Funciona tan bien como hace 80 años. La llamada cuña Shavgulidze fue inventada por un partisano ruso que luchaba contra las tropas nazis en el invierno de 1942. Un simple artefacto que se coloca en uno de los rieles del tren para hacerlo descarrilar. Al llegar a la cuña, la rueda delantera del convoy se desplaza por el plano inclinado y queda fuera de las vías. Simple, efectivo, no se necesitan explosivos. Tan útil que la última semana lo utilizó la resistencia ucraniana cuando los ocupantes rusos se querían llevar un tren de granos hacia el puerto de Mariupol. También lo usaron los propios rusos que se oponen a la guerra para descarrilar un convoy que transportaba armamento al frente el mes pasado. Y fue el arma de los ferroviarios bielorrusos que detuvieron el abastecimiento de las columnas rusas cuando intentaron tomar Kyiv en febrero.
La famosa cuña de los partisanos fue creada por Tengiz Shavgulidze cuando su grupo de la resistencia rusa no conseguía dinamita para detener a los trenes que transportaban a las tropas alemanas al frente de Leningrado (hoy San Petersburgo). Tengiz era un partisano georgiano que integraba un grupo de la resistencia en Minsk. Había trabajado por años en los ferrocarriles y conocía su sistema como si fuera un sofisticado técnico. En octubre de 1941 cayó prisionero de los nazis y fue confinado en un campo del que logró escapar seis meses mas tarde gracias a sus habilidades para romper los alambrados. El jefe de la resistencia, Isif Belsky, lo nombró instructor de toda la guerrilla. Fue cuando inventó otra maravilla de la resistencia: unas granadas armadas de recortes de tuberías de agua, que se llenaban de explosivo. Un “cordón Bickford” utilizado en la minería servía de detonador.
El siguiente invento de Shavgulidze fue un lanzagranadas de fusil partisano. A la carabina o al fusil se le adosaba un mortero que estaba hecho con una funda de un proyectil de 45 mm. La granada se lanzaba desde el mortero con un disparo de un cartucho vacío y podía alcanzar los 300 metros. Los guerrilleros soviéticos apodaron a este sistema como “Katyusha” y desde entonces mantiene ese nombre el lanzagranadas múltiple que se utiliza hasta ahora.
Inspirados en las enseñanzas de Tengiz, combaten ahora los partisanos ucranianos. Las acciones de estas unidades de resistencia con sabotajes al abastecimiento de las tropas y los ataques contra los colaboradores locales se está incrementando notablemente. La semana pasada murieron seis guardias fronterizos rusos cuando su posición fue atacada cerca del puesto de control de Zernovo, en el norte de Ucrania. Dos días después se produjo una explosión en la oficina de Yevgeny Balitsky, un funcionario ucraniano pro-Kremlin en Melitopol. En Kherson, desaparecieron varios soldados cuando realizaban patrullajes en la periferia de la ciudad. Allí también explotaron varios carros de asalto rusos que estaban estacionados en una calle aledaña a la plaza central.
Hay reportes contradictorios sobre los autores de estos atentados e interminables discusiones entre los vecinos de las zonas ocupadas. Algunos dicen que son llevados a cabo por grupos de sabotaje militar ucranianos y otros creen que es obra de los grupos de resistencia locales. También hay información de que los rusos usan estos ataques para justificar la represión en esas ciudades, así como que las acciones están desmoralizando a las tropas de ocupación.
Los partisanos suelen definirse como miembros de un grupo armado formado para luchar en secreto contra una fuerza de ocupación como sucedió en la Europa ocupada por los nazis. El término tiene connotaciones más positivas que el de insurgente o guerrillero. “La diferencia entre estas categorías de combatientes está signada por la visión que tengamos de los bandos en conflicto. Depende si están del lado `bueno´de la historia”, explicó al Toronto Express, Eric Ouellet, profesor del Royal Military College de Kingston, Ontario. “En este caso, los partisanos ucranianos podrían ser definidos como luchadores por la libertad tras las líneas enemigas”.
De acuerdo a una investigación realizada por el profesor Alexander Motyl, historiador y experto en Ucrania de la Universidad de Rutgers, en los últimos días se registraron decenas de acciones de los partisanos que fueron expuestas a manera de propaganda en varios canales de la red social Telegram. “Los datos indican que la mayor parte de la actividad partisana se localiza en la ciudad de Melitopol y sus alrededores. Esta conclusión la corrobora el mapa del Instituto para el Estudio de la Guerra sobre el control del terreno en Ucrania y los principales ejes de maniobra rusos”, escribió Motyl en el sitio especializado “19fortyfive”.
