Marine Le Pen aseguró que no quiere sacar a Francia ni de la zona euro ni de la Unión Europea (UE), pero insiste en que su funcionamiento actual es “antidemocrático” y si gana las elecciones presidenciales en el país galo lo que quiere es que cada nación pueda decidir sus reglas, sin que se las impongan desde Bruselas.
“Una gran mayoría de los franceses no quiere una UE como existe ahora”, subrayó este martes en una entrevista a la emisora France Inter la líder de la ultraderecha francesa, que el próximo día 24 se disputará el mandato presidencial para los próximos cinco años con el actual jefe de Estado, Emmanuel Macron.
Le reprochó a la UE un funcionamiento “antidemocrático” y “mediante el chantaje” de los países miembros, y dijo que si llega al Elíseo su voluntad es “desviarla de una política muy ideológica para que respete a los pueblos europeos”.
Ejemplificó esas críticas con la Política Agraria Común (PAC) que según su análisis acarrea una disminución de la producción, algo que no se ha corregido ni siquiera con el nuevo escenario de escasez de materias primas agrícolas por la guerra en Ucrania.
A su parecer, la UE debe ser un espacio de “cooperaciones” como las que permitieron crear el fabricante de aviones Airbus o el consorcio espacial Arianespace. Pero no puede haber decisiones que la UE imponga a los países “contra la voluntad de los pueblos”.
Consultada sobre si esas propuestas implican en la práctica la salida de Francia de la UE, lo negó y aseguró que no tiene “ningún proyecto escondido”. En la campaña de las presidenciales de 2017, defendía la salida de Francia del euro, pero ha renunciado, en un movimiento de moderación de su programa, en el que ha eliminado algunas de las propuestas más extremistas.
Le Pen, además, rechazó las acusaciones de querer acabar con el mercado único y con la libre circulación de productos al puntualizar que lo que quiere es que Francia y los otros países puedan establecer mecanismos de control para luchar contra el fraude, por ejemplo el alimentario.
“Con el pretexto de la libre circulación, no verificamos ningún producto”, justificó. Añadió que “Francia debe vigilar las producciones que pueden ser fraudulentas” y “la UE debería hacer lo mismo”.
La líder ultraderechista, que en el pasado había mantenido una proximidad ideológica y estratégica con el régimen de Vladímir Putin, afirmó que ahora defiende el mantenimiento de las sanciones contra Moscú por la guerra en Ucrania, pero no las referidas a la energía, porque eso afectará al poder adquisitivo de los franceses.
Además, reiteró su intención de sacar a Francia del mercado europeo de la electricidad para que su país pueda beneficiarse en exclusiva de sus centrales nucleares, que generan una electricidad más barata que la que se produce en otros Estados.
(Con información de EFE)
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