La clave de la guerra en Ucrania sigue estando en Kiev. Los puertos del sur son imprescindibles para la economía. El avance en el este puede consolidar y aislar la zona separatista ruso-parlante. Pero para obtener una victoria desde el punto de vista político y militar, las fuerzas rusas necesitan tomar la capital ucraniana y derrocar al gobierno del presidente Volodymyr Zelensky.
Ese fue el objetivo primario de las tropas que entraron desde Bielorrusia y las fuerzas especiales que surgieron desde detrás de las líneas defensivas en las primeras horas de la invasión. Tenían el objetivo de tomar el aeropuerto de Hostomel, donde tenían previsto armar un puente aéreo con aviones Ilyushin con al menos 100 soldados cada uno. Fracasó. Las defensas ucranianas derribaron el primer avión que intentaba aterrizar en el lugar y a partir de ahí, se tuvieron que retirar. Luego, vino el convoy de la muerte con 60 kilómetros de parafernalia bélica que quedó empantanado en el barro y con jóvenes conscriptos entregándose al enemigo. Desde entonces, bombardean Kiev desde varios kilómetros de distancia y avanzan con una lentitud extraordinaria.
“Están teniendo enormes dificultades. Siguen sin resolver sus problemas de logística y abastecimiento en toda la campaña del norte de Ucrania. Claro que es tan incomprensible que esto suceda a un ejército del tamaño y el poder de fuego como el ruso que tendríamos que plantearnos la cuestión de si Rusia tiene realmente la intención de asaltar Kiev. De otra manera no se entiende”, es el análisis de la situación que hizo una fuente de la inteligencia británica consultada por el diario Telegraph.
Se estima que 7.000 soldados rusos murieron en los combates hasta ahora –los ucranianos ponen esa cifra en más del doble- y que el 10% del equipo del ejército invasor también fue destruido, “lo que hace preguntarse si el ejército sobre el terreno tiene la voluntad de seguir luchando”, continúa el analista. “El asalto a Kiev, sería sumamente costoso en vidas y equipos. Tendría que intervenir decididamente la aviación. Y estar dispuestos a convertir en escombros una ciudad que es entrañable para la historia rusa”.
En las últimas horas aparecieron en las redes sociales imágenes de las fuerzas rusas abandonando el territorio ocupado de Osetia, en Georgia, en dirección al frente ucraniano, en un estruendoso convoy de tanques y otros blindados pesados. Moscú está intentando reforzar sus fuerzas con tropas frescas y más experimentadas. Si quiere aislar y controlar Kiev necesitará el doble de soldados y equipos de los que tiene en las inmediaciones de la capital ucraniana. El general retirado David Petraeus, arquitecto del aumento de tropas de Estados Unidos en Irak en 2007-8, y otros analistas militares sostienen que Rusia carece de las fuerzas necesarias para la contrainsurgencia. Y para ocupar una ciudad de seis millones de habitantes (tres en el casco central y otros tres en la periferia) las va a necesitar.
“Rusia busca cada vez más generar tropas adicionales para reforzar y reemplazar sus pérdidas de personal en Ucrania”, es el análisis que hizo ayer el Ministerio de Defensa británico. “Para ello, Moscú está redistribuyendo fuerzas desde lugares tan lejanos como el distrito militar oriental de Rusia, la flota del Pacífico y Armenia. También está tratando de explotar cada vez más fuentes irregulares, como empresas militares privadas, sirios y otros mercenarios”.
“Los rusos están desesperadamente faltos de personal”, dijo al Guardian, Jack Watling, investigador del Royal United Services Institute (RUSI). “Han avanzado a lo largo de múltiples ejes y han dividido sus fuerzas. Si estuvieran operando a un ritmo elevado y hubieran sido capaces de hacer lo que se propusieron, entonces tendría sentido, pero dada la escasa motivación de las tropas lo que en realidad han conseguido es fijarse en varias batallas urbanas independientes, y en cada una de ellas carecen de la masa necesaria para tomar las ciudades que están asediando por asalto.”
La defensa ucraniana está siendo eficaz gracias al armamento que está recibiendo de Europa y Estados Unidos. En Bruselas se aprobó un paquete de ayuda de 1.000 millones de euros. Las repúblicas bálticas y los países escandinavos cedieron las baterías antiaéreas que habían comprado a Washington. El presidente Joe Biden anunció ayer un aporte adicional de 800 millones de dólares que se suman a los 350 millones del mes pasado. El paquete incluye misiles antitanque Javelin y misiles antiaéreos Stinger, que resultaron sumamente efectivos en manos de las defensa. El resto, proviene de la firme voluntad de la enorme mayoría de los ucranianos que se sumaron a las milicias populares.
Aunque las tropas rusas siguen avanzando en el sur y el sureste, los contraataques ucranianos frenaron el intento de movimiento de pinza ruso sobre Kiev. Como respuesta, las fuerzas rusas intensificaron el ritmo de las descargas de artillería, al igual que en otras ciudades, como Kharkiv.
Chris Donnelly, que fue asesor de la OTAN sobre tácticas militares soviéticas y rusas, escribió que “los problemas de personal de Rusia se remontan a décadas atrás”. Dice que los planificadores militares rusos son conscientes desde hace tiempo de las limitaciones que supone el uso de un ejército de reclutas y de la baja moral que suelen tener las tropas como consecuencia de eso. “Durante años, en cierto sentido, los rusos trataron de construir un ejército sin soldados, principalmente porque eran conscientes de la vulnerabilidad de sus propias tropas y de su disposición a luchar”, señaló Donnelly, aunque aclaró que la invasión de Ucrania ha puesto de manifiesto los fallos de ese enfoque. “Ha habido un grave error de cálculo desde el punto de vista del Estado Mayor”.
Otros analistas citados por el sitio especializado Defense One creen que en este sentido será de muy poca ayuda la llegada de los 16.000 sirios que alistó el ministerio de Defensa ruso como mercenarios para reforzar la falta de soldados profesionales. “Los sirios son muy buenos en la lucha en el desierto. Pero en Ucrania el terreno es totalmente diferente. En principio, tienen que soportar un frío de varios grados bajo cero al que no están acostumbrados. “Ninguna de sus experiencias de combate se trasladará. No están familiarizados con el terreno y no tienen un fuerte vínculo o compromiso con la causa”, opinó Jack Watling del RUSI. “Aunque hay un componente en el que los rusos están pensando cínicamente que esto va a ser sangriento y sombrío y que habrá un problema político interno con las bajas, así que si no son rusos los que regresan en bolsas de cadáveres, entonces es mucho mejor para Putin”.
En este contexto los analistas militares ponen las conversaciones de paz con 15 puntos básicos que se están realizando en este momento entre representantes de los dos gobiernos. Creen que es una maniobra de distracción por parte de Putin para que las fuerzas rusas puedan reagruparse y ordenar su logística. El anuncio de un fracaso o una simple postergación de este proceso, podría marcar el comienzo del asalto final a Kiev o la impotencia rusa de no poder realizarlo.
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