El historiador Yoel Schvartz es uno de los mayores expertos del mundo sobre el Holocausto y pertenece al Yad Vashem, el Centro Mundial de Conmemoración de la Shoá, cuyo objetivo es conmemorar, documentar, investigar y educar sobre el Holocausto. En diálogo con Infobae explica por qué el argumento público del presidente ruso, Vladimir Putin, para invadir Ucrania es mentiroso. “El concepto de desnazificación está totalmente sacado de contexto”, afirmó.
El historiador israelí desmonta la narrativa del ruso y detalla que los ultras no tienen el poder que Putin les asigna en el gobierno ucraniano. “De ninguna manera se puede equiparar con el régimen nazi”, sentencia. Y agrega: ”Esto forma parte de un proceso de revisión y reescritura de la memoria histórica en el mundo postsoviético”
-Vladimir Putin habla de “desnazificación” para intentar justificar la invasión a Ucrania, ¿qué sustento tiene su argumento?
-En primer lugar hay que decir que el concepto de desnazificación está totalmente sacado de contexto. Se usó a fines de los años ‘40 y principios de los ‘50, en Alemania Occidental, para todo el proceso de juzgamiento y limpieza de los distintos estamentos en la sociedad alemana de la presencia de personas que habían tenido vínculos o eran jerarcas del Partido Nazi. Pero no tiene nada que ver con la realidad de lo que está pasando hoy en día en Ucrania. No tiene nada que ver con la realidad de esta operación militar. Sus objetivos no tienen nada que ver con esto. Creo que Putin hace una manipulación de un hecho real, como mucha manipulaciones, que es que existe una presencia de la ultraderecha dentro de Ucrania y en círculos cercanos al Gobierno, sobre todo en el Ejército, pero esta presencia no quiere decir que sean quienes gobiernan, ni que tengan el poder. De ningana manera se puede equiparar con el régimen nazi
-El presidente Volodymir Zlenenzky es, además, judío...
-No solamente es un presidente de origen judío, sino que fue elegido por un 73% de los votos y en su momento, cuando empezó su campaña, los prorrusos lo acusaban de que podía ser un títere de los nacionalistas, pero los nacionalistas también lo acusaban de ser “Caballo de Troya” de los prorrusos. Zelenzy, además de que su familia sufrió el holocausato y de que sus tíos abuelos fueron asesinados en campos de concentración, es un hombre que se crió en un ambiente ruso, habla perfecto en ruso. Se sabe que fue cómico, y sus primeras actuaciones fueron en Moscú. Perfectamente podía pasar tanto por nacionalista como por prorruso, y fue acusado de ambas posiciones. Esto prueba que trató de mantener posiciones moderadas y distantes de estos grupos. Hay quienes dicen, de hecho, que los ultras están en retroceso en los últimos años. Claramente lo que le preocupa a Putin no es la minoría ultranacionalista ucraniana, sino las decisiones y los rumbos que toma la mayoría.
-¿Por qué recurrir a una narrativa como esta cuando es fácilmente desmontable?
-Pero dónde es desmontable… Yo creo que esta narrativa apunta al frente interno. A través de esta narrativa Putin busca manufacturar un consenso que le genere legitimidad a esta operación en Ucrania y la asocia con la Gran Guerra Patria, como todavía hoy se llama a la Segunda Guerra Mundial. Y esto forma parte de un proceso más amplio, que es el proceso de revisión y reescritura de la memoria histórica en el mundo postsoviético. Pasa en Polonia, en Hungría e, incluso, en la propia Ucrania. Es un proceso de revisión y reconstrucción de la memoria histórica que tiene que ver con el proceso de desarme de la estructura de la URSS y los países detrás de la Cortina de Hierro. Cada uno de ellos busca reposicionar a su pueblo y a su Estado en función del pasado y en relación a las necesidades de la coyuntura y el presente.
-Mantener esa narrativa le es más sencillo con el control de los medios de comunicaciones y el manejo de la difusión de información interna…
-Tal cual. De hecho nosotros vemos que los medios más disidentes han sido clausurados. Hay todo un filtro de la información que llega a Rusia, de lo que pasa afuera. Los medios internacionales, sin tener conocimiento directo de lo que pasa allí, están siendo filtrados. Las protestas están siendo perseguidas. Se han dictado leyes restrictivas de la protesta social. Periodistas y manifestantes han sido encarcelados… Hay una vuelta a un régimen de cercenamiento de las libertades individuales y de la libertad de expresión que, justamente, a partir de esta operación en Ucrania está empezando a tomar cada vez más fuerza.
-¿Entonces, en este momento, no es cierto que Ucrania esté gobernada por nazis?
No, por supuesto que no. Hay nazis en Ucrania, claro. Seamos precisos: en la sociedad ucraniana y en la política ucraniana hay grupos y corrientes que reivindican la colaboración del nacionalismo ucraniano con el nazismo en los años ‘30 y ‘40. Los sucesivos gobiernos ucranianos desde 2013 han tenidos la política de hacer la vista gorda con los nacionalistas ucranianos con actitudes antisemitas, sí, pero decir que Ucrania está gobernado por nazis o que a través de esta guerra se va a desnazificar Ucrania es un error histórico y una malversación de la memoria histórica que, además, puede llevar a un el resultado contrario. Si Ucrania sobrevive a esta guerra, el nacionalismo ucraniano podría radicalizarse.
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