Roman Abramovich no es simplemente el dueño del club de fútbol Chelsea o uno de los hombres más ricos del mundo. Según Maria Konstantinovna Pevchikh, jefa de la unidad de investigación de la Fundación Anticorrupción (FBK, por sus siglas en inglés), “es el más fiel y devoto de los oligarcas de Putin”.
Además de integrar la larga lista de oligarcas sancionados por Occidente, Abramovich se encuentra en el centro de la escena desde hace varios días por su participación en las negociaciones entre Rusia y Ucrania. Esta semana se supo que sufrió síntomas de un posible envenenamiento, los mismos que afectaron a dos negociadores de Kiev. “No tenían la intención de matar, solo era una advertencia”, informó el periodista Christo Grozev, del portal alemán Bellingcat.
Personaje inevitable del jet-set global y propietario de una lujosa residencia de 15 habitaciones en el elegante barrio londinense de Kensington, Abramovich, de 55 años, es uno de esos hombres de negocios que se hicieron meteóricamente ricos en la década de 1990, tras la introducción de la economía de mercado en Rusia, adquiriendo una considerable influencia política.
Primer accionista de la siderúrgica Evraz, con una fortuna estimada por Forbes en más de 13.000 millones de dólares, su vida lujosa queda a menudo fuera del alcance de los medios, pese a tener un yate, el Eclipse, de 162 metros de longitud y otra media docena de barcos.
Y ahora, una investigación del Financial Times revela que Abramovich posee o está vinculado a una colección de cinco yates con un valor estimado de casi mil millones de dólares, incluidas varias embarcaciones cuya propiedad se mantuvo en secreto hasta esta semana.
Las autoridades del Reino Unido y la UE están intentando identificar todos los activos que pertenecen a los oligarcas sancionados. Ya se había ampliamente que Abramovich era el propietario de Solaris y Eclipse, con un valor de USD 474 millones y USD 437 millones, respectivamente. Pero el Financial Times reveló esta semana que también es dueño de Halo y Garçon, ambos amarrados en Antigua.
“El gobierno de Antigua desconocía la propiedad de los barcos atracados en la isla antes de las consultas del FT, lo que destaca la magnitud del desafío al que se enfrentan las autoridades del Reino Unido y la UE para hacer cumplir las sanciones”, asegura la investigación.
Halo y Garçon están valorados en 38 millones de dólares y 20 millones de dólares, y ahora que se descubrió su verdadero dueño corren el riesgo de ser incautados como otras de sus lujosas pertenencias.
En una carta al alto comisionado británico en Barbados con respecto a los yates, el ministro de Relaciones Exteriores de Antigua, Paul Chet Greene, dijo que Antigua había solicitado información sobre la empresa propietaria de los dos barcos, Wenham Overseas Limited, registrada en las Islas Vírgenes Británicas, después de “las persistentes acusaciones del Financial Times de que los barcos podrían ser propiedad del Sr. Roman Abramovich”.
La Agencia de Investigación Financiera de las Islas Vírgenes Británicas estableció que el beneficiario final de Wenham Overseas Ltd es Roman Abramovich. El gobierno de Antigua aseguró que colaborará en todo lo que el Reino Unido necesite.
Una persona con conocimiento de la colección de barcos de Abramovich y los documentos vistos por el FT indican que el oligarca también podría ser el dueño de Sussurro, el primer yate que compró en 1998, a pesar de los informes de que se lo había dado a una ex esposa en un divorcio.
Una fuente, la que indicó al Financial Times que los dos yates en Antigua eran Abramovich, dijo que el oligarca tembién era el dueño de Sussurro, cuyo propietario figura en los registros marítimos como Vesuvius International Limited en las Islas Vírgenes Británicas.
El propietario de Vesuvius International, con sede en Jersey, figura como Wotton Overseas Holdings Limited, que también es propietaria a través de una subsidiaria de un helicóptero que ha sido fotografiado varias veces aterrizando en el Solaris de Abramovich.
Esta embarcación está valuada en 11 millones de dólares, y se encuentra amarrada en La Ciotat, en el sur de Francia, el mismo puerto donde el gobierno francés confiscó el mes pasado un superyate de 116 millones de dólares perteneciente a una empresa vinculada a Igor Sechin, jefe del grupo petrolero ruso Rosneft.
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