Él no soñaba con ser presidente, pero su madre tuvo claro que lo sería desde su infancia. La histórica victoria electoral de Bongbong, hijo de Ferdinand e Imelda Marcos, protagonistas de la “dictadura conyugal” que desfalcó Filipinas hace casi 40 años, cumple el deseo de su progenitora de que la familia regrese al palacio presidencial sin apenas pagar por los crímenes del pasado.
“Cualquier logro así de grande no es resultado del trabajo de una sola persona. Involucra a muchas. A todas, gracias”, dijo Ferdinand –Bongbong- Marcos antes de la medianoche del lunes, cuando los recuentos preliminares le daban por ganador.
Horas después, con el 96 por ciento de votos escrutados en el recuento provisional , se confirmaba la histórica victoria del hijo de Imelda y Ferdinand Marcos, doblando en papeletas a su principal contrincante, la abogada de derechos humanos y actual vicepresidenta, Leni Robredo.
El triunfo de Bongbong tiene sus raíces en los planes de Imelda, corresponsable de las ignominias ocurridas durante el mandato de su marido (desde 1965 hasta que una revuelta los forzó al exilio en Hawai en 1986); ella es la sombra detrás de la candidatura de su hijo, un político improbable por su falta de carisma y virtudes si no fuera por su ilustre apellido.
Único hijo varón del matrimonio, se crió junto a sus tres hermanas rodeado de lujos mientras sus padres expoliaban al erario público entre 5.000 y 10.000 millones de dólares, según las investigaciones de una comisión filipina creada tras el derrocamiento de un régimen que impuso la ley marcial y encarceló, torturó y asesinó a miles de filipinos.
VAGO Y DESPREOCUPADO
El próximo presidente de Filipinas, de 64 años, conocido aún por su apodo infantil Bongbong, sacó especial partido de la fastuosa vida familiar.
El Bongbong joven adquirió fama de organizar las mejores fiestas de Manila, llegándose a conocer Calauit, la isla privada de Imelda -a la que ésta hizo trasladar docenas de animales exóticos desde África- como el “safari de Bongbong”, donde celebraba encuentros surrealistas.
Al contrario que su padre, abogado de prestigio antes de ser presidente, su trayectoria académica es un cúmulo de fracasos. “Es vago y despreocupado”, escribió el dictador de su vástago en su diario.
Una vida epicúrea en la que no encajaba la excelencia académica: Marcos hijo se matriculó en la Universidad de Oxford para estudiar filosofía, política y economía, pero no llegó a licenciarse. Tampoco finalizó después un máster en la Escuela de Negocios Wharton de EEUU.
Pero su futuro, currículum aparte, ya estaba pensado. Aunque Ferdinand Jr. afirmó en 2015 no levantarse “cada mañana pensando” en política, antes de presentarse a la vicepresidencia ese año –cargo que perdió frente a Leni Robredo-, aseguró entonces que Imelda había querido “que sea presidente desde que tengo tres años”.
“Bongbong Marcos es muy dependiente de su madre. Creo que es el deseo de su madre que se presentara a presidente, pero él es muy incompetente”, afirma a EFE Julius Trajano, analista de política filipina de la Escuela Rajaratnam de Estudios Internacionales de Singapur.
Una presunta incompetencia que no le ha impedido ocupar puestos políticos desde que regresó del exilio en 1991 junto a su madre y hermanas, dos años después de que muriera el dictador. Desde entonces, ha sido diputado en el congreso, gobernador de Ilocos Norte, el feudo familiar, senador y, ahora, el sucesor de Rodrigo Duterte en la presidencia.
Su madre, de 92 años, tampoco se ocultó a su regreso del exilio, presentándose sin éxito a la presidencia en 1992 y ocupando cargos de diputada después, si bien ya en la senectud concentró su energía en llevar al Palacio presidencial de Malacañang a su hijo, y a ella de paso como matriarca.
Tras la supuesta ineptitud de Bongbong, que ha mantenido un perfil bajo en campaña sin apenas conceder entrevistas ni participar en debates que pudieran exponer su poca elocuencia, hay más mujeres además de Imelda: su hermana Imee, senadora y con fama de animal político, y su mujer, Louise Araneta, a quien sus allegados describen como más sagaz y profesional que su marido.
Su matrimonio con Araneta, con quien tiene tres hijos –uno de ellos dedicado a la política-, parece ser de los pocos gestos de rebeldía de Bongbong, al ser ella pariente de la expresidenta Corazón Aquino, archienemiga de los Marcos por su rol prominente en las protestas que derrocaron su régimen.
Por lo demás, Bongbong, condenado por evasión fiscal en 1995, se ha mantenido siempre leal a su familia y ha defendido su inocencia, pese a los al menos 40 casos judiciales que investigan su fortuna. La misma Imelda fue condenada a 42 años de cárcel por corrupción en 2018, si bien no ha ido a prisión pues se espera la resolución sobre su apelación.
FRENAR INVESTIGACIONES SOBRE EL EXPOLIO
Sin programa político claro, descrito bajo un eslogan de “unidad” tras la covid-19, tildado de vacuo por sus oponentes, y con un carácter afable que hace que pocos crean que gobernará con el mismo puño de hierro que su padre, solo algo se vislumbra con claridad de su mandato: que lo utilizará para frenar las investigaciones sobre la ilícita fortuna familiar.
“La única dirección clara que tomará es la de proteger la fortuna oculta de su familia”, asegura a EFE Trajano, quien dice que será posible, ya que, como presidente, supervisará la comisión (PCGG, por sus siglas en inglés) que investiga los desmanes de la familia.
“Echo de menos la influencia de ser primera dama”, dijo Imelda en el documental sobre su vida “The Kingmaker” (“El Poder en la Sombra”), emitido en 2019. Tres años después, con su hijo a punto de abrirle de nuevo la puerta de Malacañang, su comentario tiene más de advertencia que de confesión.
(Con información de EFE)
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