La masacre de las tropas rusas sobre los civiles no se detiene en Ucrania. De hecho, este viernes la ONU acusó al ejército de Vladimir Putin de acciones que podrían constituir “crímenes de guerra”.
“Las fuerzas armadas rusas bombardearon de manera indiscriminada zonas habitadas, mataron a civiles y destruyeron hospitales, escuelas y otras infraestructuras civiles, en acciones que podrían constituir crímenes de guerra”, declaró Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU.
La intervención de Rusia en Siria no había sido muy distinta dado que allí también atacó sin piedad a la población civil. Putin utilizó la “BETAB-500 ShP” para destruir hospitales y escuelas en Aleppo. Esa fue la bomba principal que Rusia usó para arrasar el este de esa ciudad.
Diseñados para perforar hormigón armado y penetrar profundamente bajo tierra antes de explotar, los “BETAB-500″ pueden derribar edificios enteros. Por lo general, se utilizan para atacar objetivos reforzados, como sitios de almacenamiento de municiones, búnkeres, objetivos subterráneos o refugios reforzados para aeronaves.
Supuestamente, Rusia los ha utilizado desde que se unió a la campaña aérea de Bashar Al Assad en Siria para destruir los búnkeres subterráneos y los escondites de armas del Estado Islámico (ISIS). Pero lo cierto es que también se desplegaron en un entorno urbano lleno de civiles.
Según indicó Kenan Rahmani, asesor superior de defensa de The Syria Campaign y defensor de los derechos humanos, esta bomba puede ser utilizada en cualquier momento en Ucrania. “Esta es la bomba que Putin utilizó para destruir hospitales y escuelas en Aleppo”, indicó en un tuit, acompañando el mensaje de una imagen que repasa las principales características del arma en cuestión.
Las características de la “BETAB-500″
Calibre, kg 500
Longitud, mm 2225
Diámetro del cuerpo, mm ø350
Envergadura de la aleta caudal, mm 450
Tiempo característico, s 20,6/2
Peso explosivo, kg 76
Peso de la bomba, kg 475
La preocupación de la ONU
Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, afirmó que “le corresponde a un tribunal determinar concretamente si es así, pero cada vez hay más pruebas de que se cometieron crímenes de guerra” en Ucrania.
En un comunicado difundido paralelamente, Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, declaró que “durante las últimas ocho semanas, el derecho humanitario internacional no solo ha sido ignorado sino que se ha tirado por la borda”.
“Lo que hemos visto en Kramatorsk (este de Ucrania) el 8 de abril, cuando la estación de tren fue atacada con munición en racimo y murieron 60 civiles y otros 111 resultaron heridos, es emblemático de la incapacidad de respetar el principio de distinción (entre civiles y militares), la prohibición de perpetrar ataques indiscriminados y el principio de precaución, que está inscrito en el derecho humanitario internacional”, declaró Bachelet, acusando indirectamente a Rusia.
Por su parte, Shamdasani indicó que el 92,3% de las víctimas que los equipos bajo la dirección de Bachelet pudieron documentar “se atribuyen a las fuerzas rusas, así como las acusaciones de asesinato y de ejecuciones sumarias”.
La responsable explicó concretamente que los investigadores de la ONU realizaron una misión en Ucrania a principios de abril y lograron documentar ya “los asesinatos, algunos de ellos ejecuciones sumarias”, de 50 civiles en la ciudad de Bucha, a las afueras de Kiev.
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