El denominado Ejército Partisano de Berdyansk, por ejemplo, lanzó una amplia campaña de propaganda en Telegram. Difunde mensajes patrióticos, da consejos a los civiles sobre las formas de resistencia e identifica los nombres y direcciones de los colaboradores. “Los ocupantes rusos y sus colaboradores, ¿creen que han establecido el control sobre Berdyansk? No tenéis ni idea de la trampa para ratones en la que os habéis metido. Nosotros, el Ejército Partisano de Berdyansk, ya estamos aumentando nuestras fuerzas y estamos listos para salir de las sombras.”, escribieron en las redes y lanzaron panfletos con el mismo texto en las calles de este puerto que tenía unos 100.000 habitantes antes de la toma por parte de los rusos, apenas cuatro días después de que comenzara la invasión el 24 de febrero.
En Berdyansk hubo una resistencia civil abierta en los primeros días hasta que los soldados rusos comenzaron a disparar contra los manifestantes que se concentraban en la plaza principal de la ciudad. Un capitán ruso asumió como jefe del gobierno, el anterior alcalde desapareció y hay toque de queda de 12 horas al día. A partir de ese momento, la resistencia se hizo subterránea y comenzaron los sabotajes a las líneas de abastecimiento rusas. Incluso, varios soldados que patrullaban por las noches aparecieron acuchillados y tirados en zanjas. De acuerdo al profesor Motyl, se sabe de unos 200 casos de soldados rusos muertos en estas circunstancias y que los patrullajes ahora los hacen sólo las fuerzas especiales y en vehículos blindados.
Los partisanos atacaron el 30 de mayo la oficina del colaboracionista ucraniano, Yevgeny Balitsky, nombrado por los ocupantes rusos como nuevo alcalde de la ciudad de Melitopol. “Esta mañana se ha producido un atentado terrorista con el objetivo de desestabilizar la vida pacífica de la ciudad”, decía el comunicado oficial de la ocupación. E Informaba que “un coche cargado de explosivos estalló en el centro de la ciudad a las 7:40 horas, hiriendo a dos voluntarios de ayuda humanitaria, una mujer de 28 años y un hombre de 25″. El Comité de Investigación de Rusia, el equivalente al FBI, anunció que investigaría la explosión, que atribuyó a “saboteadores ucranianos” y dijo que había estallado mientras se distribuía ayuda humanitaria.
El ex alcalde de Melitopol, Ivan Federov, que fue secuestrado por las fuerzas rusas y posteriormente liberado en un intercambio de prisioneros antes de terminar en el exilio, dijo que las personas con las que estaba en contacto todavía en la ciudad ya hablaban de un “comando de resistencia” y que estaba constituido por decenas de “células” muy bien entrenadas.
Serhii Kuzan, director del Centro Ucraniano para la Seguridad y la Cooperación, especializado en análisis militares, declaró a Radio Liberty que el movimiento de resistencia en los territorios ocupados había crecido y, aunque en gran medida era autónomo, contaba con el apoyo del Estado. “Todo empezó con cientos de informantes. Ahora son miles y miles de personas en cada zona que realizan una gama completamente diferente de acciones, que van desde informar a nuestras fuerzas de defensa sobre el movimiento del equipo enemigo, el personal enemigo, incluyendo el liderazgo, el movimiento de las patrullas y más”, dijo.
Oficialmente, se sabe que la Dirección Principal de Inteligencia de Ucrania (GUR) anunció el 1 de junio el lanzamiento del proyecto “partisano de Luhansk” para “galvanizar la resistencia a los intentos rusos de consolidar el control del oblast (región) de Luhansk”. Un canal ruso de Telegram informó de que el Ministerio del Interior de Moscú está enviando un destacamento especial de sus empleados de “permiso” a la autodenominada separatista República Popular de Luhansk (RPL), lo que constituye un probable intento de reforzar la presencia administrativa rusa en la RPL ante el creciente descontento interno y partidista.”
En las zonas cercanas a los enclaves separatistas de Donetsk y Luhansk se combate desde 2014. Y allí pareciera que la resistencia de los partisanos es la mejor organizada. Según Serhii Kuzan, “son las mismas fuerzas de autodefensa que se habían organizado en esta región y que también tienen su raíz en la llamada revolución del Maidán de Kyiv”, cuando se produjo una insurrección popular en favor del ingreso de Ucrania a la Unión Europea. “Las fuerzas partisanas ucranianas fueron entrenadas para ser un movimiento de resistencia clandestino en caso de que su región fuera ocupada”, explicó Kuzan. “Su tarea consiste en crear redes de informantes, lanzar campañas de información contra los ocupantes, transmitir información a las autoridades ucranianas y matar a los colaboradores políticos de alto nivel y a los comandantes ocupantes”, agregó.
La clave de la actividad de insurrección civil está en el secretismo y la desinformación. Es así como en Ucrania aparecieron supuestos personajes que lideraban la lucha contra la invasión como “el Fantasma de Kyiv” que volaba los cazabombardeos y derribaba aviones rusos como moscas y en toda Ucrania se habla ahora de una supuesta abuela que entregó en forma muy amorosa una torta recién horneada a un grupo de soldados rusos que poco después murieron envenenados. Acciones y propaganda que pueden crear en los ocupantes rusos tanta zozobra como la que plantaba la cuña Shavgulidze entre los nazis.