Hasta 200 soldados ucranianos mueren a diario en la embestida militar de Rusia, de acuerdo con un asesor del presidente ucraniano, y sólo un armamento occidental más avanzado podrá hacer retroceder la ofensiva rusa, reducir las bajas y obligar a Moscú a sentarse a la mesa de negociaciones.
Mykhailo Podolyak comentó a la BBC en una entrevista que se transmitió el jueves que las bajas diarias de entre 100 y 200 soldados ucranianos es el resultado de una “completa falta de paridad” entre Ucrania y Rusia, que ha “lanzado prácticamente todo lo que no es nuclear al frente” en su intento de avanzar en la región oriental ucraniana de Donbás y más allá.
Recientemente, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky cifró el número de muertos diarios en un máximo de 100, pero Podolyak dijo que había aumentado. Los funcionarios ucranianos han destacado las bajas crecientes para enfatizar su demanda de más armas occidentales, que han sido fundamentales para el inesperado éxito del país en la contención de las fuerzas rusas, más grandes y mejor equipadas.
Después de un intento fallido de invadir Kiev en los primeros días de la guerra, Rusia se centró en la región de minas de carbón y fábricas del Donbás. Pero su progreso allí ha sido lento.
Podolyak dijo que la entrega de sistemas de artillería de última generación no solo reduciría el número de muertos de Ucrania, sino que ayudaría a sus fuerzas a recuperar el territorio tomado.
“Hay algo realmente importante que nuestros socios deben entender, y es que hasta que Rusia no sufra una seria derrota militar, no será posible ninguna forma de diálogo, y seguirán pudiendo intentar tomar partes de nuestro país”, manifestó.
Podolyak también se refirió a los temores occidentales de que las lanzaderas de cohetes occidentales en manos de las fuerzas ucranianas se utilicen para atacar objetivos dentro de Rusia y puedan escalar el conflicto hasta una conflagración más amplia, diciendo que “eso no ocurrirá”.
Mientras tanto, la lucha en el Donbás continuó el viernes, y un gobernador ucraniano señaló que las fuerzas están luchando “por cada casa y cada calle” en Sievierodonetsk, el reciente foco de enfrentamientos.
Sievierodonetsk se encuentra en la última zona de la región de Luhansk que aún no ha sido reclamada por Rusia y es una ciudad clave para el control de toda la región de Lugansk, desde donde las tropas rusas pretenden continuar la ofensiva en territorio de la vecina Donetsk.
Según un informe de la inteligencia británica, Rusia “vuelve a tener el control de la mayor parte” de la urbe, aunque ha progresado poco en sus intentos de rodear un área más amplia desde el norte y el sur.
Los enfrentamientos se centran ahora en la zona industrial en las afueras de la ciudad, principalmente en torno a la planta química Azot, donde se atrincheró un número indeterminado de militares ucranianos y varios centenares de civiles, que, según Moscú, son utilizados como “escudo humano” por parte de “nacionalistas” ucranianos.
El alcalde de Severodonetsk, Oleksandr Stryuk, advirtió a su vez que será “muy difícil” recuperar la ciudad si los rusos se hacen con el control total de la misma.
El gobernador de Luhansk, Serhiy Haidai, comentó a la agencia AP que las fuerzas ucranianas mantienen el control de la zona industrial en las afueras de la ciudad y de algunas otras secciones, y que continúan los combates minuciosos bloque a bloque.
(Con información de AP)
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