“Cada día es peor que el anterior”: la vida en Gaza desde que Hamás tomó el poder hace 15 años

El ascenso del grupo terrorista el 15 de junio de 2007 hizo que la región se convirtiera en “la mayor cárcel al aire libre” del mundo para sus ciudadanos

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 Mohamad Banat
Mohamad Banat

Cada día es peor que el anterior”, resume el palestino Mohamad Banat sobre vivir en Gaza, donde el grupo islamista Hamás cumple hoy 15 años en el poder. Desde entonces, las pugnas con Fatah y el bloqueo como represalia de Israel a la franja mantienen a los gazatíes aislados, empobrecidos y sin expectativa de cambio.

”Tengo 34 años, no estoy casado y no tengo ninguna proyección de vida. Lo hemos perdido todo”, lamenta Banat a Efe.

La lucha de poder entre el grupo islamista y el partido secular Fatah, que gobierna en Cisjordania, tocó su punto más álgido en 2007, cuando Hamás -considerado terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea e Israel- asumió el control absoluto en Gaza y rompió el gobierno de unidad nacional creado tres meses antes.

La toma del poder por parte de Hamás, el 15 de junio de 2007, se produjo tras cinco días de lucha fratricida con efectivos Fatah en lo que se bautizó como la Batalla de Gaza, que dejó unos 120 muertos.

Militantes de Hamas en Gaza
Militantes de Hamas en Gaza (Reuters)

Esto culminó con la expulsión del enclave de todo funcionario vinculado a Fatah; la ruptura de Hamás con la Autoridad Nacional Palestina del presidente Mahmud Abás; la división del territorio palestino y la polarización de su pueblo.

Mucha de la ayuda internacional que recibía la ANP cesó, y Gaza quedó hundida en una crisis política y económica.

”Esta división es un sinsentido”, deplora Majed Al Jabri, de 58 años, al denunciar que ni Fatah ni Hamás han velado por los intereses de los palestinos: “Todo lo que ganamos son guerras, muertes, destrucción y pobreza”.

ATRAPADOS

Al tomar Hamás el poder, los vecinos Israel y Egipto alegaron amenazas a su seguridad para establecer férreas restricciones a la circulación de personas y bienes desde y hacia Gaza, confinando a sus más de dos millones de habitantes dentro de los muros que contienen el enclave costero y aislándolos del mundo.

Como la inmensa mayoría de los gazatíes, Banat no puede salir de la estrecha franja ni para trabajar, ni estudiar, recibir asistencia médica o visitar a familiares. Asegura que esa situación le afecta también psicológicamente.

”Estoy cansado. No podemos salir a trabajar fuera ni trabajar aquí. El título universitario no me trajo ningún beneficio”, asegura este egresado en estudios árabes de la Universidad de Gaza, para quien el enclave “está sumido en una cloaca” desde la división entre Hamás y Fatah.

Para los gazatíes, la franja
Para los gazatíes, la franja de 40 kilómetros de largo y 10 de ancho - donde las mujeres ponen a secar su pescado en tendederos mientras los niños buscan agua potable - se convirtió hace 15 años en “la mayor cárcel al aire libre” del mundo. (EFE)

Según él, “la vida antes de la división era perfecta, pero después, se echó todo a perder”.

Al Jabri coincide en que “lo que la gente quiere es conseguir un trabajo para alimentar a sus hijos”, y recuerda que los gazatíes “podían trabajar en Israel antes de la división” política.

Para los gazatíes, la franja de 40 kilómetros de largo y 10 de ancho - donde las mujeres ponen a secar su pescado en tendederos mientras los niños buscan agua potable - se convirtió hace 15 años en “la mayor cárcel al aire libre” del mundo.

”El cierre de Gaza impide que personas profesionales y talentosas, con mucho que dar a su sociedad, busquen oportunidades que en otros lugares dan por sentadas”, denunció el director de Human Rights Watch para Israel y Palestina, Omar Shakir.

Shakir tildó de “apartheid” y “persecución” que se prohíba a “los palestinos de Gaza moverse libremente por su patria”.

POBRES

Un 80% de la población en Gaza depende de la ayuda humanitaria y la mayoría de las familias no pueden acceder a electricidad fiable, atención sanitaria de calidad y agua limpia.

La Franja padece, además, un 70 % de desempleo juvenil y del 58 % entre jóvenes licenciados, según datos de Hamás.

”La división palestina entre Hamás y Fatah es interminable y se prolonga desde hace 15 años. Ha tenido un impacto negativo, principalmente en los jóvenes, comerciantes y familias”, opina Mohamad Abu Sadia, de 32 años.

Según él, Hamás reserva para sus partidarios las fuentes de empleo, dejando fuera a quienes hayan apoyado a Fatah u otras facciones palestinas.

En 15 años no se han celebrado elecciones ni en Gaza ni en Cisjordania, y miles de jóvenes gazatíes, decepcionados, han emigrado a Turquía o Europa huyendo de la pobreza y el desempleo.

Un 80% de la población
Un 80% de la población en Gaza depende de la ayuda humanitaria y la mayoría de las familias no pueden acceder a electricidad fiable, atención sanitaria de calidad y agua limpia. La Franja padece, además, un 70 % de desempleo juvenil y del 58 % entre jóvenes licenciados. EFE/ Mohammed Ibrahim

Además, las polvorientas calles de Gaza, por donde transitan carros tirados por burros llevando fruta o gente, fueron el escenario de cuatro guerras con Israel durante este periodo.

Las más sangrienta estalló el verano de 2014: 50 días en los que murieron más de 2.000 palestinos, incluidos mujeres y niños.

Algunos analistas aseguran que la ANP ha empeorado la situación en Gaza al recortarle la cuota de ayuda que reciben del exterior para el conjunto de Palestina.

”La teoría de Abás de que presionando económicamente a más de dos millones de personas en Gaza, éstas harían una revolución contra Hamás y lograrían derrocarla es completamente errónea y tiene un impacto negativo en la población”, asegura Salim Yousef, académico de la Universidad de Gaza.

Para el experto la única solución para sacar de la miseria a los gazatíes “es dejar de lado todos los intereses facciosos y personales, acabar con la interminable división y finalizar la reconciliación”.

”De lo contrario, la situación empeorará y será incontrolable”, apunta.

(con información de EFE)

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