El escándalo de las múltiples fiestas ilegales celebradas en Downing Street durante los confinamientos volvió a caer el martes sobre el primer ministro británico, Boris Johnson, al saberse que él y sus allegados serán multados por estas infracciones.
El controvertido líder conservador, de 57 años, vio su puesto peligrar durante semanas en enero y febrero por el bautizado como “partygate”, que llevó a un nutrido grupo de diputados de su Partido Conservador a contemplar una moción de censura interna para expulsar al líder.
Sin embargo, desde la invasión rusa de Ucrania hace mes y medio el foco de atención había cambiado, aliviando la presión política sobre Johnson.
Pero el martes por la mañana la policía londinense anunció haber enviado más de 50 notificaciones de multas en el marco de su investigación sobre estas infracciones.
Y poco después se supo que Johnson, quien había defendido ante el Parlamento que no se infringió ninguna regla, estará entre los sancionados, junto a su esposa Carrie y al ministro de Finanzas, Rishi Sunak, hasta hace poco considerado el favorito para sucederle en el poder pero recientemente sumido en su propio escándalo debido al ventajoso estatus fiscal de su multimillonaria esposa india.
”El primer ministro y el ministro de Finanzas han recibido hoy (martes) la notificación de que la policía metropolitana tiene la intención de multarlos”, informó una portavoz de Downing Street asegurando no disponer de más detalles.
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, pidió inmediatamente la dimisión del número uno y número dos del ejecutivo conservador.
”Boris Johnson y Rishi Sunak infringieron la ley y mintieron repetidamente a los ciudadanos británicos. Ambos deben dimitir. Los conservadores son totalmente incapaces de gobernar”, tuiteó Starmer, considerando que “el Reino Unido se merece algo mejor”.
Scotland Yard lleva meses investigando denuncias de que Johnson y miembros de su equipo organizaron y asistieron a una docena de fiestas durante los confinamientos de 2020 y 2021 contra el covid-19, cuando el ejecutivo impedía a los británicos ver a sus seres queridos, que algunos no pudieron ni despedir cuando fallecieron.
El Reino Unido, con 67 millones de habitantes, es uno de los países de Europa más castigados por el coronavirus, con más de 170.000 muertos por covid-19 desde el inicio de la pandemia.
La peor crisis política
Un goteo incesante de filtraciones a la prensa desde diciembre hasta febrero fue revelando la larga lista de estos eventos, con imágenes en las que aparecía el propio Johnson, provocando la peor crisis política que haya vivido el líder conservador desde su gloriosa llegada al poder en 2019.
Estas reuniones incluyen desde celebraciones navideñas hasta la masiva despedida de un empleado -con música y muchas bebidas alcohólicas- en la víspera del funeral del príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, a cuyo entierro solo pudieron acudir 30 personas socialmente distanciadas debido a las restricciones.
También una celebración de cumpleaños del primer ministro, supuestamente organizada por su entonces prometida, Carrie, en la sala del consejo de ministros el 19 de junio de 2020.
A ella habrían asistido hasta 30 personas, incluida la decoradora Lulu Lytle, que llevó a cabo la costosa reforma de la residencia oficial de la pareja en Downing Street, cuya financiación causó otro de los numerosos escándalos que han salpicado al primer ministro.
Después, un informe interno, realizado por la alta funcionaria Sue Gray, pero limitado en sus conclusiones por la apertura de la investigación policial, denunció una falta de control en Downing Street y una cultura de excesivo consumo de alcohol.
Sabiendo que su puesto pendía de un hilo, Johnson pidió en enero disculpas, ante el Parlamento y la opinión pública británica, aunque sin reconocer más responsabilidad que la de no haber enviado a los empleados de vuelta a sus puestos de trabajo.
Tras haber negado inicialmente que hubiese fiestas en los locales de Downing Street donde vive y trabaja, reconoció después haber participado el 20 de mayo de 2020, durante el primer confinamiento, en un evento en los jardines de Downing Street.
Pero aseguró creer que se trataba de un “evento laboral”, lo que solo provocó sorna y más indignación.
(con información de AFP)
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