Los mercados financieros no han tenido un buen año, y ha sido aún peor para los criptoactivos: más de la mitad de la capitalización de mercado de las criptomonedas se ha perdido desde el mes de noviembre. El 12 de mayo, bitcoin se negociaba en torno a los USD 29.000, apenas el 40% de su máximo histórico registrado en noviembre; Ethereum se ha desplomado en una cantidad similar.
Así lo asegura un duro artículo publicado en The Economist, en el que se describe la magnitud de la caída de las criptomonedas registrada en los últimos días, y sus consecuencias.
El precio de las acciones de la principal bolsa de la criptoindustria, Coinbase, es la mitad de lo que era hace una semana, cayendo un 26% en un solo día después de que informara ganancias y revelara que los depósitos de los usuarios en su plataforma no estaban necesariamente protegidos en caso de que la empresa quebrara, continúa el artículo de la publicación semanal.
“La liquidación se produjo al mismo tiempo que las acciones tecnológicas, los bonos de alto rendimiento y otros activos de riesgo se desvanecen debido a una nueva suba de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal”.
El artículo afirma además que, aunque gran parte de la tecnología (y la jerga) del mundo cripto sigue siendo desconcertante para la mayoría de las personas en las finanzas tradicionales, lo sucedido en los últimos días lleva el sello de los viejos colapsos financieros de antaño.
Como un ejemplo, se analiza lo sucedido con las stablecoins, “un tipo de criptomoneda vinculada a otra moneda convencional, como el dólar. Éstas son parte del sistema cripto: actúan como un puente entre los bancos convencionales, donde las personas usan dólares, y el mundo blockchain”, donde las personas usan criptomonedas. Los vínculos entre las stablecoins y las finanzas tradicionales generaron preocupación entre los reguladores por el impacto que podrían tener en el sistema financiero.
Todas las stablecoins sumadas valen alrededor de USD170 mil millones, lo que incluye a las grandes como tether and USD coin, y a las más pequeñas y estables como Terra. En mayor o menor medida, todas ellas han estado bajo presión el 12 de mayo, lo que hace a The economist afirmar que los hechos se asemejan a las crisis de confianza que han precedido a todas las corridas bancarias de la historia.
Cada stablecoin tiene un mecanismo para mantener su referencia. El método más simple (y más seguro) es mantener un dólar en una cuenta bancaria, o en activos líquidos seguros como letras del Tesoro, por cada token de stablecoin.
Algunas stablecoins como terra también son llamadas “monedas estables algorítmicas” porque utilizan un proceso automatizado para respaldar la vinculación o referencia.
Pero su principal diferencia es la forma en la que están respaldadas. Terra está respaldada por luna, una criptomoneda emitida por la misma empresa que emite terra. La teoría detras de esto era que los poseedores de terra siempre podían canjearla por el valor de un dólar en luna. Hace una semana, cuando luna se cotizaba a USD 85 por unidad, un poseedor de terra podía canjearla por 0,0118 lunas. El sistema automatizado permitía crear más luna cuando un poseedor de terra quería canjear. Si, por alguna razón, terra se cotizaba a menos de USD 1, los árbitros se lanzarían a comprar un terra, lo canjearían por luna y lo venderían para obtener una ganancia.
Según The Economist, este sistema funcionó bastante bien mientras luna tenía algún valor de mercado. Pero el 9 de mayo el precio de la luna empezó a bajar. El 10 de mayo valía alrededor de USD 30 y al día siguiente cayó a menos de USD 1,50. Actualmente cotiza a unos 3 céntimos. A medida que cayó la luna, la gente también comenzó a vender terra, y los arbitros no se lanzaron en picada a salvar la referencia, que terminó rompiéndose.
No está claro qué pasará con terra ahora. Pero lo que sí se sabe es que la percepción de que estos stablecoins podrían no ser tan estables dañó la confianza en ellos y tendrá aún más efectos.
Con todo, la revista especializada admite que un factor positivo fue que la huida de las monedas estables no ha sido indiscriminada, lo que repite lo que sucedía en el pasado con las corridas bancarias: los depositantes huían de los bancos malos hacia los buenos.
Aún así, el fracaso del sistema de terra y luna no llegó en un momento propicio. Que la derrota de las criptomonedas haya causado problemas a las stablecoins, una parte central de la infraestructura criptofinanciera, puede ser un mal augurio para la capacidad de recuperación del sistema en general. Y están surgiendo tensiones en el sistema financiero tradicional.
“La era del dinero gratis en Estados Unidos ha llegado a su fin y están apareciendo grietas en todo tipo de mercados financieros”, culmina el artículo.
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