Miles de mercenarios sirios, libios y neo-nazis están siendo reclutados para combatir junto a las fuerzas rusas

Dicen ser “los soldados de Putin”. Combatieron junto a las tropas del Kremlin en la guerra siria para defender el régimen de Bashar al Assad. También en las diferentes facciones libias. Son conocidos por su ferocidad y salvajismo

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Sirios cantan a favor de Putin

Perseguir al enemigo hasta eliminarlo. Dejar ciudades en escombros. Violaciones masivas. Terminar con cualquier vestigio de líderes que puedan levantar al pueblo derrotado. Hacer desaparecer cualquier signo de oposición por más mínimo que sea.

Esa fue la táctica utilizada por las fueras rusas que acudieron a rescatar al régimen de Bashar al Assad cuando estaba acorralado en Damasco a mediados de la guerra civil siria. Fueron devastadores. Redujeron a piedras la ciudad de Idlib y utilizaron las mismas técnicas de los jihadistas del ISIS y Al Qaeda para terminar con ellos. Pero, sobre todo, persiguieron hasta la extinción a los combatientes pro-occidentales.

Ahora, los soldados rusos están poniendo en práctica lo que aprendieron en Siria en la invasión de Ucrania. Y también están llamando a combatir junto a ellos a los milicianos sirios pro-Assad que los acompañaron en la campaña de Medio Oriente. Más de 40.000 mercenarios sirios ya se anotaron en una lista presentada en la embajada rusa en Damasco para ir a Ucrania. Todos tienen experiencia de combate junto a los rusos. Ese era el requisito básico que había pedido la embajada rusa en Damasco. De acuerdo al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, en los enclaves separatistas de Luhansk y Donetsk ya hay unos 16.000 “voluntarios” combatiendo en el bando ruso.

Mercenarios del Grupo Wagner, financiado por el Kremlin, junto a aliados sirios durante la ofensiva sobre la ciudad siria de Idlib. (Twitter)
Mercenarios del Grupo Wagner, financiado por el Kremlin, junto a aliados sirios durante la ofensiva sobre la ciudad siria de Idlib. (Twitter)

También se están presentando como “voluntarios” veteranos libios de todos los bandos en pugna desde que cayó en 2011 el dictador de Trípoli, Muammar al Gaddafi. Combatientes de las fuerzas de Jalifa Haftar y de las milicias de Bengasi, las Brigadas de Misurata y hasta jihadistas del Consejo de la Shura de Bengasi. Estos veteranos se enfrentan entre sí desde 2014, pero ahora están yendo a combatir en el mismo bando. Muchos de ellos son veteranos de la guerra de Nagorno-Karabakh donde combatieron junto a las fuerzas armenias apoyadas por Moscú. Son conocidos por su ferocidad y salvajismo. Dicen ser “los soldados de Putin”.

“Siria fue la escuela de guerra de Rusia para luego invadir a Ucrania”, explicó a la BBC, Jennifer Cafarella, del Instituto para el Estudio de la Guerra y el Instituto de Seguridad Nacional de EE.UU. La experta que sigue desde hace años las campañas militares del Kremlin en Siria, una revisión del avance ruso sobre Ucrania muestra que son las tropas que estuvieron en Siria las que han tenido un mayor éxito. “Las operaciones militares más efectivas que estamos viendo en Ucrania son las que protagonizan las fuerzas que provienen de Crimea, donde el Distrito Militar Sur de Rusia está presionando de manera efectiva para asegurar esencialmente la costa ucraniana”, explica.

“Y estos es relevante porque el Distrito Militar Sur y su comandante son los que han estado dirigiendo la guerra en Siria. Entonces, en muchos sentidos, es la unidad más experimentada que los rusos tienen en Ucrania y puede explicar por qué están teniendo relativamente más éxito sobre el terreno”, agrega.

Milicianos libios que lucharon en su país con ayuda rusa y que ahora van a convertirse en mercenarios pagos por el Kremlin. (Archivo)
Milicianos libios que lucharon en su país con ayuda rusa y que ahora van a convertirse en mercenarios pagos por el Kremlin. (Archivo)

A los mercenarios les están ofreciendo contratos de seis meses por entre 1.500 y 2.000 dólares por mes, aunque una cadena de noticias de Deir Ezzor, en el este sirio, informó que a varios jóvenes de la ciudad les habían ofrecido sólo 300 dólares. En Siria, la mayoría de la población vive con menos de un dólar por día.

