Hasta ayer Kiev parecía una capital de un país que no estaba en guerra. La gente salía a comer y había movimiento normal. Sin embargo, esa calma se rompió. Los tres misiles rusos que cayeron cuando António Guterres -secretario general de la ONU- estaba reunido con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, asesinaron a la periodista Vira Hyrych, que al momento del ataque estaba en un edificio ubicado en el barrio de Shevchenkivskyi.
Sobre una fábrica de tanques abandonada cayeron dos misiles. Un tercero fue interceptado y varias esquirlas cayeron en un edificio, que estaba prácticamente deshabitado. Hyrych estaba en el edificio, le cayó una esquirla del misil y murió en el acto.
Las esquirlas del tercer misil también dejaron heridos y destruyeron tres autos que estaban estacionados y una clínica odontológica. La clínica estaba en funcionamiento, pero quedó inutilizada por el ataque ruso. Los daños son importantes y llevará tiempo repararlos.
Este viernes, el Kremlin intentó explicar el ataque. Dijo que fue de “alta precisión” y que apuntaba a instalaciones militares, sin dar mayores detalles. La realidad es que algo falló: si no fue la puntería, fue la inteligencia, porque la fábrica de tanques a la que estaban dirigidos los proyectiles está en desuso.
El presidente Zelensky se dio cuenta de que era mucho más útil pedir armamento a países aliados que fabricarlo, porque las armas que llegan desde Occidente son un blanco móvil, mientras que las fábricas instaladas en territorio Ucrania podrían ser destruidas tarde o temprano por los bombardeos rusos. Por eso estas instalaciones -que ya habían sido atacadas antes- estaban desactivadas.
Gutérres no podía creer este ataque. Pasó la noche en Kiev y luego se fue de regreso a Polonia, en lo que parece ser la parte final de una gira que lo llevó a visitar al presidente turco Recep Tayyip Erdogan en Estambul, al canciller ruso Serguei Lavrov y al presidente Vladimir Putin en Moscú, y al presidente Volodimir Zelensky en Kiev.
El entorno de Zelensky tampoco podía entender lo ocurrido porque había una tregua tácita y una visita de la jerarquía de Guterres. Pero en medio de esa gestión negociadora, Putin envió tres misiles a la capital ucraniana.
La víctima mortal trabajaba para Radio Free Europe/Radio Liberty, de Estados Unidos, informó el Instituto de Información de Medios (IMI) en su página web. La noticia la confirmó al IMI la editora jefe del servicio ucraniano de Radio Liberty, Inna Kuznetsova.
“El cuerpo de Vira fue encontrado el 29 de abril mientras se desescombraba una casa en el distrito de Shevchenkivskyi (Kiev). Durante el bombardeo, el cohete impactó en el apartamento de la periodista”, agregó Kuznetsova.
El edificio de 25 pisos fue parcialmente destruido como resultado del bombardeo ruso, aseguraron, por su parte, los Servicios de Emergencia de Ucrania.
El bombardeo en Kiev también ha ocasionado diez heridos.
“Los rescatistas, que continúan inspeccionando y limpiando los escombros del edificio residencial en el distrito de Shevchenkivskyi golpeado ayer, acaban de encontrar el cadáver”, anunció esta mañana el alcalde de Kiev, Vitaliy Klitschko, en su cuenta de Telegram, tras descubrir los restos de la periodista.
Las autoridades rusas aseguraron hoy que en el ataque a Kiev destruyeron con misiles de largo alcance y de “alta precisión” las instalaciones de la empresa de la industria espacial y de cohetes Artem, sin precisar cuántos cohetes lanzaron ni el número total de objetivos en la ciudad.
Tras el ataque de este jueves, el alcalde denunció que los bombardeos rusos han provocado ya más de cien muertos en la ciudad.
El ejército ruso, que inició la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero, había dejado de bombardear la ciudad de Kiev y sus alrededores en las últimas semanas para centrarse en establecer el control en el este y sur del país.
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