Cuando las bombas rusas comenzaron a caer sobre ciudades ucranianas y algunas, como Jarkov y Mariupol, comenzaron a ser sometidas a un asedio, muchos habitantes de Sarajevo revivieron un horror que les recordó a la destrucción que sufrió su capital hace 30 años.
“Estas imágenes terribles que llegan día a día desde Ucrania representan para mí un frustrante y verdadero ‘déja vu’, algo por lo que yo mismo he pasado”, relata a la agencia EFE el ex basquetbolista Samir Avdic, actual Ministro de Deportes del cantón de Sarajevo.
Durante la guerra de Bosnia-Herzegovina (1992-1995), Sarajevo sufrió un cerco de casi cuatro años por parte de las milicias serbobosnias, que la bombardearon desde las montañas que la rodean.
Avdic escapó de la asediada y bombardeada Sarajevo en 1993 por un túnel secreto debajo de la pista del aeropuerto para jugar con la selección bosnia en el campeonato europeo de baloncesto y, más tarde, se incorporó al Unicaja de Málaga.
CUATRO AÑOS DE BOMBARDEOS
Hace 30 años, el 6 de abril de 1992, las fuerzas serbobosnias, unidades del ejército yugoslavo controladas por Serbia y paramilitares iniciaron el asedio de la capital bosnia, que se prolongaría durante 47 meses, hasta el 29 de febrero de 1996.
Durante ese período, unos 350.000 habitantes de Sarajevo sufrieron a diario bombardeos serbobosnios desde las colinas que rodean la ciudad y fueron sometidos a un cerco sin agua, electricidad, alimentos ni medicamentos.
Más de 11.500 vecinos, incluidos más de 1.600 niños fueron asesinados en el asedio más largo sufrido por una ciudad en las últimas décadas, mientras que otros 50.000 resultaron heridos.
Aunque fue precedido de otros incidentes armados, el ataque contra Sarajevo se considera el comienzo de la guerra de Bosnia-Herzegovina, que causó más de 100.000 víctimas mortales y forzó a 2,2 millones de personas a abandonar sus hogares.
La ofensiva contra Sarajevo comenzó después de que en marzo de 1992 la mayoría de los bosnios votaran en un referéndum por la independencia de Bosnia-Herzegovina de Yugoslavia, de la que ya se habían escindido Eslovenia y Croacia.
El primer ministro del cantón de Sarajevo, Edin Forto, cuenta a EFE que este aniversario del comienzo del asedio de Sarajevo es, a la luz de lo que pasa en Ucrania, especialmente actual.
“Mirando esas ciudades atacadas revivimos con ellos cómo es estar bajo un asedio, el ser pulverizado y demolido, vivir sin electricidad, sin agua, sin los víveres básicos, sin ayuda ni esperanza sobre cuándo todo eso puede terminar”, dice.
ESPERANZA Y SOLIDARIDAD
El director del teatro Nacional de Sarajevo, Dino Mustafic, recuerda lo importante que era para la asediada Sarajevo la vida artística -que se mantenía a pesar de las difíciles condiciones- y lo fundamental que era para ellos, en medio del sufrimiento, cualquier pequeño acto de solidaridad internacional.
“La solidaridad de otros artistas del extranjero era para nosotros en aquellos momentos una esperanza con la que, junto a la resistencia física de los combatientes, logramos defender nuestra fe en una Sarajevo cosmopolita, europea y abierta”, destaca.
Por eso, subraya, en cualquier parte del mundo donde la población indefensa sea la víctima, hay que dejar de lado “cálculos políticos” y hay que guiarse por los “mejores reflejos morales” para tomar decisiones claras y ayudar.
La secesionista República Serbia de Bosnia, una de las dos entidades que conforman el país, no se ha unido a las condenas de la agresión a Ucrania e impide que Bosnia-Herzegovina adopte sanciones contra Rusia.
Incluso el Alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Seguridad, Josep Borrell, ha manifestado su preocupación de que Rusia intente desestabilizar Bosnia en su enfrentamiento con Occidente.
(con información de EFE)
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