El informe independiente elaborado por la alta funcionaria Sue Gray sobre las fiestas celebradas en las oficinas del Gobierno británico durante la pandemia (el llamado “Partygate”) insta a que los líderes del país “asuman su responsabilidad” por las infracciones de las reglas anticovid.
El documento - de 37 páginas y acompañado por varias fotos del primer ministro, Boris Johnson, presente en celebraciones- dice que “muchos de esos eventos no deberían haberse permitido” y que “la forma en que se desarrollaron no se ajustaba a la normativa covid en ese momento”.
Gray investigó 16 reuniones a las que asistieron Johnson y su personal en 2020 y 2021 mientras la gente en el Reino Unido tenía prohibido socializar bajo las restricciones del coronavirus impuestas por el gobierno conservador de Johnson. La autoria dijo que había habido “fallos de liderazgo y juicio en el Nº 10″, en referencia a la oficina del primer ministro en Downing Street.
“Aquellos que ocupan los puestos más bajos asistieron a reuniones en las que sus superiores estaban presentes, o incluso las organizaron”, dijo.
Entre los detalles del informe, se denuncia el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, manchas de vino en las paredes y maltrato del personal de seguridad y limpieza. También, se ignoraron las advertencias y hasta hubo declaraciones de sensación de impunidad.
También llamó la atención que una de las fiestas se realizó en la víspera del funeral del príncipe Felipe, y no fue una reunión mesurada: terminó alrededor de las 4.30 de la mañana.
Gray recalcó que la cuestión de medidas disciplinarias o sanciones queda fuera de su ámbito. “Nada de lo que se expone en este informe puede considerarse como una investigación disciplinaria o como las conclusiones de hecho apropiadas para tal fin. Sin embargo, ofrezco una reflexión: aunque no hay excusa para algunos de los comportamientos expuestos aquí, es importante reconocer que los que ocupan los puestos más bajos asistieron a reuniones en las que sus superiores estaban presentes, o incluso las organizaron”, señaló.
Poco después de la publicación, Johnson se presentó en el Parlamento para responder sobre varios temas. “¡Renuncia!”, le gritaron en la Cámara.
“Asumo toda la responsabilidad por todo lo que ocurrió bajo mi vigilancia”, dijo a los diputados en respuesta, señalando que el informe exigía que los líderes políticos y oficiales “asumieran la máxima responsabilidad y, por supuesto, lo hago”.
Sin embargo, Johnson no ha dado muestras de hacer caso a las peticiones de los críticos para que dimita por este asunto.
“Cuando vine a esta cámara y dije con total sinceridad que las reglas y las normas se habían seguido en todo momento, es lo que creía cierto”, dijo el primer ministro, negando así que haya mentido.
Esta defensa representó el pilar de su declaración, pues si una investigación parlamentaria demuestra que mintió a sabiendas a los diputados, se vería obligado a dimitir. Por eso, Johnson insistió en que, pese a que participó brevemente en varias de esas reuniones, sólo se rompieron las reglas anticovid una vez que él ya se había ido, a sus espaldas.
“No tenía conocimiento de cómo siguieron esas reuniones, porque no estaba ahí, pero me ha sorprendido y decepcionado, como al resto de la cámara. Y también me ha horrorizado el trato al personal de seguridad y de limpieza” por parte de los asistentes a las fiestas, aseguró.
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, aseguró en su réplica al primer ministro que el informe de Gray es un “monumento a la soberbia y la arrogancia de un Gobierno que pensaba que había unas reglas para ellos y otras para el resto”. Para el laborista, los “fallos de liderazgo” recogidos en el documento son los mismos que han paralizado al Ejecutivo en medio de la crisis por el coste de la vida.
Una investigación policial separada dio lugar a la imposición de multas a 83 personas, entre ellas Johnson, lo que le convierte en el primer primer ministro británico que ha infringido la ley durante su mandato. El escándalo ha llevado a pedir la dimisión de Johnson.
Ya se disculpó en ese entonces, pero insistió en que no había infringido las normas a sabiendas. Los medios de comunicación británicos y los políticos de la oposición han encontrado esto difícil de cuadrar con los relatos de los miembros del personal sobre las fiestas de “traiga su propia bebida” y los “viernes de vino” regulares en la oficina del primer ministro en el punto álgido de la pandemia.
En enero se publicó una versión parcial del informe de Gray, después de que la policía le pidiera que omitiera detalles para no perjudicar sus investigaciones. El informe provisional criticaba los “fallos de liderazgo y de juicio” que permitieron que se celebraran las fiestas, y describía una operación en Downing Street marcada por el exceso de alcohol y una dinámica disfuncional.
En su declaración ante el Parlamento, Johnson tendrá que explicar por qué dijo previamente a los legisladores que no se celebraron fiestas en Downing Street y que no se infringió ninguna norma.
Los críticos, algunos de ellos dentro del Partido Conservador de Johnson, dicen que el primer ministro mintió al Parlamento. Los ministros que engañan a sabiendas al Parlamento deben dimitir.
Johnson se ha aferrado al poder hasta ahora, en parte porque la invasión rusa de Ucrania desvió la atención pública y política. Algunos conservadores que consideraron la posibilidad de solicitar una moción de censura contra su líder decidieron que sería precipitado expulsar a Johnson en medio de la guerra, que está desestabilizando a Europa y alimentando una crisis del coste de la vida.
El primer ministro obtuvo un nuevo indulto cuando la Policía Metropolitana le comunicó la semana pasada que no recibiría más multas a pesar de haber asistido a varios actos investigados.
Pero las conclusiones de Gray podrían reavivar los llamamientos de los legisladores conservadores a favor de una moción de censura contra el líder que les hizo ganar una amplia mayoría parlamentaria hace poco más de dos años. Según las normas del partido, esa votación se activa si el 15% de los legisladores del partido -actualmente 54 personas- escriben cartas pidiendo una.
Si Johnson perdiera esa votación, sería sustituido como líder conservador y primer ministro. No está claro cuántas cartas se han presentado hasta ahora.
El secretario de Medio Ambiente, George Eustice, defendió el miércoles al primer ministro, pero reconoció que “la frontera entre lo que era aceptable y lo que no lo era se difuminó, y eso fue un error”.
“El propio Primer Ministro lo ha aceptado y reconoce que, por supuesto, hubo fallos y que, por tanto, hay que hacer algunos cambios en la forma de gestionar el lugar”, declaró Eustice a Times Radio.
(Con información de EFE, AFP, AP)