Londres anunció el jueves un controvertido plan de control de la migración clandestina, que incluye enviar a los solicitantes de asilo a Ruanda, país africano a 7.000 km de distancia, y confiar a la Armada la vigilancia de las llegadas ilegales por mar.
“A partir de hoy, la Royal Navy asumirá el mando operativo en el canal de la Mancha (...) para garantizar que ninguna embarcación llegue al Reino Unido sin ser detectada”, anunció el primer ministro Boris Johnson, durante una visita a Dover, en la costa del sur de Inglaterra, por donde ha llegado en los últimos meses un número creciente de embarcaciones con migrantes.
El ejecutivo dedicará 50 millones de libras (65 millones de dólares, 60 millones de euros) a más personal y nuevo material como helicópteros, aviones y drones, precisó.
Al mismo tiempo, llegó a un acuerdo con las autoridades de Ruanda para enviar a ese país africano, con un “lamentable balance en materia de derechos humanos” según Amnistía Internacional (AI), a personas que entren ilegalmente en el Reino Unido.
La ministra del Interior, Priti Patel, viajó a Kigali para cerrar este multimillonario acuerdo, que provocó la indignación de oenegés como AI, quien denunció “una idea escandalosamente mal concebida” que “provocará sufrimiento y malgastará enormes sumas de dinero público”.
Ruanda recibirá en un primer momento 120 millones de libras (157 millones, 144 millones de euros) “para acoger a demandantes de asilo y migrantes y darles una vía legal para la residencia” y para “establecerse de forma permanente, si así lo desean” en ese país situado a 7.000 km del Reino Unido, informó su ministro de Relaciones Exteriores, Vincent Biruta.
Desviar la atención
El plan podrá aplicarse a todos los migrantes o refugiados llegados al Reino Unido de forma clandestina, independientemente del país o continente del que procedan.
La oposición británica acusó a Johnson de buscar desviar la atención del escándalo sobre las fiestas ilegales en Downing Street durante los confinamientos, por el que fue personalmente multado el martes haciendo temer una nueva crisis dentro de su Partido Conservador.
Nadia Hardman, experta en protección de asilados y migrantes en la oenegé Human Rights Watch, advirtió de las consecuencias para refugiados como los sirios. “Los refugiados sirios están desesperados por establecerse en un lugar seguro”, dijo a la agencia AFP, y “el acuerdo del Reino Unido con Ruanda sólo complicará esta búsqueda”.
“Llegarán con la esperanza de ser tratados según los valores fundamentales que el Reino Unido dice defender, pero en su lugar serán trasladados a kilómetros de distancia a otro país en un continente totalmente diferente”, denunció.
“Cobarde, barbárica e inhumana”
El control de la inmigración fue uno de los temas clave durante la campaña del Brexit y Johnson prometió poner fin a las llegadas clandestinas.
Pero los números no dejan de aumentar: 28.500 personas realizaron en 2021 en precarias embarcaciones la peligrosa travesía del canal de la Mancha, una de las rutas marítimas más transitadas del mundo, frente a 8.466 en 2020 y 299 en 2018, según cifras del ministerio del Interior.
El gobierno británico también creará centros específicos en los que ingresar a quienes lleguen de forma clandestina, similares a los existentes en Grecia, para sustituir a los actuales alojamientos hoteleros.
“Nuestra compasión puede ser infinita pero nuestra capacidad para ayudar a la gente no lo es”, afirmó Johnson, deseoso de mejorar su popularidad antes de unas elecciones municipales en mayo que pueden resultar cruciales para su futuro político.
Tim Naor Hilton, director general de la oenegé Refugee Action, denunció el nuevo plan como una “forma cobarde, bárbarica e inhumana de tratar a las personas que huyen de la persecución y la guerra”.
(Con información de AFP)
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