Inna Afinogenova, subdirectora de la página de Russia Today (RT) en español, decía el pasado 1 de diciembre en su programa ¡Ahí les va!: “Llegará enero, después febrero y marzo, acabará 2022 y seguro que en los medios seguirán leyendo que la invasión es inminente. El cartel de ‘hoy no se fía, mañana sí’ en versión política. Quienes advierten una y otra vez de una inminencia que nunca llega, no lo hacen por ignorancia, sino porque lo tienen perfectamente calculado”.
En esas fechas los medios occidentales alertaban, citando fuentes oficiales de la Unión Europea y Estados Unidos, que Rusia preparaba un ataque a Ucrania. A finales de año tropas rusas se asentaban en la frontera entre ambos países y desde el Kremlin se decía que se trataba de maniobras militares y desde Occidente que eran los preparativos para una invasión.
Historia de una gran histeria: ¿Invasión inminente de Rusia a Ucrania? fue el título de un reportaje emitido en el programa El Zoom de RT el 16 de febrero. Entonces, el presentador, Javier Rodríguez Carrasco, advertía del riesgo que suponía vender “titulares tremendistas” cuando se trataba no de un juego sino de “algo tan serio y terrible como es la guerra”. Añadía el conductor de El Zoom de RT que “a quienes juegan con la guerra se les debería caer la cara de vergüenza y si alguno tuviera algo de dignidad abandonaría su puesto de trabajo o pediría perdón”.
El 24 de de febrero Rusia invadió Ucrania y marcó el inicio de una guerra que ya supera un mes de duración, que ha provocado cientos de muertos y el desplazamientos de más de cuatro millones de personas. Una guerra que mantiene a Europa y al resto del mundo en alerta y al filo de la Tercera Guerra Mundial.
RT y Sputnik, medios de comunicación rusos controlados por el Kremlin, ya no son accesibles en Europa. Todas las citas anteriores se podían encontrar, oír y cotejar con facilidad en Internet hasta hace poco más de un mes.
El 27 de febrero, pasadas las cinco de la tarde en Europa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, anunciaba: “Prohibiremos las máquinas de comunicación del Kremlin en la UE. Los medios estatales Russia Today y Sputnik, y sus sucursales, no podrán difundir más sus mentiras para justificar la guerra de Putin. Estamos implantando las medidas para prohibir la desinformación tóxica y dañina en Europa”.
El cierre se produjo el 2 de febrero. Entonces la UE argumentó: “Sputnik y Russia Today están bajo el control permanente, directo o indirecto, de las autoridades de la Federación de Rusia y son esenciales y decisivas para impulsar y apoyar la agresión militar contra Ucrania y para la desestabilización de sus países vecinos”.
Y añadió: “La Federación de Rusia ha emprendido una campaña sistemática e internacional de desinformación, manipulación de la información y distorsión de los hechos a fin de intensificar su estrategia de desestabilización de sus países vecinos, de la UE y de sus Estados miembros”.
La decisión del Consejo Europeo es de aplicación directa.
Desde Europa ya no se puede acceder, en teoría, a RT y Sputnik. En teoría porque, según explica el abogado y periodista Pablo Romero, experto en información sobre tecnología, “la Comisión ha tenido que ir red social por red social requiriendo el bloqueo territorial de ciertas URLs [dirección web]. Lo que sucede es que es muy difícil impedir la difusión por esa vía. De hecho, yo mismo he visto que RT puede colgar sus informaciones desde Latinoamérica y que se puede acceder desde España por mil y una vías: una VPN en un tercer país, un mirror, etcétera”.
¿Cómo trabajan RT y Sputnik? ¿Cómo difunden sus fake news? En primer lugar, algunos de los expertos consultados cuestionan la prohibición aplicada por la UE, ya que, dicen, debe primar el derecho a la información. En segundo lugar, ponen de relieve que medios occidentales sometidos al escrutinio de paneles expertos en verificación también difunden desinformación.
Carlos Elías, catedrático de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y titular de la cátedra Jean Monnet Chair EU, Disinformation & Fake News explica a Infobae cómo y porqué se produce el proceso de la información. “RT y Sputnik difunden su información a través de sus webs. Toda la gente que la consume y otros medios que sirven de altavoces la propagan. Cuando llega a las Redes Sociales, grandes equipos informáticos crean bots que la alimentan”.
La clave está en conocer por qué se consume esa información. Elías es, además de periodista, químico, una formación científica que lo convierte en una analista óptimo de estos procesos que analiza desde hace años. “El cerebro humano no está hecho para la verdad. El cerebro humano está hecho para optimizar energía. Lo que llamamos ‘sesgo de confirmación’ consiste en consumir aquella información que ratifica lo que pensamos”.
