El papa Francisco invocó “gestos de paz en estos días marcados por el horror de la guerra” en una homilía de la vigilia de Pascua en la Basílica de San Pedro a la que asistieron el alcalde de la ciudad ucraniana ocupada de Melitopol y tres legisladores ucranianos.
El pontífice señaló que mientras “muchos escritores han evocado la belleza de las noches estrelladas, las noches de la guerra, sin embargo, están surcadas por rayas de luz que presagian la muerte”.
Francisco no se refirió directamente a la invasión rusa de Ucrania, pero ha pedido una tregua pascual para alcanzar una paz negociada. Ese llamamiento pareció en vano, ya que Rusia reanudó los ataques con misiles y cohetes sobre Kiev, el oeste de Ucrania y más allá, en un crudo recordatorio de que todo el país sigue bajo amenaza.
Al final de su homilía, el pontífice se dirigió directamente al alcalde de Melitopol, Ivan Fedorov, y a los legisladores ucranianos Maria Mezentseva, Olena Khomenko y Rusem Umerov, sentados todos juntos en primera fila.
“En esta oscuridad de la guerra, en la crueldad, todos estamos rezando por ustedes y con ustedes esta noche. Rezamos por todos los que sufren. Sólo podemos darles nuestra compañía, nuestra oración”, dijo Francisco, añadiendo que “lo más grande que pueden recibir: Cristo ha resucitado”, pronunciando las tres últimas palabras en ucraniano.
Fedorov fue secuestrado y retenido durante cinco días por las tropas rusas después de que éstas ocuparan Melitopol, una ciudad estratégica del sur. Tras su liberación, Fedorov y los legisladores han estado visitando las capitales europeas para pedir más ayuda para su país devastado por la invasión y se reunieron el sábado con el número dos del Vaticano, el Secretario de Estado Pietro Parolin.
La presencia de los político ucranianos llega un día después de que se desatar la polémica en el Viacrucis nocturno alrededor del Coliseo romano porque el Vaticano organizó que dos mujeres, una ucraniana y una rusa, llevaran la cruz en la penúltima estación. Esta decisión del Vaticano generó enojo en la comunidad ucraniana que vlvió a denunciar la poca contundencia del pontífice para condenar la ofensiva rusa.
De hecho, el jefe de estado vaticano evita desde hace más de 40 días condenar directamente a Moscú por la invasión y los crímenes de guerra que se acumulan a diario lo que hay provocado que recibiera críticas de diferentes sectores.
Días atrás, The New York Times reveló que algunos de sus propios obispos y otros partidarios dentro de la Iglesia católica romana quieren que dé nombres e, incluso, advierte que los historiadores dicen que el pontífice corre el riesgo de deslizarse fuera de su alto terreno moral y entrar en un espacio turbio ocupado prominentemente por el Papa Pío XII, el papa de la época de la guerra que evitó hablar críticamente de Hitler y las potencias del Eje mientras Alemania invadía Polonia y finalmente perpetró el Holocausto.
“En muchos sentidos, la situación actual del Papa recuerda a la situación a la que se enfrentó Pío XII”, evaluó David I. Kertzer, un historiador del Vaticano y de Italia cuyo nuevo libro, “The Pope at War”, sobre Pío XII, Mussolini y Hitler, se publicará en junio. Kertzer explicó que Pío XII también buscó el equilibrio entre los intereses internos y la demanda pública de hablar, ya que se resistió a las grandes presiones para denunciar a Hitler. En su lugar, utilizó un lenguaje genérico sobre los horrores de la guerra, del que Kertzer dijo que Francisco se hacía eco ahora. “La posición que está adoptando, o que no está adoptando, no está exenta de riesgos”, señaló.
Un editorial reciente del National Catholic Reporter, que suele simpatizar con Francisco, instó al Papa a llamar la atención de Putin. “Sea lo que sea lo que esté ocurriendo entre bastidores, es hora de que Francisco diga la verdad sobre el asalto asesino a Ucrania”, decía, y añadía: “Es hora de decir las cosas como son. Esta es la guerra de Putin y es el mal”.
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