El opositor Partido Laborista, liderado por Anthony Albanese, ganó este sábado los comicios en Australia, según las proyecciones del recuento de los votos que apuntan a que tendrá que hacer alianzas para formar gobierno.
Las proyecciones de la Comisión Electoral Australiana otorgan 74 escaños a los laboristas -cerca de los 76 que conceden mayoría absoluta-, frente a unos 55 que habría obtenido la coalición liberal-nacional del primer ministro australiano, Scott Morrison, que gobierna al país oceánico desde 2013.
Según este cómputo provisional oficial, con el un 66 por ciento de los votos escrutados, el Partido Verde obtuvo un escaño, al igual que una formación política de centro y otra de ultra derecha, mientras que la próxima Cámara de Representantes contaría con 10 diputados independientes.
Aunque todavía quedan unos 9 escaños por atribuir, el analista Antony Green, de la cadena local ABC, estima que los laboristas no alcanzarán la mayoría absoluta y tendrán que llegar a pactos para gobernar.
De confirmarse estas proyecciones, los laboristas retornarían al poder después de nueve años.
Entre 2007 y 2013, los primeros ministros laboristas Kevin Rudd y Julia Gillard se alternaron el Ejecutivo y protagonizaron un período de inestabilidad gubernamental a raíz de una serie de disputas internas.
Unos 17,2 millones de australianos ejercieron su derecho a voto, alrededor de la mitad de manera anticipada o postal, en unos comicios que han transcurrido sin incidentes.
La campaña electoral ha girado principalmente sobre aspectos económicos y al alza del coste de vida, a raíz de la inflación del 5,1 % -la más alta en décadas-, además del cambio climático y política exterior.
Políticas medioambientales
En un país traumatizado en los últimos años por graves incendios, inundaciones y sequías, los laboristas prometieron impulsar las políticas medioambientales, una de las principales carencias de gobierno conservador.
“Crecí en una comunidad que se ha visto muy afectada por incendios e inundaciones en los últimos cinco años (...) Ver que se hace algo para parar esto sería fantástico”, dijo Jordan Neville, un joven de Melbourne que votaba por primera vez.
El voto es obligatorio en Australia y los abstencionistas se arriesgan a una multa de 20 dólares australianos (14 dólares, 13 euros).
A última hora, los responsables del proceso electoral modificaron la normativa para permitir a un mayor número de personas contagiadas de COVID-19 votar por teléfono en los primeros comicios federales desde el inicio de la pandemia.
(Con información de EFE y AFP)
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