Mitch Hunter tenía solo 21 años cuando el automóvil en el que viajaba se estrelló contra una torre eléctrica de 10,000 voltios después de una noche de fiesta.
Durante cinco minutos, la fuerte corriente eléctrica bombeó continuamente a través de su cuerpo dejándolo con quemaduras graves en la cara, las manos y las piernas.
Estuvo en el hospital durante dos meses, pero tuvo que someterse a un total de 67 cirugías reconstructivas faciales durante los siguientes cuatro años.
Una década después del accidente y tras ser padre de tres hijos, Mitch fue la segunda persona en Estados Unidos en someterse a un trasplante de cara.
Recibió su rostro de un donante, un hombre que había muerto, y ahora ha revelado completamente su increíble transformación.
“Apenas recuerdo nada de cuando los cables me tocaron la cara. Un minuto estaba ayudando a la niña herida tratando de alejarla del poste, al siguiente estaba en el hospital casi un mes después”, dijo Mitch, de Indianápolis, Indiana.
En una historia publicada por The Mirror, Mitch, quien también sirvió en el ejército de los Estados Unidos, dijo que cuando despertó lo primero que le hizo notar la gravedad de sus heridas fue ver a su madre y su madrastra juntas en el hospital. “Estaban en la habitación consolándose porque generalmente se odiaban”, recordó.
“Durante unos días nadie me mostraba un espejo, hasta que mi exnovia de entonces vino de visita y se trajo uno. No puedo describir la sensación que tuve al verme así, no se sentía real, estaba irreconocible. La quemadura en mi pierna fue tan severa que también tuvieron que amputarme por debajo de la rodilla. No podía creer lo drásticamente que había cambiado mi vida en cuestión de minutos”, contó.
Mitch despertó 27 días después del accidente, rodeado de su familia sin ningún recuerdo del accidente.
Necesitaba 20 injertos de piel de la pierna y la espalda para tratar la piel de la cara y el cuello que se había “derretido”.
En 2011 se sometió al trasplante de cara y dijo que lo hizo porque “no quería que sus hijos se avergonzaran de él en el futuro”.
Unos 30 médicos pasaron más de 14 horas reconstruyendo su rostro durante la arriesgada operación.
Afortunadamente, su riesgo valió la pena y ahora está irreconocible con una barba poblada y una sensación completa en la cara.
“En total, la cirugía tomó 14 horas y media después de alrededor de seis meses de ver a diferentes cirujanos en todo el país. Tomé mi cara por completo de un donante de órganos, usando su piel, tejido blando, cartílago de su nariz, barba y cejas”, explicó.
“Los cirujanos extirparon todo el tejido cicatricial de mi cara, conectaron vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas. Por raro que parezca, puedo dejarme crecer la barba que una vez perteneció al donante, ¡lo cual es realmente extraño!”, señaló.
Mitch afirma que haberse trasplantado la cara fue la mejor decisión que ha tomado en su vida y que gracias a eso ha podido dejar atrás el accidente y tener una familia.
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