“Estamos concediendo libertad de acción total al ejército, al Shin Bet (servicio de inteligencia interior) y a todas las fuerzas de seguridad para derrotar el terror”, anunció el primer ministro de Israel, Naftali Bennett.
Fue en un discurso público en Tel Aviv, tras el sangriento ataque cometido por un palestino: “No hay ni habrá límites para esta guerra”, agregó.
“Israel es el país más poderoso de la región. Nuestros enemigos lo saben (...) Las fuerzas armadas y las agencias de seguridad van a usar todas las capacidades defensivas y ofensivas necesarias para cortar de raíz esta ola de terrorismo”, dijo por su parte el ministro de Defensa, Benny Gantz.
Desde el 22 de marzo, Israel ha sufrido cuatro ataques, dos de ellos llevados a cabo por árabes israelíes vinculados a la organización yihadista Estado Islámico y dos por palestinos oriundos de la ciudad de Yenín, al norte de Cisjordania, región ocupada por Israel.
Yenín es considerado un bastión de grupos armados palestinos.
El jueves por la noche, un palestino mató a dos israelíes e hirió a varios cuando abrió fuego en pleno centro de Tel Aviv. El agresor fue perseguido y localizado y murió horas después a manos de las fuerzas israelíes, según la policía.
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, utilizó sus redes sociales para condenar el atentado: “Condenamos enérgicamente el atentado terrorista ocurrido hoy en Israel. Pensamos en las víctimas del atentado de hoy y en las familias de los fallecidos. Que el recuerdo de los fallecidos sea una bendición”.
El 29 de marzo, un pistolero palestino abrió fuego con un rifle de asalto M-16 en Bnei Brak, una ciudad ortodoxa mayoritariamente judía cerca de Tel Aviv.
Mató a dos hombres ucranianos ya dos civiles israelíes. Un oficial árabe-israelí murió a causa de las heridas sufridas en el tiroteo que siguió y que también mató al agresor.
Dos días antes, terroristas abrieron fuego y mataron a dos policías en la ciudad norteña de Hadera antes de que los agentes mataran a tiros a los asaltantes, dijo la policía.
El 22 de marzo, un simpatizante del grupo Estado Islámico convicto mató a cuatro israelíes en una ola de apuñalamientos y embestidas de automóviles en la ciudad sureña de Beersheba.
Con información de AFP
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