“No abrir el puerto de Odesa es una declaración de guerra a la seguridad alimentaria mundial”.
Así de contundente se refirió David Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, al bloqueo impuesto por las tropas de Vladimir Putin sobre los puertos ucranianos en el Mar Negro.
El ex gobernador de Carolina del Sur fue entrevistado por Gideon Rachman, del Financial Times, en un nuevo episodio de los podcasts publicados por el periódico británico, bajo el título “Ucrania y la emergencia alimentaria global”.
El funcionario norteamericano, quien recientemente participó del foro de Davos, advirtió que si este problema no se resuelve en el corto plazo, los precios de los alimentos aumentarán “y habrá hambre”. Esto provocará, además, más migraciones y desestabilización en los países.
Beasly indicó que el número de personas que se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria se duplicó en dos años. Esa alarmante y preocupante cifra, pasó de 135 millones antes de la pandemia de COVID-19 a 276 millones en la actualidad. “Son personas que luchan por conseguir comida”.
Si bien destacó que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU alcanza a entre 128 y 130 millones de personas, reclamó más esfuerzos para hacer frente al sombrío panorama que se avecina como consecuencia de la guerra librada por Putin en Ucrania, ya que más de 26 países dependen en un 50% o más del grano de Ucrania y Rusia.
“Los puertos tienen que abrirse ya. ¿Por qué? Porque los silos están llenos. ¿Por qué están llenos? Porque el puerto no está operativo. ¿Por qué el puerto no está operativo? Por el bloqueo militar. El problema es que la cosecha de grano de Ucrania es en julio y agosto, y tenemos que vaciar los silos para poder sacar la cosecha de los campos y llevarla a los silos para poder enviarla a los puertos para que se envíe a todo el mundo. Y si los silos estuvieran llenos, eso significaría que el grano que alimenta a 400 millones de personas tendría que ser arado en el mismo campo”, explicó.
“En este momento estamos quitando comida a los niños hambrientos para alimentar a los niños que están muriendo de hambre; esto es realmente una catástrofe. Por eso hay que abrir el puerto de Odesa”, opinó Beasy, quien advirtió que, de lo contrario, se tratará de “una declaración de guerra a la seguridad alimentaria mundial”.
Más del 40% del PBI de Ucrania viene de sus puertos. No obstante, el bloqueo no sólo afecta al país, sino a todo el mundo. El Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU reconoció que “ya estamos viendo la volatilidad del mercado”, con aumentos en los precios de los alimentos, de los combustibles, de los costes de envío. Según apuntó, esto ocasiona un impacto sobre el gasto de 71 millones de dólares más al mes: “Si hacemos cuentas, tendremos un coste adicional de unos 850 millones de dólares sólo para llegar a la gente a la que hemos estado llegando. Sin tener en cuenta el hecho de que el número de personas a las que tenemos que llegar se ha duplicado”.
Y si los programas no logran llegar a esas personas, alertó que “habrá hambruna, migraciones masivas y se desestabilizarán los países”. Beasy recordó que algo similar ocurrió entre 2007 y 2009, en el marco de la Primavera Árabe. Pero aclaró que “las condiciones y los factores económicos actuales son peores que entonces”.
Indicó, en tanto, que “por cada 1% de aumento del hambre, hay un 2% de aumento de la migración”. Al respecto puso como ejemplo la gran corriente de refugiados sirios -estimada en más de un millón- que llegaron a Alemania en los últimos años. Según apuntó, esto “le costó a los contribuyentes alemanes 125.000 millones de dólares a un costo de más de 71 dólares por día”.
“Si se tuviera el dinero para llegar a ese sirio dentro de Siria, el coste sería de 0,50 dólares. ¿Y sabes qué? La gente no quiere emigrar. No quieren dejar su hogar. Cuando alimentas a 230 millones de personas, hablas con ellas todo el tiempo y las examinas. La gente no quiere dejar su casa. Pero si no tienen comida o algún grado de seguridad, harían lo que cualquier madre o padre haría por su familia: huir, encontrarla donde sea. Y el coste es siempre de 100 a 1.000 veces más. Y si se produce una desestabilización en caso de guerra o conflicto, el coste es miles y miles de veces mayor”, afirmó.
Durante la entrevista Beasy remarcó los pasos que se deberían dar para estabilizar la actual crisis alimentaria: “En primer lugar, hay que abrir el puerto de Odesa, porque eso ayudará a disminuir la volatilidad del mercado. Número dos, tenemos que sacar los fertilizantes. Tenemos que hacer todo lo que podamos allí. Tenemos que asegurarnos de que no haya guerras comerciales ni prohibiciones de exportación, y luego conseguir el dinero que necesitamos”.
El funcionario de la ONU envió un mensaje directo a la comunidad internacional y a los principales líderes mundiales: “¿Qué es más importante que evitar que alguien muera de hambre? Si no lo van a hacer por la bondad de su corazón, más vale que lo hagan por los intereses de la seguridad nacional, porque no podemos permitirnos que el mundo se desestabilice más de lo que ya está”.
En la actualidad, tras más de 100 días de guerra, millones de toneladas de grano y trigo están atascadas en contenedores y barcos en el puerto ucraniano de Odesa hace semanas.
Ucrania y Rusia producen conjuntamente casi un tercio del trigo y la cebada del mundo y la mitad del aceite de girasol, mientras que Rusia y su aliada Bielorrusia son los productores número dos y tres del mundo de potasa, un ingrediente clave de los fertilizantes.
Ante este panorama, la ONU está tratando de negociar un acuerdo con Rusia para permitir que el grano de Ucrania se envíe desde los puertos del Mar Negro. Pero el régimen de Putin condiciona el desbloqueo a cambio del levantamiento de las sanciones occidentales como parte de un acuerdo.
Ucrania y Occidente acusan a Moscú de utilizar los suministros de alimentos como un arma.
Mientras persiste el bloqueo y aumenta el miedo ante una posible catástrofe alimentaria a nivel mundial, Kiev denunció el robo de entre 400.000 y 500.000 toneladas de grano por valor de más de 100 millones de dólares por parte de las tropas rusas. Según reportó el gobierno de Volodimir Zelensky, los principales compradores de esos cargamentos son Turquía y Siria.
Seguir leyendo: