado, dijo el obispo, atrajo la atención mundial hacia la Iglesia Cátólica de Owo, hacia la región y hacia el estado nigeriano, pero “lamentablemente por razones muy equivocadas”. “El mundo entero ha condenado el crimen perpetrado contra la humanidad y contra Dios en este estado”, agregó.
Pese a ello, instó a los fieles a la esperanza: “¡Qué pena y a la vez qué suerte!”, dijo, en referencia al hecho de que las víctimas murieron en una iglesia, bajo la cruz. “Porque como la religión cristiana nos enseña a poner siempre todos nuestros problemas y penas al pie de la cruz, sabemos que ellos, nuestros muertos, están a salvo en los brazos de Jesús - agregó- Así que, queridas familias en duelo, amigos, parroquia, todos reunidos aquí, os pido que os neguéis a ser aplastados por la tragedia que tenemos ante nosotros gracias a vuestra fe en Cristo. Hoy, por difícil que sea, elijamos más dar gracias a Dios por haber dado a nuestros hermanos difuntos la vida, la fe y el privilegio de pertenecer a Él y de volver a Él incluso de esta manera incomprensible”.
Nigeria ostenta el récord de cristianos muertos por su fe: en 2021, hubo al menos 4.650 víctimas, y casi 900 en los tres primeros meses de 2022.
”Los asesinatos rituales, los secuestros, los homicidios, los linchamientos y los robos a mano armada siguen aumentando día a día el sangriento recuento de muertes y sufrimientos inocentes en Nigeria”, lamentó el Obispo.
Las autoridades señalan a una facción de Boko Haram, el ISWAP, como posible autor del ataque de Pentecostés. Sin embargo, el estado de Ondo está lejos de la zona habitual de operaciones de ese grupo terrorista que se concentran más bien en el norte del país.
La diócesis atacada está siendo asistida por parroquias de otras regiones, por autoridades locales, por organizaciones como la Cruz Roja, y por grupos de otras confesiones, musulmanes por ejemplo.
El padre Andrew Adeniyi Abayomihe aseguró que, a pesar del ataque, la fe de los miembros de la parroquia feligreses sigue firme: “Por mi encuentro con los feligreses, no he visto una pérdida de fe, sino un fortalecimiento”.
El terrible atentado de la iglesia San Francisco Javier en Nigeria, donde 40 hombres, mujeres y niños indefensos fueron asesinados a sangre fría, no es lamentablemente una excepción. La religión cristiana es hoy la más perseguida en el mundo, especialmente en países de Asia y África, por las restricciones de que es víctima, pero también por la persecución y los ataques directos y el número de víctimas fatales.
El ataque de Pentecostés amplifica el reclamo del Cardenal Müller cuando en febrero pasado, en Burkina Faso, se produjo otro ataque contra cristianos: “En África, esta semana, los musulmanes radicales quemaron un seminario. Les dijeron a los seminaristas, todos adolescentes, que si vuelven los van a matar. ¿Los medios occidentales han recogido esa noticia? ¿Por qué no? ¿Porque son africanos y lo que les pasa a los africanos no importa? ¿O porque son católicos y lo que les pasa a los católicos no importa? O quizás porque son católicos y africanos, silencio total.”
Con información de UCANews/InfoCatólica
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