El temor a una posible agresión rusa en Moldavia está en aumento después de que las autoridades prorrusas de Transnistria hayan denunciado varios ataques en su territorio, que muchos expertos ven como operaciones de falsa bandera para justificar actos de desestabilización.
”Es evidente que se trata de una provocación por parte de los servicios secretos de Transnistria, que están subordinados al FSB ruso”, dijo a la agencia EFE en referencia a la inteligencia rusa (ex KGB) el analista político moldavo Victor Ciobanu, que justifica su afirmación con varios elementos.
Por una parte, explicó Ciobanu, ninguno de los ataques -contra la sede del servicio secreto, en un aeródromo, contra antenas obsoletas de telecomunicaciones y cerca de un depósito de armas- causó víctimas o tuvo consecuencias importantes.
Además, las autoridades separatistas han responsabilizado a Ucrania de estos ataques, pese a que no existen indicios y Kiev ha negado cualquier implicación en los hechos.
Dónde es Transnistria y cuál es su estatus actual
La región predominantemente de habla rusa encajada entre el río Dniéster y la frontera con Ucrania se separó de Moldavia después del colapso de la Unión Soviética.
En 1992, los separatistas libraron una guerra con el gobierno pro-occidental de Moldavia, que terminó con cientos de muertos y la intervención del ejército ruso del lado de los rebeldes.
En un referéndum de 2006 -que no fue reconocido por la comunidad internacional-, el 97,1% de los votantes apoyó unirse a Rusia, lo que asestó un duro golpe a las esperanzas de Moldavia de seguir a Rumania y otros estados ex comunistas de Europa del Este en incorporarse a la la Unión Europea.
Tensión diplomática
Estos incidentes se producen después de que Moldavia protestara la semana pasada por unas declaraciones del general ruso Rustám Minnekáev en las que aseguraba que Rusia aspira a ocupar todo el sur de Ucrania hasta llegar a Transnistria.
El general también repitió sobre Transnistria uno de los argumentos del Kremlin para justificar la invasión de Ucrania: la supuesta “opresión” de la población rusófona, mayoritaria en este territorio rebelde que es formalmente parte de Moldavia pese a ser un Estado de facto desde 1991.
Se calcula que Rusia tiene estacionado de forma permanente en Transnistria un contingente de unos 1.500 efectivos, además de varios depósitos de armas.
Según analistas consultados por EFE, Rusia podría haber activado a estas tropas para que participaran desde el oeste en la toma del puerto ucraniano de Odesa, a menos de 100 kilómetros de Transnistria.
Tras convocar el martes al Consejo Supremo de Seguridad, la presidenta de Moldavia, la europeísta Maia Sandu, atribuyó los ataques a “tensiones entre fuerzas del interior de la región” de Transnistria, y anunció un aumento de las medidas de vigilancia.
La principal preocupación entre las élites moldavas es que el Kremlin intente establecer un gobierno leal a Moscú liderado por la oposición prorrusa.
Según el ex primer ministro moldavo Ion Sturza, Rusia ha renunciado por ahora a la idea de conectar los territorios que ocupa en Ucrania con Transnistria, pero sigue aspirando a recuperar el control sobre Moldavia a través de un cambio de régimen que no implique el uso de la fuerza.
Protestas y elecciones anticipadas
Los actos de desestabilización necesarios para el éxito de la operación consistirían en protestas en la capital “bajo el pretexto de la subida de precios, de la caída del nivel de vida y de la incapacidad del Gobierno de garantizar la seguridad de los moldavos”, indica Sturza.
Según la hoja de ruta a la que alude, las manifestaciones llevarían a la convocatoria de unas elecciones anticipadas en las que se impondría la oposición prorrusa para devolver a Moldavia a la esfera de influencia de Moscú.
Sturza tiene dudas sobre el entusiasmo de la ciudadanía por este tipo de protestas.
”El plazo que se ha marcado es de un máximo de tres meses”, explica el ex primer ministro, que cita a diplomáticos y a altos cargos de la administración moldava como fuentes de estas informaciones.
Un momento propicio para la movilización de los prorrusos podría ser el 9 de mayo, Día de la Victoria en el que Rusia y sus simpatizantes en países como Moldavia celebran el triunfo de la Unión Soviética sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial con un desfile militar.
La edición de este año tendrá lugar justo después de la prohibición por parte del Parlamento moldavo de la Cinta de San Jorge y otros símbolos nacionalistas rusos como la V de Victoria o la Z que simboliza la guerra contra Ucrania, una medida que también ha provocado protestas de Moscú.
El líder de la oposición, el ex presidente prorruso Igor Dodón, ya ha anunciado que desafiará el 9 de mayo la prohibición, portando la Cinta de San Jorge en la solapa junto con otras “decenas de miles” de personas.
(Con información de EFE)
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