La televisión estatal rusa aseguró que el régimen de Daniel Ortega invitó a las fuerzas del Kremlin a ingresar en el país centroamericano “con fines humanitarios”.
La disposición consta en un decreto del régimen de Ortega publicado el pasado 7 de junio en el Diario Oficial y fue confirmada por la prensa oficial rusa este jueves.
“La guinda más desagradable del pastel democrático para Estados Unidos fue el sensacional anuncio de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. Permitió la entrada de tropas, barcos y aviones rusos en Nicaragua. Por supuesto, sólo con fines humanitarios, las tropas rusas pueden entrar en Nicaragua en la segunda parte de 2022″, dijo la presentadora de la televisión estatal Olga Skabeeva.
“Si los sistemas de misiles estadounidenses casi pueden llegar a Moscú desde el territorio ucraniano, es hora de que Rusia despliegue algo poderoso más cerca de las ciudades estadounidenses”, añadió la periodista.
El régimen de Ortega señaló que el intercambio entre las fuerzas militares será de “beneficio mutuo en caso de situaciones de emergencia” entre las naciones.
El decreto autorizó el ingreso “para participar en ejercicios de adiestramiento e intercambio en operaciones de ayuda humanitaria, misiones de búsqueda, salvamento y rescate en situaciones de emergencia o desastres naturales”. Las actividades se realizarán con las fuerzas terrestres, aéreas y navales nicaragüenses del 1 de julio al 31 de diciembre de este año, precisó el documento.
De acuerdo con la prensa nicaragüense, el ingreso de las fuerzas rusas fue previamente planificado y coordinado con el Ejército de Nicaragua.
Ortega también autorizó el ingreso de militares y medios rusos para participar en operaciones conjuntas con las fuerzas armadas locales “en contra de ilícitos” en espacios marítimos de Nicaragua en el Mar Caribe y en aguas jurisdiccionales en el Océano Pacífico, se indicó.
En el mismo período, Nicaragua permitirá el ingreso en forma rotativa de 80 efectivos militares, naves y aeronaves para participar en “intercambio de experiencias y ejercicio de adiestramiento en ayuda humanitaria”, y de otros 50 militares, naves y aeronaves rusas para realizar “labores de enfrentamiento y lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado”.
El pasado 31 de marzo, Kerri Hannan, funcionaria del Departamento de Estado norteamericano, advirtió que Rusia amenaza con exportar a América Latina el conflicto en Ucrania, a través de la cooperación militar con Venezuela, Nicaragua y Cuba.
“El compromiso con la democracia del Hemisferio nunca ha parecido tan urgente, mientras Rusia pisotea la democracia de Ucrania y amenaza con exportar la crisis ucraniana a las Américas, ampliando su cooperación militar con Cuba, Nicaragua y Venezuela”, indicó Hannan en una audiencia del Comité de Asuntos Exteriores del Senado estadounidense.
Presencia rusa en Nicaragua
Desde el aire, cualquier turista que llega a Nicaragua verá la laguna de Nejapa, una majestuosa formación cratérica a la orilla de Managua. Allí hay unas enormes antenas parabólicas entre el follaje y un edificio pintado en azul, rojo y blanco (colores de la bandera rusa).
Se trata de la estación terrestre rusa Glonass, inaugurada con poca pompa el 6 de abril de 2017, en un evento en el que estuvieron una veintena de invitados y fue presidido por Laureano Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, e Igor Komarov, director general de Roscosmos, la agencia espacial rusa.
Desde su anuncio, la estación ha estado envuelta en la polémica, estimulada por el misterio y la secretividad con que se manejan sus operaciones. Oficialmente se sabe que es la única estación de su tipo en Centroamérica, es alimentada por 24 satélites rusos, y serviría para controlar a los barcos que operan en el país, ayudar a combatir el narcotráfico, prevenir desastres naturales y dar seguimiento al cambio climático. Extraoficialmente, los expertos independientes aseguran que es un centro de espionaje.
“Rusia mantiene una actitud inquietante en Nicaragua y podrían afectar a la estabilidad de la región”, dijo el almirante Kurt Tidd, cuando era jefe del Comando Sur de Estados Unidos.
Glonass es apenas una parte de la presencia rusa en Nicaragua, que volvió a cobrar protagonismo desde que Daniel Ortega regresó al poder en 2007. Rusia reactivó su relación con el país centroamericano con donaciones de trigo, vehículos para taxis marca Lada, buses para transporte urbano, cosechadoras, tractores, una planta para la fabricación de vacunas y un centro de capacitación policial antinarcóticos. Sin embargo, a partir de 2016 la cooperación rusa toma un marcado rumbo militar: llegaron al país 50 tanques de guerra T72-B1, cuatro lanchas patrulleras, dos lanchas coheteras 1241.8 Molnia, y aviones combate y entrenamiento Yak-130.
El acercamiento a Rusia ha sido también político y personal. Frecuentemente miembros de la familia Ortega Murillo viajan a Rusia, en delegaciones de gobierno, y Nicaragua es uno de los siete países del mundo que reconoce la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, dos regiones de Georgia que se declararon independientes bajo el padrinazgo del régimen de Vladimir Putin.
Nicaragua respaldó a Putin cuando le quitó Crimea a Ucrania, y fue uno de los ocho países que abrió consulado en esa región tomada Rusia. Ortega fue uno de los primeros jefes de Estado en apoyar la presencia militar rusa en territorio ucraniano.
“El presidente Putin lo que ha hecho es reconocer a esos gobiernos, a pesar de la agresividad del ejército ucraniano no han logrado derrotarlo y lógicamente esto trae el respaldo militar para que esos gobiernos tengan seguridad”, dijo el 21 de febrero en relación al envío de tropas a las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk.
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