Así, si alguien está contra las vacunas desechará cinco artículos científicos de primer nivel que le dicen lo contrario a lo que piensa y dará validez a cualquier información que confirme lo que piensa sin tener en cuenta la fuente, pone como ejemplo. “Si RT y Sputnik dicen que en Ucrania no hay una guerra y que en realidad son operaciones para evitar que se ataque a Rusia, la gente lo va a creer” por esa razón. Y desde su conocimiento científico explica que “hay neurotransmisores que se activan, parecidos a los del placer sexual, cuando confirmamos lo que creemos”, mientras otros, más vinculados con el dolor, “se activan cuando la información contradice nuestras ideas”.
Infobae ha contactado con ex trabajadores de RT. Estas fuentes piden mantener el anonimato por razones de seguridad. Hay otra razón más: en RT les obligan a firmar un contrato de confidencialidad que en el caso de romperlo les puede suponer una multa de más de cinco millones de rublos, alrededor de 46.157 euros al cambio actual.
Este acuerdo de confidencialidad perdura en el tiempo. Según documentos publicados por algunos medios (The Moscow Times, Meduza, Znak), los trabajadores deben mantener silencio no sólo mientras están en el medio, sino durante 20 años una vez lo han abandonado.
Una de las claves de estos medios es que ofrecen buenas condiciones laborales, buenos contratos, que cuentan con medios óptimos para realizar su trabajo. Una de las fuentes consultada explica que sus jefes han sido siempre “rusos afines al Gobierno. En estos últimos meses han ido cambiando el objetivo de la información: no se habla de guerra en Ucrania, sino de genocidio en el Donbás. Ahora no se puede, pero es fácil ver en la página cómo el equipo directivo de RT, la cúpula, cambia de forma habitual”.
Hoy, dice un ex trabajador de RT, “las tareas más sensibles las están asumiendo los rusos. La información es la oficial, todos los medios rusos hoy dan el mismo enfoque. De hecho, se habla de armas nucleares y armas químicas en manos de los ucranianos”.
Una periodista conocedora de la realidad vivida en Rusia en los últimos meses ha explicado cómo los mensajes lanzados por estos medios iba siempre en la misma dirección: el genocidio del Donbás, la presencia de nazis en Ucrania, el riesgo que sufre Rusia y los vínculos históricos que hacen de Rusia y Ucrania un solo país.
Poco después de la invasión no pocos periodistas vinculados a este medio ruso dimitieron. Dos ejemplos.
“Lamento haber dejado ahora RT. Quiero agradecer a todos en el canal por darme la oportunidad de transmitir a nivel mundial sobre temas que me apasionan. Mucha suerte a todos mis antiguos compañeros”, escribió en su cuenta de Twitter la periodista Shadia Edwards-Dashti. Ella trabajaba para RT desde Londres. Eran las 10:58 de la mañana del 24 de febrero cuando anunció su dimisión. Apenas habían pasado cinco horas desde la invasión.
A las 21:27 horas del 24 de febrero, el periodista de RT Jonny Tickle, afincado en Moscú, anunció en Twitter que abandonaba RT: “A la luz de los acontecimientos recientes, hoy renuncié a RT con efecto inmediato”.
Uno de los equipos de más prestigio en tareas de verificación de información en España es el de Maldita, fundado por Julio Montes y Clara Jiménez Cruz hace ya casi una década. El responsable de la estrategia educativa y de alfabetización mediática de Maldita, Stéphane M. Grueso, explica de forma sencilla y genérica cómo la desinformación nace “en grupos cerrados”, que luego la trasladan a “las redes sociales” y a través de éstas llega a “los medios convencionales”.
En el caso de RT y Sputnik, explica, la cuestión es que “ya son medios convencionales”. Así, difunden sus fake news -como explicó la experta Carmela Ríos a Infobae no todo el contenido es desinformación y se generan programas de mucha calidad- de forma directa.
Grueso habla desde la prudencia. Reconoce que no ha profundizado en estos dos casos concretos y que no se atreve a decir que se trata de medios de desinformación de una manera taxativa. Maldita sí ha analizado la información de RT en las semanas previas a la invasión.
El responsable de la estrategia educativa y de alfabetización mediática de Maldita recuerda que en Latinoamérica, con especial mención a Brasil, RT es muy fuerte. Coincide en este punto con lo aportado por Pablo Romero.
Carlos Elías explica que la clave de los medios de desinformación está en la narrativa. “Una de las diferencias entre Occidente y Rusia, China o las culturas árabes es enorme, porque para nosotros el hecho es fundamental, pero para ellos no. Para nosotros, desde Tucídides y la guerra entre Esparta y Atenas, la importancia radica en el hecho, no en la narrativa. Eso no funciona en otras culturas”. Así, hay sociedades más vulnerables al relato porque no les interesa el hecho, sino lo que le cuentan.
Ya en 2017, delante del presidente ruso, Vladimir Putin, el presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió que “Russia Today y [la publicación hermana] Sputnik no se comportaron como organizaciones de medios y periodistas”. Bajo su punto de vista, los medios rusos financiados por el estado habían actuado como “agencias de influencia y propaganda, propaganda mentirosa, ni más ni menos” durante su campaña presidencial.
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