El Centro Simon Wiesenthal (CSW) fue uno de los primeros objetivos de una creciente campaña rusa de desinformación que intenta desviar la condena mundial por el bombardeo de un hospital materno infantil en la ciudad de Mariupol, Ucrania, “que mató y mutiló a mujeres embarazadas y niños inocentes”. En respuesta a un informe inicial de SKY News del 9 de marzo, el organismo dedicado a identificar antisemitas en todo el mundo publicó un mensaje en su cuenta de Twitter que decía: “Mismas tácticas terroristas utilizadas por los nazis. Crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad”.
La Embajada de Rusia en Israel -como otras dependencias diplomáticas en todo el planeta- salió al cruce de esta información y comenzaron a culpar de fake news a quien hacía referencia al condenable ataque. Esa oficina etiquetó al Centro y a otras tres instituciones por difundir supuestas “noticias falsas” a través de las redes sociales y acusó a “la neonazi ucraniana División Azov de ser los verdaderos responsables”, dice el comunicado.
“Tal vez todavía queden algunos rusos dispuestos a tragarse una mentira tan espeluznante. Los videos que aparecieron más tarde ese día con mujeres embarazadas sacadas en camillas del hospital bombardeado han sacudido la conciencia del mundo”, declaró el rabino Abraham Cooper, decano asociado y director de Acción Social Global en CSW.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, (Adolf) Hitler dio órdenes estrictas de ocultar la decisión tomada en la Conferencia de Wannsee de asesinar en masa a todos los judíos europeos, pero Vladimir Putin habló abiertamente de sus planes para destruir Ucrania frente a la Comunidad Internacional y los medios. Pero la desastrosa invasión lo ha llevado a desatar una campaña de noticias falsas en toda el área de operaciones para reforzar el apoyo en casa y seguir demonizando a un vecino pacífico que está siendo aplastado por sus fuerzas”, subrayó.
A finales de este mes, el Centro Simon Wiesenthal publicará su Informe de odio y terrorismo digital de 2022 que incluirá adicionalmente ejemplos de propaganda con noticias falsas. Entre ellas, seguramente, incluirá un capítulo sobre los medios al servicio del Kremlin que intentan ocultar lo que pasa en tierra ucraniana.
La desinformación rusa
Los mensajes intimidatorios de la cancillería rusa no están solo. Están acompañados de todo el aparato propagandístico con que cuenta el régimen y que es financiado, además, por muchos de los oligarcas rusos sancionados en las últimas dos semanas. Le Monde investigó y publicó una información titulada: SputnikNews y RT, instrumentos de influencia de Rusia en Francia. En una conferencia de prensa junto a Putin, el presidente de la república Francesa, Emmanuel Macron, afirmó sin dudarlo y para argumentar por qué había retirado la acreditación para su campaña a RT y a Sputnik, que se había comprobado que estos medios se habían comportado “como órganos de influencia, de propaganda mentirosa”.
Durante años, tanto RT como Sputnik han estado alineados con la narrativa de Moscú que intentaba demonizar a Occidente. Lejos de sus propias definiciones, su actividad ha ido mostrando a lo largo de los años una línea editorial basada en los discursos antiglobalización, antisistema y antiliberal y ya han sido varios los verificadores de información internacionales que han acusado a la agencia de difundir información “altamente tergiversada” con el fin de mejorar la imagen pública del Kremlin, de acuerdo al diario El Español.
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