La ONG Human Rights Watch (HRW) denunció que la población civil de la ciudad de Chernígov, en el norte del país, necesita acceso a servicios básicos, a ayuda humanitaria y evacuaciones seguras.
“Los civiles de Chernígov llevan días atrapados en una crisis en cascada sin acceso a los servicios básicos y sin medios de escape, todo ello mientras viven bajo la amenaza constante de los ataques rusos”, señaló el investigador de crisis y conflictos de Human Rights Watch, Richard Weir.
Subrayó que “las fuerzas rusas, junto con las ucranianas, deben tomar las medidas necesarias para permitir a los civiles abandonar la ciudad de forma segura si así lo desean y garantizar que se satisfagan las necesidades básicas de los civiles que se quedan”.
La ONG detalló en un comunicado que, desde el 24 de marzo, las fuerzas rusas sitiaron la ciudad, controlando casi todos los accesos a la misma y atacando el puente que proporcionaba la última ruta de acceso que quedaba para entrar y salir de la localidad.
Las condiciones en Chernígov, donde se impidió la evacuación de heridos y niños, así como la distribución de bienes humanitarios a la población, se asemejan a las de la ciudad portuaria de Mariupol, en el sureste del país, donde los residentes no tienen acceso a servicios básicos, según ha dicho la organización.
HRW habló con un funcionario, un médico y un residente de Chernígov que recientemente huyeron de la ciudad. Describieron una situación de deterioro, en la que el acceso al agua, la electricidad, la calefacción y las comunicaciones telefónicas y por Internet han desaparecido casi por completo en los últimos días.
Según esta ONG, la aguda escasez de agua supone un riesgo “especialmente” grave para los aproximadamente 130.000 residentes que permanecen en la ciudad, de los casi 300.000 habitantes que había antes del comienzo de la guerra.
El secretario del ayuntamiento de Chernígov, Olexander Lomako, calcula que más de 350 civiles han muerto durante los ataques a la ciudad, “pero son cifras muy aproximadas”, ha declarado a Human Rights Watch.
“Muchas personas permanecen bajo las casas destruidas. La gente a menudo se ve obligada a enterrar a sus vecinos y familiares en los patios de sus casas. Así que ni siquiera podemos contar el número exacto de víctimas”, agregó Lomako.
En la noche del 23 de marzo, el puente principal sobre el río Desna, en la carretera que sale de Chernígov hacia el sur del país, en dirección a Kiev, fue destruido. Lomako lamentó su destrucción porque “permitía recibir ayuda humanitaria y evacuar a los civiles heridos y pacíficos -mujeres y niños-”, dijo.
“Ahora sólo queda (un) puente peatonal. Y (cuando) alguien se atreve a cruzarlo, los rusos bombardean el puente”, agregó Lomako. Así, hizo hincapié en que el mayor problema para los residentes que permanecen en Chernígov es la ausencia de suministro de agua.
HRW alertó que, según explicó un médico de Chernígov, su hospital sólo tiene electricidad de sus generadores y que éstos están empezando a quedarse sin combustible. En la situación actual, los generadores se encienden durante cuatro horas cada día. “Aprovechamos ese tiempo para cocinar la leche para los bebés”, aseveró el médico.
Así, el médico denunció que el generador no proporciona suficiente energía para realizar cirugías o radiografías. “Como no tenemos electricidad ni agua, no podemos esterilizar nuestros instrumentos médicos, por lo que hemos tenido que utilizar kits desechables”, indicó a HRW.
Con todo ello, Weir sentenciado que “los civiles no deberían tener ni permitirse sufrir así”. “Las partes del conflicto deben cumplir con sus responsabilidades internacionales y proteger a todos los que permanecen en Chernígov”, sentenció.
(Con información de Europa Press)
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