Un hombre condenado a muerte por supuesto tráfico de marihuana en Singapur se salvó de la horca gracias a un hámster muerto y una particular relación que logró forjar con uno de sus compañeros de prisión.
La historia detrás del insólito suceso se remonta a una noche de 2015, cuando dos hombres llegaron a un polígono industrial en Singapur para una reunión clandestina en la que uno terminó arrojando una bolsa de plástico roja en el vehículo del otro.
La reunión era observada por la policía, que le seguía la pista a las operaciones de tráfico de drogas en la zona, y cuando ésta arrestó a los dos involucrados, descubrió que en el paquete había cerca de 2 kilogramos de cannabis.
Durante su juicio, el destinatario de la bolsa, Raj Kumar Aiyachami, mantuvo su inocencia. Raj afirmó que había pedido un tipo de tabaco rociado químicamente llamado “mariposa”, conocido por imitar los efectos del cannabis, pero en cambio terminó con una bolsa de hierba.
El juez de primera instancia no compró su testimonio y Raj recibió la sentencia de muerte en 2020. El otro hombre en el intercambio, Ramadass Punnusamy, fue arrestado en la frontera cuando regresaba a Malasia esa misma noche y luego sentenciado a cadena perpetua junto con 15 golpes de bastón.
Pero el viernes 27 de mayo, en un giro extraordinario de los acontecimientos siete años después de que ambos fueran arrestados por primera vez, ambos hombres fueron absueltos por el Tribunal de Apelaciones de Singapur. El salvoconducto de Raj, que estuvo sentado hasta la semana pasada en el corredor de la muerte, llegó en la forma de un pequeño tatuaje encontrado en el dedo de un recluso con el que se había hecho amigo en prisión: un tatuaje que marcaba la fecha de muerte de un querido hámster fallecido.
En lo que el tribunal calificó como una “coincidencia notable”, el testimonio de Raj acerca de haber recibido el paquete equivocado fue corroborado por su compañero de prisión Mark Kalaivanan Tamilarasan. Antes de que Raj recibiera la pena de muerte, los dos compartieron una hora diaria en el patio de la prisión durante un mes en 2017, antes de convertirse en compañeros de celda en 2018. Durante una conversación en el patio, en la que Raj le contó a Mark sobre su arresto, Mark dijo que estaba en el mismo lugar el mismo día para recolectar “ganja”, pero por accidente recibió una bolsa de “mariposa”.
El tribunal escuchó que la razón por la que Mark recordaba tan vívidamente el 21 de septiembre, la fecha de la supuesta confusión, era porque su mascota, el hámster Patrick, había muerto esa noche. Dijo que estaba “bastante cerca” de su mascota y se había tatuado las palabras “RIP 21.9.15 PAT” en su dedo medio izquierdo unos días después de la muerte del roedor.
En 2020, la fiscalía argumentó que el encuentro de los dos hombres en prisión, junto con el tatuaje de Mark, era demasiado increíble para ser verdad. El tribunal estuvo de acuerdo con la fiscalía en que los dos reclusos tenían “oportunidades más que amplias para coludirse y fabricar la historia que Mark tejió en el tribunal”.
Pero esta decisión fue anulada el viernes, cuando el presidente del Tribunal Supremo de Singapur, Sundaresh Menon, dijo que la evidencia de Mark no debería haber sido rechazada y dijo que hay “una inmensa diferencia entre tener la oportunidad de hacer algo y realmente hacerlo”.
“Mark se estaba implicando efectivamente en un delito muy grave, que en el momento en que prestó declaración, no había sido investigado ni acusado”, dijo. “Tenía mucho que perder y aparentemente nada que ganar al hacer esto, si todo era falso”.
El testimonio de Mark fue interpretado por la defensa de “Raj” como un “golpe de suerte”, pues sin esa declaración hubiera sido más difícil o casi imposible revocar la sentencia de muerte contra el acusado.
“A veces, incluso aplicando todos los principios legales correctos, dos personas que analizan los mismos hechos pueden llegar a conclusiones diferentes”, afirmó Ramesh Tiwary, el abogado de Raj, en declaraciones hechas a Vice.
Singapur tiene algunas de las leyes de drogas más estrictas del mundo, y aquellos que sean atrapados traficando con más de 500 gramos de cannabis están sujetos a la pena de muerte. Pero el enfoque de la ciudad-estado sobre la pena capital ha sido objeto de un escrutinio cada vez mayor en los últimos 12 meses en medio de un creciente movimiento contra la pena de muerte.
Las controvertidas ejecuciones de dos reclusos este año —ambos condenados por separado por traficar pequeñas cantidades de heroína, uno de los cuales se considera que tiene un “funcionamiento intelectual limítrofe” — ha provocado protestas nacionales e internacionales.
El destino de Mark sigue siendo incierto después de su testimonio, en el que le dijo al tribunal que se suponía que debía recolectar el cannabis en nombre de otro conocido a cambio de 100 gramos de hierba gratis. Tampoco está claro cuáles son las sanciones en torno al comercio de “mariposa”, o si Ramadass y Raj enfrentarán nuevos cargos por tráfico de productos de tabaco ilícitos.
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