Repite una mentira hasta que se convierta en verdad. Esta una de las máximas en las que Joseph Goebbels basó su maquinaria de propaganda Nazi durante el régimen de Adolf Hitler en Alemania. La idea es sencilla, la repetición constante de hechos falsos los convierten en creíbles para quien escucha, una estrategia con la que el protagonista de esta historia literalmente construyó su vida.
Paul Harrison, conocido como el “cazador de mentes de Gran Bretaña”, se hizo famoso por sus libros, conferencias y entrevistas en las que detallaba con grandilocuencia sus interacciones con algunos de los criminales más temibles y famosos del mundo, como Ted Bundy o el Destripador de Yorkshire, quienes lo consideraban como un escrutador minucioso capaz de esconder cualquier tipo de emoción y de adentrarse profundamente en su cerebro.
Estas incursiones a la mente criminal le valieron a Harrison convertirse en un reconocido perfilador de asesinos en serie, publicar 33 libros, y desempeñarse en notorios trabajos como agente del FBI, hooligan de fútbol encubierto o asesor de seguridad del Ministerio de Defensa de Inglaterra y los Tribunales Reales de Justicia de Londres.
En la larga lista de pergaminos que era su hoja de vida, aparecían como protegido de otro afamado perfilador de criminales, Robert Ressler, e incluso consiguió que Martina Cole, una reconocida autora británica de literatura criminal, le escribiera el respaldo de su último libro, “Mind Games” (Juegos Mentales), publicado en 2018, una breve reseña que leía: “Perfiles en su máxima expresión. Paul Harrison es el maestro del género del crimen real”.
Pero había solo un problema con Harrison, nada en él era real, y el castillo de naipes en el que había basado su éxito probaría ser tan frágil que su desmoronamiento lo mandó directamente al ostracismo.
Entrevistas con asesinos.
Una de las entrevistas más famosas del autoproclamado mejor perfilador criminal de Reino Unido, la tuvo con Peter Sutcliffe, mejor conocido como el “Destripador de Yorkshire”.
Sutcliffe fue el autor de una serie de horribles asesinatos y ataques violentos a mujeres entre finales de la década de 1960 y principios de la década de 1980. En total mató a trece mujeres y agredió gravemente a otras siete.
Su modus operandi consistía en un arsenal de instrumentos improvisados muy dispares. Atacaba con martillos, cuchillos o sierras metálicas. Los destornilladores, su arma letal favorita, los usaba como puñales, de una manera tan frenética que en una de las autopsias los investigadores llegaron a encontrar hasta 52 puñaladas en la víctima.
Su apodo de “Destripador” se lo ganó por la fijación con cortar los vientres de sus víctimas, fuera con un cuchillo o un destornillador agudo, y dejar sus órganos desparramados en los cadáveres.
Sutcliffe murió en prisión el 13 de noviembre del 2020, pero un año antes se llevó consigo a su última víctima: la farsa de Paul Harrison.
Durante su carrera como conferencista y autor de libros de crímenes reales, Harrison había usado el nombre de Sutcliffe casi que como una tarjeta de presentación.
“¿Por qué eres tan frío y despiadado?”, decía Harrison que el Destripador le había preguntado durante su entrevista. “Me pareces completamente indiferente. Me das miedo”, afirmaba.
Una afirmación bastante temeraria viniendo de alguien conocido por atacar en frenesí violento a decenas de personas, tan temeraria que llamó la atención del periodista Robin Perrie quien a principios de 2019 asistió a una charla de Harrison en Tyne Theatre de Newcastle (Inglaterra) donde este repitió su historia: Sutcliffe había sentido miedo al conocerlo.
Incrédulo, con esa y con otras afirmaciones igual de sorprendentes: como el convencimiento de Ted Bundy, quizá el asesino serial más infame de Estados Unidos, de que Harrison era capaz de “meterse en su mente”; o su supuesta charla con Reggie Kray, el miembro ligeramente mayor y más estable de los Kray Twins, líderes de la mafia londinense entre 1950 y 1967, donde este le dijo que era “su escritor de crímenes favorito y alguien único: un policía al que realmente respetaba”; Perrie se puso a investigar.
El periodista contactó a Sutcliffe, recluido en la prisión de alta seguridad de HMP Frankland, y descubrió con sorpresa que el “Destripador de Yorkshire” conocía a Harrison, pero porque la mentira sobre su entrevista juntos llegó incluso hasta el confinamiento.
“Paul Harrison es un charlatán absoluto. Un estafador. Nunca mantuvo correspondencia conmigo, ni me visitó nunca. Necesita ser expuesto por el mentiroso que es”, le escribió Sutchluffe en una nota a mano al periodista Robin Perrie quien en julio de 2019 publicó un artículo en The Sun donde exponía la farsa de Harrison.
Tras estas primeras declaraciones otras personas cercanas a los asesinos a costa de los cuales Harrison había forjado su fama salieron a desmentir al supuesto “cazador de mentes”.
Uno de ellos fue Freddie Foreman, antiguo secuaz de Reggie Kray, quien para 2019 tenía 87 años. Él le dijo al periodista de The Sun que Harrison nunca había entrevistado a su exjefe en la mafia, el cual murió en octubre del 2000 a la edad de 66 años.
“Paul Harrison definitivamente no estuvo allí en sus últimos días, como él dice. Reggie nunca habría entretenido a la policía”, afirmó tajantemente Foreman.
Las consecuencias de esta exposición no se hicieron esperar, y el castillo de naipes del afamado perfilador se derrumbó con asombrosa rapidez.
Su último libro, “Mind Hunter” (Cazador de Mentes), publicado en 2018, en el que incluye apartes de su supuesta entrevista con Ted Bundy, y describe cómo conoció a Charles Manson y a Jeffrey Dahmer, conocido como el “Caníbal de Milwaukee” al ser responsable de 17 muertes; fue retirado de la venta por la editorial Urbane Publications, quien emitió un comunicado disculpándose por amplificar la obra de un mentiroso.
“Al igual que todos los que trabajaron con Paul Harrison, los asistentes a sus charlas y los lectores de sus libros, estamos muy preocupados por estas revelaciones y actualmente estamos buscando aclaraciones antes de decidir qué acción tomar. Sin embargo, retiraremos de la venta Mind Games con efecto inmediato y nos esforzaremos por eliminar todas las existencias y detalles de todos los canales minoristas relevantes”, dijo entonces la editorial.
Y no era para menos, en el libro se contaban detalles biográficos del autor que también resultaron ser falsos, como sus supuestos 20 años de experiencia sirviendo como perfilador del FBI.
Según Harrison, los federales estadounidenses lo invitaron con tan solo 23 años a integrar la Unidad de Ciencias del Comportamiento, un cuerpo élite del FBI en Quantico, Virginia, desde donde tuvo acceso durante la década del 80 y 90 a Bundy, Dahmer, Manson, y un numeroso etcétera de criminales peligrosos.
Según las cuentas del propio autor, en su vida profesional entrevistó y perfiló más de 70 asesinos seriales.
Sin embargo, Perrie reveló el testimonio de una de sus esposas quien afirmaba que Harrison había viajado por primera vez a Estados Unidos en 1999, para una exposición del Monstruo del Lago Ness, siguiendo su afición por las conspiraciones y lo paranormal.
El reportero de Vice, Francisco García, confirmó esta mentira en un reciente artículo publicado sobre el perfilador farsante.
García afirma haber intercambiado correos electrónicos con el agente retirado del FBI Mark Safarik en diciembre de 2021 en los que le preguntó sobre los supuestos años de Harrison en la Unidad de Ciencias del Comportamiento. Safarik pasó sus últimos 12 años de carrera en esa unidad y dijo que nunca había escuchado de Harrison, hasta que en 2019 los periodistas empezaron a hacer preguntas sobre él.
Ni Safarik, ni nadie del FBI sabía de un Paul Harrison, y mucho menos como miembro de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI, la cual se formó en 1974 con el objetivo de investigar casos de violaciones y homicidios en serie. De ahí salieron agentes famosos como John Douglas y Robert Ressler (este último, supuesto mentor de Harrison), quienes fueron de los primeros referentes de la psicología criminalística y el perfilamiento criminal.
Ellos entrevistaron a decenas de asesinos en serie para tratar de entender mejor la mente violenta de los perpetradores y trazar un perfil psicológico de los asesinos, algo que para entonces era un enfoque novedoso.
La idea detrás del perfilamiento consiste en que al analizar los detalles de un asesinato es posible inferir datos clave sobre su perpetrador, como edad, clase social, historia laboral, o raza.
Si bien la premisa tiene su atractivo, sobre todo para motivar todo tipo de series y películas inspiradas en esta profesión (como Zodiac, El silencio de los Inocentes, o Pequeños Secretos) en la realidad aunque se usa frecuentemente, no es clara su verdadera incidencia sobre la resolución de un crimen.
“A mediados de los 90, el Ministerio del Interior británico analizó ciento ochenta y cuatro delitos, para ver cuántas veces los perfiles conducían al arresto de un delincuente. El perfil funcionó en cinco de esos casos. Eso es sólo el 2,7 por ciento”, escribe por ejemplo el periodista y sociólogo canadiense Malcom Gladwell en un artículo de 2007.
En todo caso, Harrison no solo era un perfilador, era ‘Él’ perfilador y su supuesta basta experiencia lo convertía en un frecuente invitado de conferencias sobre criminalística, en las que cobraba hasta 19 mil dólares por noche.
El porqué mintió de la manera que lo hizo y cómo logró pasar tanto tiempo sin ser descubierto, pese a que sus mentiras eran fácilmente verificables, como se demostró en la exposición de 2019, son preguntas que sólo podría responder el propio Harrison, quien ha desaparecido del mapa desde que los reflectores evidenciaron su engaño.
Lo último que se sabe de él fue un mensaje, desde entonces borrado, en su perfil de Facebook, en el cual pide perdón por una farsa que se le salió de las manos.
“Este monstruo ya no es mío, ni es lo que yo quería que fuera. Lo vi como una herramienta para dar voz a las víctimas, en todas partes, pero debido a que soy débil y vulnerable y completamente inútil en la toma de decisiones, los promotores me introdujeron en eventos sensacionalistas que a menudo enviaban propaganda engañosa. Algo que tenía que cumplir. He decidido terminarlo por ahora. No más shows o interacción en las redes sociales... Parece que decepcioné a todos, lo siento por eso”, escribió.
Al poco tiempo borró todos sus perfiles públicos y nadie sabe nada certero sobre su paradero.
A la posteridad quedaron algunos de sus libros, los que no fueron retirados de la venta, como “Dancing with the Devil: The Bible John Murders”, de 2013, donde plantea la idea de que un oficial de policía podría haber sido el verdadero asesino del Zodiaco: o “Hunting Evil” de 2008, escrito junto con el famoso criminólogo David Wilson, que ha la fecha ha vendido 19.000 copias, siendo su publicación más exitosa.
Irónicamente, estos libros, considerados por muchos años referentes del género “True Crime”, hoy deben ser tomados como historias de ficción.
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