Las presentadoras de TV en Afganistán fueron obligadas a cubrirse el rostro para salir al aire

El gobierno talibán anunció nuevas regulaciones sobre el uso del hiyab y el burqa y afirmó que “la decisión es definitiva y no hay espacio alguno para la discusión en este tema”

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Una presentadora de Tolo News,
Una presentadora de Tolo News, Khatereh Ahmadi, comenzó a cubrirse el rostro hoy pro orden talibán (REUTERS/Ali Khara)

Las presentadoras de los principales canales de televisión afganos salieron al aire este domingo cubriendo sus rostros, cumpliendo una orden de los talibanes un día después de haberla desafiado.

“La decisión es definitiva y no hay espacio alguno para la discusión en este tema”, hizo saber un vocero del Ministerio a la cadena Tolo TV.

(REUTERS/Ali Khara)
(REUTERS/Ali Khara)

A principios de mes, el jefe supremo de los talibanes emitió una orden según la cual las mujeres debían cubrirse completamente en público, incluido el rostro, idealmente con el burka tradicional. Anteriormente, solo una pañuelo que cubriera el cabello era suficiente.

El temido ministerio afgano de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio había ordenado a las presentadoras de televisión que lo hicieran antes del sábado. Pero las mujeres periodistas decidieron no acatar esa orden ayer, y salieron al aire, en directo, sin disimular sus rostros.

Hoy, sin embargo, las mujeres ya llevaban el velo integral, dejando ver sólo sus ojos y su frente a la hora de presentar las noticias en los canales TOLOnews, Ariana Television, Shamshad TV y 1TV.

“Hemos resistido y estamos en contra del uso” del velo integral, dijo a la AFP Sonia Niazi, presentadora de TOLOnews. “Pero TOLOnews ha tenido presiones, (los talibanes) dijeron que cualquier presentadora que apareciera en la pantalla sin cubrirse el rostro debería de asignársele otro trabajo”, afirmó.

Una presentadora de Tolo News,
Una presentadora de Tolo News, Khatereh Ahmadi, se toma un selfie en una sala de prensa mientras se cubre la cara en el canal de televisión Tolo en Kabul, Afganistán, el 22 de mayo de 2022 (REUTERS/Ali Khara)

Aaisha, una conocida presentadora y periodista afgana, dijo en agosto del año pasado en una entrevista a The Guardian que ha visto cómo los esfuerzos de su vida se desmoronan en lo que parecieron segundos.

“Durante muchos años, trabajé como periodista para alzar la voz de los afganos, especialmente de las mujeres afganas, pero ahora nuestra identidad está siendo destruida y no hemos hecho nada para merecer esto”, comentó.

“En las últimas 24 horas, nuestras vidas han cambiado, hemos estado confinados en nuestros hogares y la muerte nos amenaza en todo momento”, dijo.

Los primeros cambios ya se habían hecho notorios en los comienzos del Gobierno talibán con las periodistas extranjeras, que debieron empezar a tapar la cabeza para salir al aire.

En ese entonces, se viralizaron las imágenes que mostraron a corresponsables como Clarissa Ward, de la cadena estadounidense CNN, o Charlotte Bellis, de la televisión qatarí Al Jazeera, mientras reportaban desde las calles de la capital afgana vistiendo el hiyab, un tipo de velo que cubre al menos la cabeza y el pecho y deja el rostro al descubierto.

(REUTERS/Ali Khara)
(REUTERS/Ali Khara)

Cuando los talibán se hicieron en agosto de nuevo con el poder, prometieron respetar los derechos ganados por las mujeres durante los últimos 20 años, pero en la práctica estos se han visto cercenados, con limitaciones varias a la hora de trabajar y estudiar.

El régimen talibán también ha excluido a las mujeres de los puestos de poder político.

Afganistán ya era en 2011 el peor país donde una mujer podía vivir, según una encuesta de la fundación Thomson Reuters, y ahora todo indica que la situación para ellas solo va a empeorar.

FOTO DE ARCHIVO: Mujeres afganas
FOTO DE ARCHIVO: Mujeres afganas desplazadas esperan para recibir la ayuda de la agencia ACNUR frente al centro de distribución en las afueras de Kabul, Afganistán, el 28 de octubre, 2021. REUTERS/Zohra Bensemra/Foto de Archivo

Cuando los talibanes ostentaron el poder entre 1996 y 2001, las mujeres no podían salir de casa sin un acompañante masculino. Tampoco podían trabajar y las niñas no iban a la escuela. Quienes eran acusadas de adulterio eran azotadas y lapidadas hasta la muerte.

(Con información de Europa Press)

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