El gran arsenal de defensa enviado por Occidente ha sido vital para la férrea resistencia que están ofreciendo las fuerzas ucranianas ante el ataque de las tropas rusas. En ese sentido, los sistemas portátiles de defensa aérea (MANPADS) están desempeñando un papel fundamental para el derribo de aviones y helicópteros rusos. Después de un mes y medio de guerra, los reportes indican que la mayoría de las pérdidas de aviones rusos confirmadas fueron abatidos por estos misiles.
Dentro del paquete de suministros defensivos recibido por Kiev se incluye el sistema ligero de alta velocidad STARStreak, desarrollado por el Reino Unido y considerado el misil tierra-aire de corto alcance más rápido del mundo.
Desde el inicio de la invasión rusa el pasado 24 de febrero, el gobierno de Boris Johnson envió a las fuerzas ucranianas al menos 10.000 misiles, entre los que se destacan los STARStreak, que han obstaculizado severamente las operaciones aéreas rusas.
Los MANPADS son sistemas de defensa aérea portátil de corto alcance, que utilizan misiles tierra-aire guiados con una tecnología de localización por infrarrojos para detectar y atacar los objetivos. Al tener una efectividad a una altitud de entre 3.000 y 4.800 metros, representan una gran amenaza para aeronaves de vuelo bajo, especialmente los helicópteros.
Varios aliados de la OTAN enviaron a Ucrania ese tipo de sistema de defensa aérea. Estados Unidos lo hizo a través de sus misiles Stinger, y el Reino Unido con los STARStreak.
El STARStreak funciona de forma muy diferente a casi todos los demás tipos de MANPADS. Cada misil contiene tres dardos de aleación de tungsteno, de 900 gramos, que se liberan una vez que los dos motores de cohete del proyectil se queman para aumentar la magnitud de daño. Tras el lanzamiento, el misil se dirige al objetivo a través de un haz láser doble de baja intensidad -lo que evita su detección- dirigido por el operador hasta el momento del impacto. Esto aumenta la probabilidad de acertar en el blanco.
Los dardos pueden perforar el blindaje de los helicópteros y explotar tras su penetración, causando mucho más daño que una explosión en la superficie.
En comparación, por ejemplo, con el misil norteamericano Stinger, el STARStreak alcanza una velocidad superior a los 3.700 km por hora, lo que lo convierte en el misil tierra-aire de corto alcance más rápido del mundo. Se desplaza a 1 km por segundo, y puede alcanzar el objetivo en 70 segundos, lo que le da al avión o helicóptero muy poco tiempo para evitar ser impactado.
Su velocidad hace que sea poco probable que los aviones enemigos tengan tiempo suficiente para reaccionar una vez lanzado el misil. Además, no pueden ser interferidos por contramedidas de infrarrojos o de radar/radio, ni eliminados con misiles antirradar.
El grupo Thales, fabricante de esta arma, asegura que está “optimizada para proporcionar defensa contra las amenazas aéreas, incluidos los aviones de ataque terrestre de ala fija y los helicópteros de ataque de desenmascaramiento tardío”.
Pueden ser movidos por una persona o montados en un vehículo blindado, lo que lo hace muy flexible y adaptable a diferentes situaciones del campo de batalla.
Pese a que los MANPADS suelen derribar más helicópteros por su vuelo bajo, desde el inicio de la invasión ha sido sorprendente el número de aviones rusos que han sido destruidos. Esto se debe a que tanto Rusia como Ucrania carecen de grandes inventarios de armas de precisión, por lo que los pilotos se ven obligados a volar bajo para lanzar con precisión bombas y cohetes no guiados.
Los especialistas también consideran que es posible que los pilotos de ambos bandos vuelen a baja altura para detectar objetivos ocultos por la nubosidad, o por la percepción de que los sistemas de misiles tierra-aire de largo alcance y gran altitud suponen una amenaza aún mayor que las defensas de baja altitud.
Un video divulgado en redes sociales muestra un helicóptero alcanzado por un misil, al parecer en la región de Lugansk, en el este de Ucrania. El diario británico The Times informó que una fuente del Ministerio de Defensa “creía que el video mostraba al STARStreak en acción en Ucrania”.
El periódico añadió que altas fuentes de la industria de defensa también creen que STARStreak fue el arma utilizada en ese ataque.
Los países de la OTAN, incluido Estados Unidos, han entregado misiles tierra-aire a las fuerzas ucranianas para ayudarlas a contrarrestar la ofensiva rusa. Si bien no se ha revelado la cifra exacta, muchos de ellos han sido los MANPADS Stinger, de fabricación norteamericana.
Al igual que los STARStreak, los Stinger, que también fueron utilizados en Afganistán, pueden ser transportados y manejados por una sola persona. El cohete disparado por ese sistema puede alcanzar una velocidad máxima de 3.100 km por hora, ligeramente más lenta que el británico. Su alcance, de hasta 4,8 km, también es menor que el del STARStreak, que, según Thales, puede alcanzar objetivos a más de 7 km de distancia.
Ucrania comenzó la guerra utilizando los misiles ligeros de los tipos SA-7 Grail y SA-14 Gremlin ( 9K32 Strela-2 y 9K34 Strela-3 respectivamente, según designación rusa) de la era soviética. No obstante, se trata de modelos desfasados tecnológicamente y, en algunos casos, directamente vencidos. Los SA-7, por ejemplo, fueron entregados a los ucranianos por los alemanes y llevan almacenados al menos desde los tiempos de la caída del Muro de Berlín.
Las fuerzas ucranianas también cuentan en su arsenal con los misiles Grom y Piorun, de origen polaco, que fueron entregados poco antes del inicio de la invasión rusa. Estos fueron diseñados para reemplazar a los SA-7, SA-9 y SA-14.
Rusia reconoció este jueves haber sufrido “importante bajas” entre sus militares desplegados en Ucrania y aseguró que seguirá “defendiendo sus intereses” tras haber sido suspendida del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en declaraciones del portavoz del Kremlin. “Tenemos importantes bajas entre las tropas y es una gran tragedia para nosotros”, afirmó Dmitri Peskov en una entrevista al canal privado británico Sky News, sin precisar su número.
El ejército de Vladimir Putin reconoció a finales de marzo haber perdido 1.351 soldados y que otros 3.825 resultaron heridos desde el inicio de su ofensiva en Ucrania el 24 de febrero.
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