El primer ministro de Israel, Naftali Bennett, condenó las declaraciones del canciller ruso, Serguei Lavrov, quien en la víspera afirmó que el líder nazi Adolf Hitler “tenía sangre judía”, como argumento para justificar sus acusaciones contra los líderes ucranianos.
“Mentiras como éstas pretenden culpar a los propios judíos de los crímenes más terribles de la historia, que se cometieron contra ellos, y así liberar a los opresores de los judíos de su responsabilidad”, lamentó el mandatario israelí.
“Como ya he dicho, ninguna guerra actual es el Holocausto ni se parece al Holocausto. La utilización del Holocausto del pueblo judío como arma política debe cesar inmediatamente”, añadió Bennett, quien dijo que estaba “conmocionado”.
Varias figuras del arco político y social israelí habían condenado las afirmaciones de Lavrov. “Zelensky, esgrime este argumento: ¿cómo puede estar presente el nazismo (en Ucrania) si él mismo es judío? (...) Puedo equivocarme, pero Hitler también tenía sangre judía”, argumentó el canciller ruso.
“Los comentarios del ministro Lavrov son escandalosos, imperdonables y un horrible error histórico”, condenó el canciller israelí, Yair Lapid en una breve declaración, y dijo que se había convocado al embajador ruso en Israel para “aclaraciones”.
El presidente de Yad Vachem, el memorial israelí de la Shoá, Dani Dayan, también condenó las declaraciones de Lavrov, diciendo que eran “comentarios infundados, delirantes y peligrosos que merecen ser condenados”.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, lamentó que “Lavrov no pueda esconder el antisemitismo profundamente enraizado en las élites rusas”. “Estas declaraciones son ofensivas para el presidente Zelenski, para Ucrania, Israel y para el pueblo judío”, agregó en Twitter.
El consejero de la presidencia ucraniana Mijailo Podoliak denunció las declaraciones como “antisemitas” y afirmó que “son la prueba de que Rusia es sucesora de la ideología nazi”.
El portavoz del gobierno alemán Steffen Hebestreit tachó la declaración como “absurda” y dijo que la “propaganda rusa difundida por Lavrov no merece ser comentada”.
Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, Israel ha tratado de mantener un delicado equilibrio entre Kiev y Moscú, con una postura moderada ante Rusia debido a su alianza estratégica en Medio Oriente, donde el Estado judío se coordina con Moscú para atacar posiciones proiraníes en Siria.
A su vez, tampoco ha aplicado sanciones a Rusia ni ha entregado armamento a Ucrania, pese a que sí envió ayuda humanitaria, acogió a refugiados ucranianos y también a población ucraniana de origen judío con derecho a ciudadanía israelí. Pero las palabras de Lavrov desataron la indignación.
En un discurso a fines de marzo ante los miembros del Parlamento israelí, Zelensky pidió a Israel que “tomara una decisión” de apoyo a Ucrania contra Rusia y solicitó el suministro de armas.
(Con información de AFP)
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