Un comandante ucraniano que combate en el último bastión de Mariupol dijo que las tropas “vivimos tal vez nuestros últimos días, si no horas”, y pidió a la comunidad internacional su “extracción”, en un mensaje publicado el miércoles en Facebook.
“El enemigo nos supera diez a uno”, afirmó Serguiy Volyna de la 36 Brigada Marina, resguardado en una fábrica asediada de Azovstal.
“Llamamos e imploramos a todos los líderes mundiales que nos ayuden. Les pedimos usar el procedimiento de extracción y llevarnos al territorio de un tercer país”, agregó.
No fue posible verificar la información brindada por los dos bandos dada la escala de los combates y la falta de comunicaciones en Mariupol.
Se cree que las fuerzas rusas han logrado gradualmente forzar su entrada a la ciudad y algunos soldados ucranianos dijeron el martes que fue atacado un hospital cerca de la planta de Azovstal.
Volyna aseguró que los rusos tenían la “ventaja aérea, de artillería, fuerzas terrestres, equipo y tanques”.
“Estamos defendiendo solo un objeto, la planta de Azovstal, donde además del personal militar, hay civiles que han caído como víctimas de esta guerra”, señaló.
Además de los soldados y milicianos que resisten, hay al menos 1.000 civiles resguardados en el subsuelo del complejo industrial, indicó la autoridad municipal de Mariupol, que teme más de 20.000 civiles muertos en la ciudad.
Rusia llamó el martes a las fuerzas ucranianas en Mariupol a “inmediatamente” deponer sus armas, en un nuevo ultimátum que venció a las 14 horas de hoy.
Su ministerio de Defensa dijo que las fuerzas ucranianas atrincheradas en Azovstal enfrentan una “situación catastrófica”.
Rusia no comentó la evolución de la situación en la ciudad, pero los separatistas prorrusos de la región de Donetsk, donde se encuentra Mariupol, afirmaron que cinco militares ucranianos se rindieron y 140 civiles fueron evacuados.
Moscú anunció esta semana una “nueva fase” en esta guerra que, desde su inicio el 24 de febrero, ha provocado el exilio fuera del país de más de cinco millones de personas, el éxodo más importante y acelerado de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Desde casi el comienzo, Mariupol, situada al sur, en el mar de Azov, ha sido una pieza clave en los planes de Moscú para establecer un corredor entre los territorios prorrusos del Donbás (este) hasta la península de Crimea.
La vice primera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, anunció un pacto con Rusia para evacuar de allí a “mujeres, niños y ancianos” a través de un corredor hacia Zaporiyia, un periplo de 200 km en dirección noroeste.
“No tengan miedo de ir a Zaporiyia, donde recibirán toda la ayuda necesaria: comida, medicamentos, productos de primera necesidad... Pero lo esencial será esto: estarán seguros”, dijo el alcalde de Mariupol, Vadim Boichenko.
La toma de Mariupol sería un avance clave para Rusia después de haber replegado sus tropas del norte de Ucrania y los alrededores de Kiev para centrarse en el Donbás, una cuenca minera en el este disputada desde 2014 por el gobierno de Kiev y rebeldes prorrusos.
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