Las cifras de la inflación publicadas en España, Alemania y Francia muestran que la suba de precios sigue erosionando a la zona euro y crecen las perspectivas de una desaceleración brusca y continua de la actividad económica continental. Una situación que podría dar argumentos a quienes sostienen la necesidad de una subida de medio punto del tipo de interés principal del Banco Central Europeo en julio.
En España, alcanzó el 8,5% en mayo, tras el 8,3% de abril. En Alemania, creció del 7,8% al 8,7%, su nivel más alto en casi 50 años. Por su parte, Francia tuvo una suba de 5,2% anual en mayo, según la estimación oficial. No obstante, estas primeras cifras dan una visión general de las tendencias en la zona euro.
De esta manera, en el bloque se toca en mayo un récord para llegar a 8,1% interanual, anunció este martes la agencia de estadísticas Eurostat, luego de haberse situado en 7,4% en abril.
El dato sobre el alza de precios en Alemania, que subió en mayo a su nivel más alto en casi medio siglo, fue la que otorga mayor contundencia a esta tendencia continental. Para los consumidores europeos, la comprobación esta diariamente en las subidas de los precios de la energía y los alimentos.
Esta tendencia, una crisis que estaba olvidada en la vida del viejo continente, se ha confirmado decididamente durante el último año, primero como consecuencia de los retrasos en la cadena de suministro tras la pandemia del coronavirus y luego por la guerra de Rusia en Ucrania. Este combo, desmorona una era de inflación casi inexistente.
Anticipándose a estos datos, el Banco Central Europeo indicó la semana pasada que los tipos de interés tendrán que acomodarse hacia arriba para impedir que se afiance el proceso inflacionario. Aunque ya hubo una subida, la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco de Inglaterra se han anticipado a estos movimientos.
La titular de la entidad monetaria comunitaria, Christine Lagarde, ha insistido para nuevas subidas graduales de 25 puntos básicos en julio y septiembre en el tipo de depósito de menos 0,5%. Una subida mayor de 50 puntos básicos en el horizonte.
La normalización monetaria es un camino que debe evitar los cambios repentinos. Cualquier giro violento, puede consolidar la idea de una inflación muy altas a largo plazo, sostienen los analistas financieros europeos. Por ahora el horizonte es de dejar de comprar bonos, algo que ocurrirá en junio, y poner a los tipos de interés por arriba de cero, en medio del verano en hemisferio norte. La próxima reunión del BCE tendrá lugar el 9 de junio.
Enfocados en los malos datos, en Alemania, la última vez que la inflación fue tan alta hay que ir al invierno de 1973 y 1974, cuando otra crisis del petróleo generó un ciclo de suba de precios, especialmente recordada por la complejidad para calmar.
Los precios al consumo germanos, armonizados para hacerlos comparables con los datos de inflación de otros países de la Unión Europea (IPCA), aumentaron un 8,7% anual, una subida desde el 7,8% de abril, dijo la Oficina Federal de Estadística.
Francia, menos permeable por su independencia energética por su matriz nuclear, alcanzó el 5,2% anual en mayo, según la estimación provisional publicada este martes por la mañana por el Instituto Nacional de Estadísticas y estudios económicos (INSEE). Socavado por la caída del consumo, el PBI finalmente se contrajo un 0,2% en el primer trimestre, precisó el instituto.
Como las malas noticias nunca llegan solas, el crecimiento está siendo impactado en el continente. Por ejemplo, el dato oficial revisado en Francia esta a la baja para el primer trimestre de 2022. En última instancia, la actividad no se estancó este invierno, sino que se contrajo un 0,2 % en volumen entre enero y marzo después de un repunte revisado del 6,8 % en 2021 (en lugar del 7 %). Francia, como el resto de los países europeos, entraron en un período de turbulencias.
El camino hacia la normalización de los precios llevará tiempo. Solo de errar en las proyecciones, los principales organismos internacionales y la agencias de análisis estiman que la reversión podrá arribar con el inicio del año 2023.
El reflejo de lo que puede sucede puede notarse claramente en esta en España. El pais acomodó a la baja su dato inflacionario en abril, pero vio en mayo un paso atrás en ese objetivo. En un estimador como el IPC, que se ha visto impactado sobre todo por la presión de las tarifas eléctricas, su ligera caída en abril no ha sido suficiente para hacerlo retroceder en mayo. Además el último paquete de sanciones a Rusia, con el embargo petrolero, produjo un nuevo incremento inmediato en los precios de los combustibles, dato que empujará al resto de la economía.
Mientras tanto, los países europeos deberán ajustar sus paquetes de beneficios, en especial para recomponer el poder adquisitivo. Los datos inflacionarios presionarán a los sectores sindicales para reclamar una revisión, en especial de los salarios.
Algunos sueldos se engrosarán mecánicamente con cláusulas de revisión que se han negociado entre patronal y gremios, con aumentos de los ingresos mínimos. Pero la presión social y el contexto (desempleo, paros espontáneos, escasez de mano de obra en muchos oficios, etc.) podrían ampliar mucho el malhumor general. Un escenario inaudito en Europa, al menos durante tres décadas.
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