Luego de haber recibido fuertes críticas por su postura respecto a la importación de gas ruso, Alemania, uno de los países europeos más dependientes de Moscú para su energía antes de la guerra en Ucrania, se comprometió a independizarse “para siempre”.
“Estamos reduciendo decididamente nuestra dependencia de la energía rusa a cero, para siempre”, afirmó este martes la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, durante su visita a Kiev.
Estas palabras de la funcionaria tienen lugar horas después de que la agencia Reuters informara el lunes que el Gobierno alemán se está preparando para cualquier interrupción repentina del suministro de gas ruso con un paquete de medidas de emergencia que podría incluir la toma de control de empresas esenciales, según confiaron tres personas familiarizadas con el asunto.
Los preparativos dirigidos por el Ministerio de Economía alemán muestran el elevado estado de alerta sobre el suministro del gas que alimenta la mayor economía de Europa, fundamental para la producción de acero, plásticos y automóviles.
El gas ruso representó el 55% de las importaciones de Alemania el año pasado y Berlín ha recibido presiones para que ponga fin a una relación comercial que, según los críticos, está ayudando a financiar la guerra de Rusia en Ucrania.
La dependencia de la mayor economía de Europa de las importaciones de petróleo ruso ha descendido en las últimas semanas al 12%, frente al 35% anterior, y la vinculada al carbón al 8% frente al 50% hasta ahora, según reportó semanas atrás el Ministerio de Economía en un informe. La dependencia del gas ruso, en tanto, sigue siendo elevada, aunque también ha descendido, hasta el 35% frente al 55% anterior al estallido de la invasión rusa el 24 de febrero.
Alemania ha dicho que quiere desprenderse de los suministros rusos, pero espera seguir dependiendo en gran medida de Moscú para el gas hasta mediados de 2024.
No está claro si se producirá una interrupción brusca. Las autoridades dijeron que Alemania quiere evitar una escalada de la situación, por ejemplo mediante el apoyo a un embargo de gas de la Unión Europea, habiendo apoyado ya las sanciones contra Moscú sobre el carbón y el petróleo.
Pero las autoridades alemanas temen ahora que Rusia pueda cortar los flujos de gas unilateralmente y quieren ser capaces de hacer frente a esta situación.
Aunque se ha establecido un marco general y el Gobierno alemán está decidido a ayudar, los detalles de cómo se pondrá en marcha el plan están siendo discutidos en la actualidad, indicaron las fuentes.
Agregaron que el Ejecutivo respaldaría la concesión de más préstamos y garantías para apuntalar a las empresas del sector energético, ayudándolas a hacer frente a la subida de los precios, y podría tomar bajo su tutela a empresas esenciales, como las refinerías.
Preguntado por las medidas, el Ministerio de Economía alemán remitió a las declaraciones de su titular, el vicecanciller Robert Habeck, en el sentido de que el país ha hecho “intensos esfuerzos” en las últimas semanas para reducir su uso de energía rusa.
El mes pasado, Berlín aprobó un cambio legal que le permite tomar el control de las empresas energéticas como último recurso.
Ahora está discutiendo cómo podría utilizar la medida en la práctica, como por ejemplo tomando el control de la refinería PCK operada por la rusa Rosneft en Schwedt, cerca de Polonia, dijeron dos de las fuentes. Esta refinería representa la mayor parte de las importaciones de petróleo ruso que le quedan a Alemania y podría verse afectada por un embargo al petróleo por parte de la Unión Europea.
¿Nacionalización de la energía?
Una de las fuentes comentó que la nacionalización de las empresas energéticas es una opción que se está considerando, pero que tendría que sopesarse cuidadosamente y justificarse con el fin de asegurar el suministro de energía y no para castigar a Rusia.
Alemania también podría tomar participaciones en otras empresas, dijeron dos personas familiarizadas con el asunto. En 2018, hizo un movimiento similar cuando el banco estatal de desarrollo KfW compró el 20% del operador de redes de energía 50Hertz para rechazar una oferta de la empresa china State Grid.
El paquete final de emergencia del Gobierno alemán aún no se ha concretado. Una de las personas advirtió que la toma de participaciones minoritarias en empresas y la intervención en la refinería de Schwedt siguen siendo objeto de debate, pero no se han decidido.
Las autoridades alemanas también están examinando cómo el KfW puede aliviar la presión sobre empresas esenciales apoyándolas con más préstamos, o líneas de crédito de emergencia que podrían utilizar si los precios de la energía se disparan y provocan costosas ‘margin calls’ -peticiones de más garantías para la operativa de riesgo- en sus posiciones de mercado.
A principios de este año, el KfW ayudó a la empresa energética alemana Uniper, a VNG, la división de gas de EnBW, y al operador de centrales eléctricas de carbón Leag a hacer frente a la volatilidad de los mercados energéticos.
Alemania también está estudiando cómo racionar el gas en caso de emergencia. Su organismo regulador está estudiando la posibilidad de dar prioridad a la industria sobre los hogares, lo que supondría una inversión de la política actual, según la cual las empresas serían las primeras en quedarse sin suministro.
Los debates se desarrollan en el marco de la guerra en Ucrania y de un enfrentamiento cada vez más intenso entre Moscú y Bruselas, que ha apoyado duras sanciones para aislar a Rusia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, manifestó el lunes en un desfile de sus fuerzas armadas que están luchando por su país, pero no ofreció ninguna pista sobre la duración de su invasión de Ucrania, que el Kremlin califica de “operación militar especial”.
Espiral económica
La empresa estatal rusa Gazprom interrumpió el mes pasado las exportaciones de gas a Polonia y Bulgaria después de que éstas se negaran a pagar en rublos, pero el Kremlin ha rechazado las acusaciones de la Comisión Europea de que Moscú estaba utilizando el suministro de gas natural como chantaje.
El Kremlin y Gazprom han dicho en repetidas ocasiones que Rusia es un proveedor de energía fiable.
Después de respaldar con dudas las sanciones sobre el carbón y el petróleo, Berlín también quiere trazar ahora una línea con el gas, dijeron cuatro fuentes.
Al Gobierno alemán le preocupa que al frenar también el gas los precios se disparen, lo que permitiría a Moscú sacar provecho de las ventas fuera de la UE y, por tanto, seguiría sin agotar sus arcas de guerra.
Las fuentes señalaron que Alemania está llegando al límite de las sanciones que puede imponer sin desencadenar una espiral económica, y que incluso los miembros de la coalición gobernante que apoyan incondicionalmente la penalización de Moscú se muestran reacios a imponer sanciones al gas.
Berlín también se ha dejado influir por los líderes de la industria alemana, incluidos los jefes de sus mayores empresas cotizadas y los representantes de las empresas vinculadas a Rusia, que se han reunido periódicamente y han presionado a las autoridades para que no prohíban el gas, dijo una fuente con conocimiento del asunto.
Los directivos de las empresas han comunicado a Berlín que se están preparando para reducir sus vínculos energéticos con Rusia en cualquier caso, pero han pedido al Gobierno alemán que no les obligue a hacerlo inmediatamente, dijo una segunda persona familiarizada con esas conversaciones.
(Con información de Reuters / Por John O’Donnell)
Seguir leyendo: