El papa Francisco condenó este sábado en Malta la invasión rusa de Ucrania, donde se plantea ir por invitación del presidente ucraniano Volodimir Zelensky, y pidió una respuesta “compartida” ante la creciente emergencia migratoria.
En un discurso en el palacio presidencial de La Valeta, al iniciar una visita de dos días a esta isla del Mediterráneo, el sumo pontífice lamentó el “viento glacial de la guerra” procedente de “Europa del Este”.
“Algún poderoso, tristemente encerrado en las anacrónicas pretensiones de intereses nacionalistas, provoca y fomenta conflictos”, agregó en un alusión inequívoca al presidente ruso Vladimir Putin, aunque sin nombrarlo.
Francisco denunció además “las seducciones de la autocracia” y “los nuevos imperialismos”, que traen el riesgo de “guerra fría ampliada que puede sofocar la vida de pueblos y generaciones enteros”.
“Habíamos pensado que las invasiones de otros países, las salvajes luchas callejeras y las amenazas atómicas eran sombríos recuerdos de un pasado lejano”, dijo Francisco a los funcionarios malteses de la nación insular mediterránea al comienzo de una visita de fin de semana.
Hasta la fecha, ha evitado referirse a Rusia o a Putin por su nombre, de acuerdo con la tradición del Vaticano de no llamar a los agresores para mantener abiertas las opciones de diálogo. Pero la crítica del sábado a la poderosa figura responsable de la guerra marcó un nuevo nivel de indignación para el Papa.
Consultado por la prensa sobre un posible viaje a Ucrania, el santo padre respondió: “Sí, está sobre la mesa”.
El pontífice argentino, de 85 años, fue invitado por Zelensky para desempeñar el papel de mediador en las negociaciones entre Ucrania y Rusia, y visitar su país invadido por las tropas rusas desde finales de febrero.
También fue invitado por el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, para “mostrar su compasión” con el pueblo ucraniano
Frente al conflicto en Ucrania, que ha llevado a más de 4,1 millones de sus habitantes a huir del país, el Papa pidió “respuestas amplias y compartidas”.
“No pueden cargar con todo el problema sólo algunos países, mientras otros permanecen indiferentes”, manifestó ante el presidente maltés George Vella y el cuerpo diplomático.
Además de la referencia a Ucrania, era una crítica a la política migratoria de la Unión Europea (UE), entre ellas Malta, acusada de cerrar sus puertos a las oenegés que socorren migrantes que tratan de alcanzar Europa cruzando el Mediterráneo.
Corrupción
El sábado por la tarde, el Papa se trasladó en barco a Gozo (norte), una de las tres islas habitadas de Malta, donde presidirá una oración en el santuario nacional de Ta’Pinu ante más de 2.000 personas.
Antes de su salida, se dispararon cañones desde la fortaleza y sonaron las campanas de las iglesias de la capital.
La visita de Francisco a Malta sigue a las de sus antecesores Benedicto XVI en 2010 y Juan Pablo II en 1990 y 2001.
La historia del país está impregnada de catolicismo desde la época de San Pablo, quien se cree que tuvo un accidente naval en Malta de camino a Roma.
Cerca de 85% de los 516.000 habitantes de Malta se declaran católicos, pero aunque el catolicismo está consagrado en la Constitución, su presencia ha sufrido un fuerte retroceso en los últimos años.
En su discurso en el palacio presidencial, el Papa opuso las virtudes de “la honestidad, la justicia, el sentido del deber y la transparencia” a “la desigualdad y la corrupción” que afectan la reputación de Malta.
En efecto, Malta garantiza parte de su prosperidad económica en los sectores de los juegos de azar en línea, las empresas “offshore” y los famosos “pasaportes dorados” que ofrecen la residencia o la nacionalidad a ricos inversores cuya fortuna tiene a veces origen dudoso.
El asesinato de la periodista Daphne Caruana Galizia en 2017, que conmocionó al país y el mundo, reavivó las acusaciones de laxismo en torno a esas plagas modernas.
(Con información de AFP y AP)
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