Ya que China sigue ejerciendo la estrategia de COVID cero, después de un día de libertad volvió a imponer la cuarentena en barrios de Shanghai, perjudicando aún más la estabilidad económica del país. Las ciudades de Jing’an y Pudong registraron un alza en los casos, lo que llevó al cierre de cuatro barrios, imponiendo una cuarentena a sus ciudadanos de 14 días obligatoria, después de dos meses de total encierro.
No solo ellos han sido puestos en cuarentena, sino 26 de sus contactos directos y 106 de sus contactos estrechos y asimismo han sido testeadas mas de 470.000 personas.
Si bien han suavizado las restricciones, la estrategia de China sigue siendo COVID-cero, con su foco en el control de la sociedad, el testeo masivo y la cuarentena excesiva y estricta.
De todas maneras, se ha permitido la apertura de locales, con la reanudación de los sistemas de trenes, subtes y colectivos con la constancia de un examen PCR entre las 72 horas previas al uso del sistema de transporte público y para ingresar a espacios públicos.
La sensación de alegría y alivio por el levantamiento del encierro entre los residentes pronto se convirtió en una creciente frustración a medida que se formaban largas filas en los sitios de prueba en toda la ciudad durante el miércoles y el jueves. Algunas colas se extendieron por cientos de metros bajo el calor del verano y otras duraron hasta altas horas de la noche.
El gobierno de Shanghai pidió disculpas por colas de hasta cuatro horas y media para un resultado PCR, y si bien han creado 100.000 sitios de prueba y han capacitado a trabajadores para realizar los exámenes, admitieron la falta de recursos e instalaciones.
Algunos de los sitios de prueba no se habían puesto en funcionamiento, mientras que otros solo abrieron durante un corto período de tiempo en el día y no tenían suficiente personal, dijeron las autoridades.
El jueves por la mañana se filmó a multitudes que huían del centro comercial del Centro Financiero Internacional en el distrito financiero de Lujiazui después de que repentinamente impidió que la gente entrara o saliera, una práctica común en los lugares donde se encuentran casos positivos, según videos que circulan en las redes sociales.
Más tarde, el centro comercial emitió un aviso diciendo que había reabierto a las 12:30 p.m. después de realizar una desinfección completa, sin confirmar si había habido un caso positivo de COVID-19 en el sitio.
El cierre mal gestionado de Shanghái provocó una escasez generalizada de alimentos y la falta de acceso a la atención médica, lo que provocó una ola de ira y frustración entre los residentes. Pero el líder de China, Xi Jinping, prometió continuar con la política de cero COVID, incluso cuando el resto del mundo aprende a vivir con el virus y a superar la pandemia.
El jueves, el Diario del Pueblo, el portavoz del Partido Comunista Chino, declaró en su portada que “la batalla para salvaguardar Shanghái ha logrado importantes logros por etapas” bajo el liderazgo de Xi.
“Shanghai está explorando activamente nuevos mecanismos para normalizar la prevención y el control en la ciudad, y acelerando el retorno del desarrollo económico y social a la normalidad”, dijo.
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