Un general ruso murió en el este de Ucrania, donde se libran intensos combates entre las tropas invasoras y las ucranianas, según informó este domingo la prensa estatal rusa. Esta muerte se suma a la serie de bajas militares de alto rango sufridas por Moscú en estos más de tres meses de guerra.
El informe, publicado en la aplicación de mensajería Telegram por el reportero de la televisión estatal Alexander Sladkov, no detalló con precisión cuándo y dónde fue asesinado el general de división Roman Kutuzov.
El Ministerio de Defensa ruso, no obstante, no se pronunció hasta el momento.
Las fuerzas rusas han intensificado los ataques para capturar Severodonetsk, una ciudad clave en la región oriental ucraniana de Donbas que Moscú tiene como objetivo tras fracasar en la toma de la capital, Kiev, al principio de la guerra.
Rusia ya clasifica las muertes militares como secretos de Estado incluso en tiempos de paz y no ha actualizado sus cifras oficiales de bajas en Ucrania desde el 25 de marzo, cuando dijo que 1.351 soldados rusos habían muerto desde el inicio de su campaña militar el 24 de febrero.
El régimen de Vladimir Putin afirma que está llevando a cabo una “operación militar especial” destinada a desmilitarizar Ucrania y librarla de los nacionalistas que amenazan a la población de habla rusa. Ucrania y los países occidentales rechazan las afirmaciones de Rusia como un pretexto para invadir.
Pese a la destrucción causada a su paso, las tropas del Kremlin han debido retroceder en su avance sobre Ucrania. Ahora se concentran en la región oriental del Donbas y la estratégica ciudad de Severodonetsk, cercanas a las zonas prorrusas.
Desde el 24 de febrero, los rusos han avanzado en el este y en el sur, sobre todo a lo largo del litoral del mar Negro y del mar de Azov, y ya controlan un corredor costero estratégico que conecta el suroeste de Rusia con Crimea.
El Ministerio de Defensa británico, por su parte, dijo el lunes pasado que Rusia parecía haber sufrido pérdidas significativas entre los oficiales de rango medio y menor en Ucrania.
Las Fuerzas Armadas de Ucrania reportaron la semana pasada cerca de 30.000 militares rusos muertos desde el inicio de la invasión. El Estado Mayor del Ejército indicó que hasta fines de mayo habían sido destruidos 1.322 carros de combate, 623 sistemas de artillería y 201 lanzacohetes múltiples autopropulsados y blindados.
Asimismo, ha indicado que también han sido destruidos 206 aviones, 170 helicópteros, 93 sistemas de defensa antiaérea, 2.226 vehículos y tanques de combustible, trece embarcaciones y 503 drones, mientras que han sido derribados 115 misiles de crucero.
Las autoridades ucranianas indicaron, además, que el Ejército ruso sufrió “pérdidas significativas” en la ciudad de Popasna, en el sureste de Ucrania. Esas pérdidas alcanzaron al menos el 50% de los efectivos rusos que combaten en esa urbe de la región de Lugansk.
Las tropas rusas, añade el parte difundido por el Ejército ucraniano, tienen la moral baja debido al constante aplazamiento de su rotación, lo que ha provocado que muchos soldados rusos se nieguen a participar en las hostilidades.
Mientras persisten los combates, Putin continúa amenazando con nuevos ataques. El presidente de Rusia afirmó este domingo que las Fuerzas Armadas rusas atacarán nuevos objetivos si Occidente suministra a Ucrania misiles de largo alcance.
“Si llegan a suministrarlos, sacaremos las conclusiones apropiadas y usaremos nuestras armas, que no nos faltan, para atacar aquellos objetivos que hasta ahora no hemos atacado”, señaló en una entrevista con el Primer Canal de la televisión pública rusa.
Putin hizo esta advertencia después de que la Casa Blanca anunciara oficialmente un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 700 millones de dólares, que incluye lanzaderas múltiples de misiles HIMARS con un alcance de hasta 70 kilómetros.
Con información de Reuters, EFE y Europa Press
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