El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, descartó este martes que pueda tener lugar un “desastre” en Chernobyl como el de 1986, aunque aseguró que la delegación que se desplazó al lugar “tiene mucho trabajo por hacer”.
Los comentarios llegaron después de que la antigua planta nuclear fuera escenario de combates en el marco de la invasión rusa de Ucrania. Grossi precisó que la situación nuclear es “normal”.
El director general llegó hoy a Chernobyl acompañado por un equipo de expertos de su agencia y con media tonelada de equipos de mediación nuclear para controlar la situación radiactiva del lugar, ocupado durante gran parte de marzo por las fuerzas rusas.
Grossi aseguró que durante la ocupación rusa “la seguridad nuclear no era normal y podría haberse desarrollado hacia un accidente”. Pero matizó: “Por supuesto que no estamos cerca de un desastre como el de 1986″, indicó Grossi en declaraciones ante la prensa, donde ha insistido en que “es una situación completamente diferente”.
“En este caso tenemos una situación nuclear segura, normal, que no puede derivar en un accidente”, continuó, antes de reconocer el trabajo de los operadores de la central.
Grossi, que ya viajó a Ucrania en marzo, explicó que la delegación del OIEA tiene por delante “evaluar la situación” y “hacer trabajos de reparación”.
Así, matizó que trasladaron “equipamiento y asistencia” al lugar y ha garantizado la provisión de más “asistencia”. “No es una visita simbólica, estamos trabajando”, añadió. También adelantó que el OIEA busca reunir información para publicar un informe.
“La asistencia (del OIEA) continuará. Esto es sólo el primer envío de equipos, esto no es una visita simbólica”, aseguró Grossi, quien agradeció explícitamente a los empleados de Chernobyl que realizaron durante las semanas de la ocupación rusa el mantenimiento del lugar.
”Trabajaron como si nada hubiera pasado y mantuvieron la situación estable. En este sentido se pudo evitar lo peor”, dijo el director general del OIEA.
Situado 150 kilómetros al norte de Kiev y cerca de la frontera con Bielorrusia, Chernobyl permaneció durante cinco semanas —hasta finales de marzo— bajo control de las Fuerzas Armadas rusas.
Hasta ahora, “se ha evitado el peor escenario”, pero Grossi llamó a no dar nada por sentado y a evitar a toda costa un desastre como el que ya vivió Chernobyl en 1986, por las repercusiones que tendría no sólo para la seguridad de Ucrania sino también para la de otros países vecinos.
En el caso de la antigua central nuclear, llegó a estar desconectada de la red eléctrica y a quedarse sin comunicación con el exterior, mientras se temía también por la integridad de sus trabajadores.
La salida de las tropas rusas permitió a Ucrania organizar la primera rotación de plantilla en tres semanas y esta misma semana se han restablecido las comunicaciones directas entre la planta y la agencia nuclear ucraniana, tras un mes interrumpidas.
Entre los retos pendientes figura, sin embargo, el acceso a la propia zona, ya que hay puentes destruidos y parte del terreno estaría minado.
(Con información de EuropaPress y EFE)
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