Un grupo de estudiantes construyó en 1962 un túnel bajo el muro de Berlín por el que 29 personas huyeron de la República Democrática Alemana (RDA), una trepidante historia que “El túnel 29″, de la periodista británica Helena Merriman, que la editorial Penguin Books edita ahora en español, recrea en un tiempo de nuevos muros y nuevas guerras en Europa.
La autora entrevistó a los protagonistas de esta aventura y buceó para su investigación en miles de documentos de la policía secreta alemana -la Stasi-, para reconstruir en su libro uno de los episodios más extraordinarios de la historia de Berlín.
”Quería contar una historia que explorase qué ocurre cuando construyes un muro en un país o en una ciudad, por las experiencias que he vivido como periodista”, cuenta a Efe la autora, que antes de publicar su libro lanzó un podcast en 2019 sobre este mismo tema para BBC Radio 4 con más de seis millones de oyentes.
”He trabajado en muchos países en el mundo en los que he visto de primera mano a gobiernos construir muros o barreras para tratar de mantener a la gente dentro o fuera. Setenta países -esto es un tercio del mundo- tienen algún tipo de muro o barrera”, precisa Merriman. “Así que sí, sentía que era una historia muy moderna”, añade.
Construido en 1961 por las autoridades de la Alemania del este, el muro de Berlín tenía como objetivo impedir que los berlineses del sector soviético siguieran huyendo hacia el lado occidental y poniendo en peligro el futuro del país.
Merriman detalla en su libro las historias de aquellas personas que arriesgaron sus vidas para cruzar el telón de acero en una ciudad que de la noche a la mañana quedó dividida en dos por la “franja de la muerte” que, pese a todos los obstáculos, miles de personas lograron sortear en sus primeros años.
A medio camino entre un libro de historia y un “thriller” de espías, “El túnel 29″ es un repaso por la historia de Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la caída del muro en 1989, contada a través de los ojos de sus protagonistas.
Uno de ellos es Joachim Rudolph, que tan sólo era un niño cuando acabó la guerra, y que cuando creció se sintió atrapado por un régimen de vigilancia y represión que necesitaba construir un muro para evitar que sus ciudadanos escapasen al otro lado de la frontera.
El joven Joachim, junto con otros estudiantes, pasó cuatro meses bajo tierra excavando un túnel de 132 metros para conectar una fábrica en Berlín Occidental con el sótano de un edificio en el este, por el que huyeron 29 hombres, mujeres y niños.
La proeza de este grupo de jóvenes, que corría el riesgo permanente de quedar sepultados bajo tierra o de ser descubiertos por las autoridades de la RDA, fue filmada por un equipo de la televisión estadounidense NBC para un documental que tuvo que sortear los intentos de Washington por hacerlo desaparecer.
”Lo que me gustaría que este libro hiciera es plantear la pregunta de por qué recurrimos a los muros como una solución política cuando hemos visto que no funcionan. Bueno, de alguna manera funcionan. Algunos dirán que el muro de Berlín fue exitoso, porque consiguió mantener a Alemania del este viva mucho más de lo que hubiera durado”, señala Merriman.
”Pero creo que lo que encontramos con todos estos muros es que, donde sea que se construyan, la gente siempre encuentra formas para sortearlos, porque no resuelven el problema político subyacente”, afirma la autora, que añade que “el túnel es una especie de metáfora que ilustra hasta dónde está la gente dispuesta a llegar para conseguir su libertad”.
Los voluntarios de la asociación Berliner Unterwelten han recreado algunos de estos conductos, por los que escaparon entre 300 y 400 personas a principios de la década de los 60, junto a la Bernauer Strasse de Berlín, bajo la que discurría este túnel en concreto.
Aún quedan restos del muro en dicha calle, que en su día dividía una ciudad protagonista de la Guerra Fría, un conflicto que ahora parece que vuelve a resurgir a miles de kilómetros, en suelo ucraniano.
”Creo que en cierta manera ésta es una historia que necesitamos ahora mismo. Es una historia para nuestro tiempo, no solo por la relevancia histórica de lo que estamos viendo con Putin en Ucrania, sino también porque es una historia de esperanza, y creo que la necesitamos”, concluye la autora.
(con información de EFE)
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