“Rusia está planeando matar de hambre a los asiáticos y africanos para ganar su guerra en Europa. Este es un nuevo nivel de colonialismo, y el último capítulo de la política del hambre”, advirtió el historiador estadounidense Timothy Snyder, especialista en Europa Central y Oriental.
Según alertó el prestigioso experto, “Vladimir Putin está preparando una hambruna global en desarrollo como próxima etapa de su guerra en Europa”
El profesor de Yale recuerda que Ucrania es uno de los principales exportadores de alimentos y que Moscú estableció un brutal bloqueo naval que le impide exportar grano: “Si el bloqueo ruso continúa, decenas de millones de toneladas de alimentos se pudrirán en los silos y decenas de millones de personas en África y Asia morirán de hambre”.
Snyder afirma que “es tan horroroso el plan de Putin” que cuesta admitirlo pero enumera dos ejemplos históricos que explican el papel central que ocupan los alimentos en la política y cómo su manipulación pueden ser considerada un arma de guerra.
La idea de que el control del grano ucraniano puede cambiar el mundo no es nueva, explica, y recuerda que tanto Stalin como Hitler intentaron dominarlo.
“Para Stalin, la tierra negra de Ucrania debía ser explotada para construir una economía industrial para la URSS. De hecho, la agricultura colectivizada mató a unos cuatro millones de ucranianos”, explica y agrega: “Cuando la gente empezó a morir en gran número, Stalin culpó a los propios ucranianos. La propaganda soviética llamaba “nazis” a quienes llamaban la atención sobre la hambruna”.
Pero los verdaderos nazis, advierte, también exploraron ese plan: “Les gustaba la idea de controlar la agricultura ucraniana. Este era, de hecho, el objetivo de guerra central de Hitler”. Según explica Snyder, Hitler deseaba redirigir el grano ucraniano de la Unión Soviética a Alemania, “con la esperanza de matar de hambre a millones de ciudadanos soviéticos”.
Es que, detalla, la Segunda Guerra Mundial se libró “por Ucrania y -en gran medida- en Ucrania, entre dictadores que querían controlar el suministro de alimentos”.
Ahora, advierte, “la política rusa de la memoria” preparó un nuevo plan de hambre, pero del siglo XXI: “A los rusos se les dice que la hambruna de Stalin fue un accidente y que los ucranianos son nazis. Esto hace que el robo y el bloqueo parezcan aceptables”.
El historiador cree que Putin elaboró un plan destinado a funcionar en tres niveles:
1- Quiere destruir el Estado ucraniano, cortando sus exportaciones
2-Busca generar refugiados del norte de África y Oriente Medio, lo que produciría inestabilidad en la Unión Europea
3- Espera que una hambruna mundial con muertes masivas le permita triunfar en su contienda propagandística.
“Cuando comiencen los disturbios por alimentos, y a medida que se extienda la hambruna, la propaganda rusa culpará a Ucrania, y pedirá que se reconozcan las ganancias territoriales de Rusia en Ucrania, y que se levanten todas las sanciones”, analiza Snyder.
Días atrás, David Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, hizo una advertencia similar y fue contundente: “No abrir el puerto de Odessa es una declaración de guerra a la seguridad alimentaria mundial”.
El ex gobernador de Carolina del Sur fue entrevistado por Gideon Rachman, del Financial Times, y advirtió que si este problema no se resuelve en el corto plazo, los precios de los alimentos aumentarán “y habrá hambre”. Esto provocará, además, más migraciones y desestabilización en los países. Beasly indicó que el número de personas que se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria se duplicó en dos años. Esa alarmante y preocupante cifra, pasó de 135 millones antes de la pandemia de COVID-19 a 276 millones en la actualidad. “Son personas que luchan por conseguir comida”.
“Los puertos tienen que abrirse ya. ¿Por qué? Porque los silos están llenos. ¿Por qué están llenos? Porque el puerto no está operativo. ¿Por qué el puerto no está operativo? Por el bloqueo militar. El problema es que la cosecha de grano de Ucrania es en julio y agosto, y tenemos que vaciar los silos para poder sacar la cosecha de los campos y llevarla a los silos para poder enviarla a los puertos para que se envíe a todo el mundo. Y si los silos estuvieran llenos, eso significaría que el grano que alimenta a 400 millones de personas tendría que ser arado en el mismo campo”, explicó.
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