Brutal ataque a Odessa: Putin volvió a usar sus misiles hipersónicos de última generación Kinzhal en Ucrania

Moscú quiere tomar el sur del país vecino y está gastando allí sus reservas de armas modernas. Kiev cree que en otros sitios han lanzado modelos soviéticos obsoletos que fallan el objetivo e impactan contra la población civil

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La devastación causada por un bombardeo ruso en Odesa (State Emergency Service of Ukraine via REUTERS)
La devastación causada por un bombardeo ruso en Odesa (State Emergency Service of Ukraine via REUTERS)

Rusia empleó algunas armas de precisión de última generación en Odessa, el principal puerto de Ucrania, en concreto misiles Kinzhal, o “Daga”, un tipo de misil hipersónico aire-tierra, dijeron este martes fuentes ucranianas.

En la tarde del lunes ya fueron disparados tres misiles Kinzhal desde un avión estratégico Tu-22 en la región de Odesa, en un ataque en el que resultaron heridas dos personas y fueron destruidos al menos cinco edificios que forman parte de la infraestructura turística de esta ciudad.

Posteriormente, las fuerzas rusas también lanzaron otros siete misiles desde el aire que golpearon un centro comercial y un almacén. Una persona murió y cinco resultaron heridas en el ataque al centro comercial, indicó el ejército.

Las tropas de Putin castigan el último puerto ucraniano sobre el Mar Negro

El uso de los Kinzhal también fue confirmado por el Centro de Estrategia de Defensa, un grupo de estudios ucraniano que sigue la guerra.

Cómo es el Kinzhal

El misil hipersónico Kh-47M2 Kinzhal, que en ruso significa “daga” y tiene la capacidad de volar a Mach 5 o cinco veces la velocidad del sonido en algunas versiones y en otras hasta Mach 10. Además, puede cargar una bomba convencional de 1000 kilos o una ojiva nuclear y tiene el alcance de fuego de hasta 2000 kilómetros, la distancia entre Buenos Aires y Santiago de Chile o San Pablo.

El Kinzhal, un misil balístico hipersónico que tienen la capacidad de maniobrar en el aire, por lo que es muy difícil de detectar o neutralizar por parte de los sistemas de defensas antimisiles. Es una versión modificada del misil Iskander de Rusia que ya ha sido utilizado en el conflicto Rusia-Ucrania varias veces.

Hasta ahora, había sido sólo una vez, a finales de marzo, para destruir un depósito de municiones en el oeste de Ucrania.

A diferencia de los misiles balísticos, los misiles hipersónicos pueden cambiar su trayectoria y desviarse si es necesario. Esto los hace más evasivos, más amenazantes y más letales. “Las maniobras del misil en las velocidades que exceden varias veces la velocidad del sonido le permiten eludir de manera confiable todos los sistemas de defensa aérea y antimisiles balísticos que existen o se están desarrollando”, dijo en 2018 el Comandante en Jefe de la Fuerza Aeroespacial, Sergei Surovikin.

Moscú afirma que sus letales cohetes “Kinzhal” no pueden ser detenidos por los sistemas occidentales de defensa antimisiles.

Misiles agotados

Pese al uso de nuevos armamentos, funcionarios ucranianos, británicos y estadounidenses advierten que, por otro lado, Rusia está gastando rápidamente sus reservas de armas de precisión y podría no poder fabricar más con rapidez, lo que aumenta el riesgo de que emplee cohetes no guiados conforme se alarga el conflicto. Eso podría aumentar las bajas civiles y otros daños colaterales.

De hecho, los militares ucranianos hicieron constar que creen que las “reservas de misiles del enemigo obviamente se están agotando, ya que se están usando modelos soviéticos viejos con una guía fallida, dada su antigüedad”. En su opinión, el ejército invasor, “en su búsqueda de instalaciones estratégicas, maneja misiles obsoletos” que no impactan en los objetivos previstos, por lo que resultan especialmente peligrosos para la población.

Un técnico ruso ajusta el misil hipersónico para ser disparado en Ucrania (REUTERS)
Un técnico ruso ajusta el misil hipersónico para ser disparado en Ucrania (REUTERS)

Aunque no alcance el objetivo de cortar el acceso de Ucrania al Mar Negro -y no parece tener las fuerzas para lograrlo- los ataques de misiles que sigue sufriendo Odesa reflejan la importancia de la ciudad como núcleo estratégico de transportes.

El ejército ruso ha atacado varias veces el aeropuerto de la ciudad y afirma haber destruido varios cargamentos de las armas occidentales que han sido cruciales para la resistencia ucraniana.

Odessa, el puerto más grande de Ucrania, es también un importante punto de salida de los cargamentos de grano y el bloqueo ruso sobre la ciudad ya amenaza el suministro global de alimentos. La ciudad es una joya cultural apreciada por rusos y ucranianos y con un gran simbolismo.

Los últimos ataques se producían el mismo día en el que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, celebró el feriado patriótico más importante de su país sin poder presumir de nuevos éxitos en el campo de batalla. El mandatario vio desfilar a las tropas y equipamiento militar por la Plaza Roja de Moscú en el Día de la Victoria, que conmemora el papel de la Unión Soviética en la derrota de la Alemania nazi en 1945.

Ante los problemas de las fuerzas rusas para ganar terreno en el Donbás, analistas militares sugirieron que atacar Odessa podría servir para aumentar su preocupación sobre el suroeste de Ucrania y obligar a Kiev a destinar más tropas allí. Eso alejaría sus fuerzas del frente oriental, donde el ejército contraataca cerca de la ciudad de Kharkiv y trata de empujar al contingente ruso al otro lado de la frontera.

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