De acuerdo a informes de la inteligencia europea, estaría viajando a Bielorrusia un número indeterminado de miembros de la División 25, un cuerpo de élite que forma parte de la estructura del Ejército sirio y que hasta 2019 operaba como milicia leal al presidente del país, Bashar al Assad, bajo el nombre Fuerzas Tigre. También de la Octava Brigada, que fue entrenada y organizada por instructores rusos en el marco de una reestructuración de las fuerzas sirias hace dos años. Otros informes que indican que habrían llegado a Ucrania un grupo de milicianos checheno que estaban apostados en la provincia noroccidental siria de Idlib, el último bastión opositor en el país árabe, pero para enfrentar a los rusos, sus enemigos históricos.

“Los extremistas extranjeros orientados a la violencia que viajan a Ucrania representan claros riesgos para la seguridad global. Adquieren una mayor experiencia de combate en la zona de conflicto ucraniano y podrían tener un importante poder de fuego orientado a la violencia en sus países de origen a su regreso. Su capacidad para planificar y llevar a cabo con éxito atentados de acuerdo con su ideología aumenta enormemente”, advirtió ayer el Counter Extremism Project (CEP) en un informe que emitió desde Berlín.

Soldados sirios que se enrolaron para combatir junto a las fuerzas rusas en Ucrania. Uno de ellos lleva la insignia de la "Z" que caracterisa a los combatientes de Putin en esta guerra. (Telegram)
Soldados sirios que se enrolaron para combatir junto a las fuerzas rusas en Ucrania. Uno de ellos lleva la insignia de la "Z" que caracterisa a los combatientes de Putin en esta guerra. (Telegram)

Ya es conocida la actividad del llamado Grupo Wagner que está financiado directamente por allegados a Vladimir Putin y el Kremlin. Se trata de unos 10.000 mercenarios que formaron parte de las fuerzas paramilitares en todos los frentes en los que Rusia tuvo algún interés en los últimos años. Estuvieron en las guerras de Sudán, la República Centroafricana, el Donbás, Siria, Libia y entrenan a las fuerzas especiales de Venezuela. En su uniforme llevan insignias nazis. Su principal promotor es Yevgueni Prigozhin, el denominado “chef de Putin”.

La extrema derecha radicalizada de varios países europeos, desde Suecia hasta Alemania, también se alistaron para combatir junto a los rusos. Se conocieron las adhesiones de grupos como los Slovak Conscripts, el Hungarian National Front y el Nordic Resistance Movement. Consideran que el nacionalismo autoritario del régimen de Moscú es el ejemplo a seguir para imponerlo en sus países. Tienen buen entrenamiento militar. Muchos son ex combatientes de los ejércitos nacionales con experiencia en Afganistán. Escuadrones de estos milicianos neo nazis ya estaban en Donetsk y Luhansk apoyando a los separatistas pro-rusos antes de la invasión del 24 de febrero. Y se enfrentaron al denominado Regimiento Azov, que también es un grupo de extrema derecha con coincidencias con sus “hermanos” europeos, pero que están integrados en las Fuerzas de Defensa de Ucrania. Todas estas organizaciones tienen una profusa actividad en los chats del “Internet profundo” y allí reclutan a nuevos combatientes.

 Milicianos pro-rusos contratados por los grupos de extrema derecha de varios países europeos combatiendo en favor de los separatistas en Donetsk. (AFP)
Milicianos pro-rusos contratados por los grupos de extrema derecha de varios países europeos combatiendo en favor de los separatistas en Donetsk. (AFP)

El viernes pasado, Putin afirmó que su bienvenida a las fuerzas extranjeras se produjo tras la afluencia de combatientes que fueron alentados a viajar allí por Occidente. Anteriormente había negado que se pagara a las tropas sirias que están siendo reclutadas. “Si ven que hay estas personas que quieren por su propia voluntad, no por dinero, venir a ayudar a la gente que vive en Donbas, entonces tenemos que darles lo que quieren y ayudarles a llegar a las zonas de conflicto”, dijo.

La guerra en Ucrania entra en un proceso muy complejo y dinámico donde todo es posible y nadie puede predecir cuánto tiempo se extenderá. Los generales rusos creían que iban a terminar con las defensas ucranianas en cuestión de horas y que harían capitular al gobierno del presidente Zelensky apenas dos o tres días más tarde. La férrea resistencia ucraniana, reforzada con el armamento occidental, probó que los generales de Moscú estaban muy equivocados. Ya van 20 días de guerra y aún no pudieron tomar las principales ciudades. Necesitan imperiosamente de tropas frescas, motivadas, bien entrenadas, con experiencia y el suficiente salvajismo, como el que tienen los mercenarios sirios y libios, si quieren continuar con su avance.

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