Rusia se esfuerza por reunir suficientes refuerzos listos para el combate para llevar a cabo una nueva fase de la guerra, y para eso está reclutando mercenarios sirios, según funcionarios militares y de inteligencia estadounidenses y de otros países occidentales, de acuerdo a información de The New York Times.
El Kremlin envió inicialmente el 75% de sus principales fuerzas de combate terrestre a la guerra en febrero, según los funcionarios del Pentágono. Pero gran parte de ese ejército de más de 150.000 soldados está desgastado, tras sufrir problemas logísticos, una moral decaída y bajas devastadoras como consecuencia de una resistencia ucraniana más dura de lo que esperaban, afirmaron funcionarios militares y de inteligencia al medio estadounidense.
Según The New York Times, hay relativamente pocas tropas rusas nuevas para cubrir la brecha. Moscú ha retirado las fuerzas -hasta 40.000 soldados- que había desplegado en torno a Kiev y Chernihiv, dos ciudades del norte, para rearmarse y reabastecerse en Rusia y en la vecina Bielorrusia, antes de reposicionarlas probablemente en el este de Ucrania en las próximas semanas, según los funcionarios estadounidenses.
El Kremlin también está enviando al este una mezcla de mercenarios rusos, combatientes sirios, nuevos reclutas y tropas regulares del ejército ruso procedentes de Georgia y del extremo oriental de Rusia.
“Rusia sigue disponiendo de fuerzas que superan a las de Ucrania, y ahora está concentrando su poder militar en menos líneas de ataque, pero esto no significa que Rusia vaya a tener éxito en el este”, dijo el lunes Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente de Estados Unidos, Biden.
“La próxima etapa de este conflicto puede ser prolongada”, añadió, al tiempo que afirmó que Rusia probablemente enviará “decenas de miles de soldados a la línea del frente en el este de Ucrania” y continuará lanzando cohetes, misiles y morteros sobre Kiev, Odesa, Kharkiv, Lviv y otras ciudades.
Los funcionarios estadounidenses y europeos remarcaron los errores y los problemas logísticos del ejército ruso, aunque advirtieron que no se debe subestimar la capacidad de reagrupación de Moscú.
El ejército ucraniano ha conseguido recuperar territorio en torno a Kiev y Chernihiv, atacando a los rusos en su retirada; ha frustrado un ataque terrestre contra Odesa en el sur y ha resistido en Mariupol. Ucrania recibe de Occidente carros de combate T-72, vehículos de combate de infantería y otras armas pesadas, además de misiles antitanque Javelin y antiaéreos Stinger.
Anticipándose a esta próxima fase importante de la guerra en el este, la Casa Blanca anunció el martes que dará otros 100 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, lo que eleva hasta más de 1.700 millones de dólares la asistencia estadounidense al país europeo desde que comenzó la invasión rusa.
El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, indicó en una nota que autorizó por orden del presidente Biden una nueva retirada de artefactos del Departamento de Defensa “para satisfacer la necesidad urgente de sistemas antiarma adicionales de Ucrania”.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, especificó que se trata de misiles antiarma Javelin, que EEUU ha estado suministrando a Ucrania y con los que aseguró que el país se ha estado defendiendo “muy efectivamente”.
Se desconoce el número de bajas rusas en la guerra hasta el momento, aunque las agencias de inteligencia occidentales calculan entre 7.000 y 10.000 y entre 20.000 y 30.000 heridos. Otros miles han sido capturados o están desaparecidos en combate.
Los militares rusos, según funcionarios occidentales y europeos, han aprendido la necesidad de concentrar sus fuerzas, en lugar de dispersarlas.
Las mejores fuerzas de Rusia, sus dos divisiones aerotransportadas y el Primer Ejército de Tanques de la Guardia, sufrieron importantes bajas y una erosión de su poder de combate.
El Ministerio de Defensa británico y el Instituto para el Estudio de la Guerra, un think tank de Washington que analiza la guerra de Ucrania, informaron el martes que las tropas rusas que se retiran de Kiev y Chernihiv no estarán en condiciones de ser desplegadas pronto.
Los problemas de Rusia para encontrar tropas adicionales son en gran medida la razón por la que han llamado a centenares combatientes sirios, chechenos y mercenarios rusos como refuerzos.
La fuerza chechena, dijo uno de los funcionarios de inteligencia europeos a The New York Times, es “claramente utilizada para sembrar el miedo”. Las unidades chechenas no son mejores combatientes y han sufrido grandes pérdidas. Pero han sido utilizadas en situaciones de combate urbano y para “el tipo de trabajo más sucio”, dijo el funcionario.
Los mercenarios rusos con experiencia en Siria y Libia se preparan para asumir un papel cada vez más activo en una fase de la guerra que para el Kremlin ahora es su máxima prioridad: la lucha en el este del país.
Se espera que el número de mercenarios desplegados en Ucrania del Grupo Wagner, una fuerza militar privada con vínculos con Vladímir Putin, se triplique hasta alcanzar al menos 1.000 desde los primeros días de la invasión, dijo un alto funcionario estadounidense a The New York Times.
Wagner también está trasladando a Ucrania la artillería, las defensas aéreas y los radares que había utilizado en Libia, dijo el funcionario.
El traslado de mercenarios será “contraproducente porque se trata de unidades que no pueden incorporarse al ejército regular, y sabemos que son violadores brutales de los derechos humanos, lo que sólo hará que la opinión ucraniana y mundial se vuelva aún más contra Rusia”, dijo Evelyn N. Farkas, máxima responsable del Pentágono para Rusia y Ucrania durante la administración del ex presidente estadounidense Barack Obama.
Cientos de combatientes sirios podrían dirigirse también a Ucrania, en lo que supondría una devolución del favor a Moscú por haber ayudado a Bashar al-Assad a aplastar a los rebeldes en una guerra civil de 11 años.
Un contingente de al menos 300 soldados sirios ya está en Rusia para recibir entrenamiento regular, pero se desconoce si serán enviados a Ucrania.
“Están trayendo combatientes conocidos por su brutalidad con la esperanza de quebrar la voluntad ucraniana de luchar”, dijo Kori Schake, directora de estudios de política exterior y de defensa del American Enterprise Institute. Sin embargo, indicó que cualquier triunfo para Rusia dependerá de la voluntad de los combatientes extranjeros de luchar.
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