El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, dijo que Moscú se vio sorprendido por la magnitud de las sanciones impuestas por la guerra de Ucrania. Es la primera vez que los funcionarios del Kremlin admiten que no estaban preparados para la respuesta occidental.
“Cuando congelaron las reservas del banco central, nadie que predijera las sanciones que iba a aprobar Occidente podría haber imaginado eso. Es simplemente un robo”, dijo Lavrov a los estudiantes del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, la principal universidad de relaciones exteriores de Rusia.
El rublo cayó a mínimos históricos después de que los países occidentales congelaran 300.000 millones de dólares de las reservas de divisas de Rusia, impidiendo que el banco central desplegara su arsenal de apoyo.
Rusia ha intentado luchar contra su caída introduciendo estrictos controles monetarios y ha prometido una respuesta “asimétrica” que podría incluir restricciones a las importaciones clave a los países “no amigos” que han aprobado sanciones.
Por otro lado, Lavrov advirtió que el despliegue de fuerzas de pacificación de la OTAN en Ucrania provocaría enfrentamientos militares entre tropas de Rusia y de la Alianza Atlántica.
“Eso conllevará enfrentamientos directos entre fuerzas de Rusia y de la OTAN, algo que no es que todos quisiéramos evitar, sino que declaramos que no deben producirse por principio”, dijo durante la conferencia universitaria.
Lavrov consideró una provocación la propuesta pacificadora de Polonia, uno de los principales aliados de Kiev y destino de millones de refugiados del país vecino, y a la que también acusó de albergar ambiciones territoriales en Ucrania.
Además de mencionar los presuntos planes de la OTAN de enviar a Ucrania un batallón integrado por las tres repúblicas bálticas, recordó que ya se opuso también al despliegue en su momento en el Donbás de una fuerza internacional.
Denunció también las declaraciones sobre la necesidad de desplegar en Ucrania misiles antiaéreos Stinger, lo que, alertó, supondría “una amenaza colosal”.
A su vez, Lavrov acusó a Estados Unidos de estar interesado en alargar “lo más posible” la actual “operación militar aliada” rusa en Ucrania.
“Ellos esperan seguir suministrando armamento a Ucrania. Se ve que quieren mantenernos lo más posible en un estado de combate”, dijo.
Arremetió contra Kiev por modificar continuamente su postura durante las negociaciones, durante las que, sugirió, la delegación ucraniana va de la mano de Estados Unidos.
Enmarcó en esa estrategia las últimas intervenciones del presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, ante los Parlamentos de varios países occidentales.
“La dilatación (de las negociaciones) está dirigida a dramatizar la situación, permitir que Zelensky con su camiseta caqui intervenga ante los Parlamentos del mundo y después del discurso con lágrimas en los ojos demande de nuevo la injerencia de la OTAN”, comentó.
Lavrov aseguró que Moscú no se opone a la mediación de países occidentales, pero subrayó que hay “unas absolutamente líneas rojas” que no se pueden cruzar.
En cuanto a los intentos de aislar a su país y las presiones de EE. UU. para que todas las potencias mundiales se sumen a las sanciones occidentales, respondió: “Tenemos muchos amigos”.
(Con información de EFE)
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