Aumenta todo. Debido a la inflación, que crece a un ritmo que había quedado en el olvido, la disminución del poder adquisitivo esta en la cima de las preocupaciones de los franceses. Entonces, el problema se ha transformado en un asunto de Estado, una urgencia para el reciente mandato renovado del presidente, Emmanuel Macron.
Olivia Grégoire, la flamante portavoz del gobierno, repitió en la televisión nacional que el ejecutivo tomará como prioridad la recomposición del poder de consumo de los compatriotas. Un proyecto de ley de reforma de finanzas se presentará al Consejo de Ministros tan pronto como terminen las elecciones legislativas, confirmó la funcionaria.
La idea es que la nueva Asamblea Nacional pueda evaluar el texto a partir de principios de julio. Hasta entonces, el Ministro de Economía, Bruno Le Maire, habrá hecho todas las consultas. Sin embargo, según las declaraciones, el boceto de esta ley ya tiene forma.
Con muchas medidas en marcha, como el escudo energético, un cheque para la factura eléctrica, un bono de descuento de 18 céntimos por litro en el precio de la gasolina, o la desgravación por inflación de 100 euros para 38 millones de franceses, ahora podrán agregarse nuevos beneficios.
El titular de finanzas analiza una prórroga de la salvaguardia arancelaria sobre la energía, un nuevo dispositivo sobre el precio de los combustibles, el adelantamiento de tasas previstas para 2023, la triplicación del “bono Macron”, un cheque alimentario o la actualización el 1 de julio en lugar del 1 de enero para las pensiones.
Sensible para los franceses, el precio de la reposición de los tanques de los automóviles, algo que empujó a los chalecos amarillos a la calle, tiene actualmente un descuento hasta el 31 de julio. El palacio de Hacienda, ubicado en Bercy, ha confirmado que la medida se prorrogará, sin dar fecha. Sintéticamente adelanta que un dispositivo permanente se impulsará, pero esta vez orientado a los conductores que no tienen más remedio que tomar su automóvil por motivos laborales o profesionales.
En cuanto al bono de alimentación, la norma tuvo luz verde en julio último. El gobierno asegura que estará en funcionamiento en pocas semanas. Alcanzará a unos 8 millones de franceses con ingresos modestos, estudiantes y aquellos que viven por debajo del umbral de la pobreza. Su importe aún no se ha decidido, aunque se especula será entre 50 a 60 euros, según el ministro de Agricultura Julien Denormandie que está a cargo del tema.
Este paquete de ayudas serán la primera gran actuación para el segundo quinquenio de Emmanuel Macron. Gabriel Attal, antes vocero del gobierno, ahora convertido en ministro de Cuentas Públicas fue uno de los funcionarios en explicar los alcances del proyecto para ser presentado al Parlamento “a raíz de las elecciones legislativas “. Este será el primer texto examinado por la nueva Asamblea, para marcar claramente las urgencias.
“Quiero ser claro, todos deben participar en la lucha contra la inflación”, aprovechó el responsable de economía, Le Maire, llamando al empresariado a hacer su parte en la tarea de recomponer los bolsillos franceses.
Pero la emergencia choca con restricciones políticas y regulatorias, lo que complica el cronograma del gobierno. Nadie deja de lado cómo pueden impactar los resultados en las propuestas del gobierno, que al mismo tiempo pide un poco de paciencia para revelar el esquema exacto de las medidas.
El lunes, al término del primer Consejo de Ministros del gobierno de la primer ministra Elisabeth Borne, Olivia Grégoire indicó que el texto sería presentado al Consejo de Ministros antes de las elecciones legislativas. “Tenemos que ir rápido, así que iremos rápido”.
Según voceros del Palacio del Elíseo, las principales líneas y objetivos de este texto deberían ser objeto de una comunicación al Consejo de Ministros antes del 19 de junio. El Gobierno considera que dicha comunicación no es incompatible con el período de reserva legislativo.
Pero el paquete tampoco tiene todas las definiciones y ajustes. Muchas serán objeto de nuevas reuniones interministeriales durante los próximos días. En consecuencia, el gobierno debe mostrarse activo, en especial frente a la ansiedad de los franceses por las alzas de precios.
Olivier Dussopt, el nuevo ministro de Trabajo, también a cargo del expediente de pensiones, indicó que las contribuciones para las personas en retiro se calibrarían a partir del pago del 9 de agosto, que se refiere a las pensiones de julio.
Hay además limitaciones financieras. Para el gobierno las decisiones significan una factura muy pesada. Deben sumarse nuevos esquemas de reparto de utilidades de empresas, el dividendo de los empleados, un programa espeso que debe adecuarse tambien a las reglas que impone el Banco Central Europeo, que intenta que la bola de deuda y déficit no se descontrole en medio de una compleja agenda a nivel global.
Mientras, un estudio sobre el impacto inflacionario advierte: “Lo peor está por venir para los hogares europeos”. Así lo asegura un trabajo de la aseguradora de crédito Allianz Trade a través de un relevamiento sobre la subida de los precios al productor sobre los precios al consumidor en los alimentos. “El aumento de los precios de los productos básicos agrícolas y de la energía, y más recientemente la guerra en Ucrania, apenas comienzan a notarse en los recibos de caja europeos”, adelanta el estudio.
La inflación plantea es un problema, que nadie puede predecir cuando desacelerará. En abril, los precios de los alimentos aumentaron un 3,4%. Institutos de investigación y profesionales prevén una tasa entre el 7% y el 10% para fin de año.