El ataque ruso a un hospital materno infantil de Mariúpol, que dejó al menos tres muertos, continúa generando múltiples rechazos internacionales, mientras el Kremlin intentó justificar la brutal ofensiva contra la ciudad del sur de Ucrania.
Entre las víctimas mortales hay una niña, según un nuevo balance este jueves de las autoridades locales. Por su parte, Rusia intentó justificar el bombardeo señalando que el centro de salud servía como base a los nacionalistas y que por eso fue atacado con cohetes.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, acusó este jueves a Rusia de “crímenes de guerra” por la ofensiva. “Estamos viendo cómo bombardean hospitales. Están atacando a la sociedad civil de forma indiscriminada, por lo que violan claramente los derechos humanos y es más que probable que cometan crímenes de guerra”, dijo durante una visita a un centro de refugiados ucranianos cerca de Madrid. “Estos crímenes de guerra no pueden quedar impunes”, añadió.
A su vez, Francia denunció: “Los bombardeos de Rusia contra el hospital pediátrico de Mariúpol son inhumanos y cobardes”. El portavoz del gobierno francés, Gabriel Attal, en la radio RTL, consideró “incalificable” el ataque contra niños y sanitarios y reiteró su llamado a un “alto el fuego”.
En tanto, el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ha tachado de “inaceptable” el bombardeo y renovó su llamado a un cese de hostilidades para permitir la puesta en marcha de corredores humanitarios seguros.
Por su parte, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, acusó este jueves a Rusia de haberse embarcado en una estrategia de bombardeo sistemático de las ciudades ucranianas, es decir a los civiles, ante el fracaso de la guerra relámpago, y afirmó que el presidente ruso, Vladimir Putin, tendrá que responder por esos hechos.
“Los rusos están bombardeando sistemáticamente las ciudades ucranianas”, algo que su Ejército “sabe hacer bien” como lo prueba su actuación pasada en Alepo, en Siria, o en Grozni, en Chechenia, denunció Borrell en una entrevista en la emisora France Info. “No buscan objetivos militares” -añadió- porque no son capaces de vencer la resistencia de las tropas ucranianas”.
En Estados Unidos, la Casa Blanca había condenado en la víspera el brutal ataque. “Es atroz ver el uso bárbaro de la fuerza militar contra civiles inocentes”, afirmó la vocera del gobierno de Joe Biden, Jen Psaki, en rueda de prensa.
También el miércoles, el primer ministro británico, Boris Johnson, prometió que Putin deberá rendir cuentas “de sus terribles crímenes”. “Pocas cosas hay más inmorales que atacar a los vulnerables e indefensos”, tuiteó Johson tras ese ataque. “El Reino Unido está buscando más apoyo para que Ucrania se defienda contra los ataques aéreos”, agregó.
También, la ONU y la Organización Mundial de la Salud reclamaron “el cese inmediato de los ataques a las instalaciones de salud, hospitales, trabajadores de la salud, ambulancias”, dijo Dujarric durante su rueda de prensa diaria.
Y la organización humanitaria Médicos sin Fronteras ha denunciado este miércoles el ataque a las instalaciones médicas de Mariupol en Ucrania y ha subrayado que lo considera una “violación de las leyes de la guerra”. “En una ciudad en la que el sistema sanitario está al borde del colapso, privar a la gente de asistencia sanitaria es una violación de las leyes de la guerra”, ha destacado la organización en un comunicado.
Mariupol está ubicada en el sureste de Ucrania y su conquista es clave para las aspiraciones de Rusia de unir la península de Crimea con los territorios rebeldes del Donbás.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski ha calificado los ataques de “atrocidad” y a pedido de nuevo una zona de exclusión aérea. Por su parte, el ministro de Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, ha instado a la comunidad internacional a intervenir ante el asedio a la ciudad, donde unas 400.000 personas son rehenes de las tropas rusas.
(Con información de AFP, EFE, Europa Press)
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