El gobierno polaco anunció este martes la entrega de sus flota de cazas MiG-29 a Estados Unidos para que los envíe a Ucrania. El país europeo recibirá a cambio aviones de combate F-16 estadounidense.
Los MiG-29 serán llevados a la base aérea de Rammstein, ubicada en Alemania, donde Washington dispondrá de los aviones.
“Las autoridades de la República de Polonia, tras las consultas entre el Presidente y el Gobierno, están dispuestas a desplegar -de forma inmediata y gratuita- todos sus aviones MIG-29 en la Base Aérea de Ramstein y a ponerlos a disposición del Gobierno de los Estados Unidos de América”, señala el comunicado emitido por el gobierno polaco.
Asimismo, Polonia solicitó a Washington que le proporcione “aviones usados con las capacidades operativas correspondientes”: “Polonia está lista para establecer de inmediato las condiciones de compra de los aviones”.
“El gobierno polaco también solicita a otros aliados de la OTAN, propietarios de aviones MIG-29, que actúen en el mismo sentido”, concluye el comunicado.
La decisión de esta entrega por parte de Polonia se hace a expensas de la OTAN, que ya descartó hace una semana enviar cualquier tipo de aviones de combate a Ucrania para evitar que la Alianza fuera parte del conflicto, tal y como expresó su secretario general, Jens Stoltenberg.
El pasado 27 de febrero los países de la Unión Europea (UE) anunciaron que proporcionarían a Ucrania aviones de combate para resistir la ofensiva de Rusia. “Vamos a enviar inclusive aviones de combate. No estamos hablando apenas sobre munición. Estamos proporcionando armamento más importante para una guerra”, dijo en ese entonces el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
Esos aviones son los MiG-29 y los Sukhoi SU-25 que poseen países como Polonia, Hungría, Eslovaquia y Bulgaria, y que irónicamente fueron fabricados por la Unión Soviética.
El domingo pasado el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, aseguró que su país estaba buscando fórmulas para ayudar a Polonia a entregar a Ucrania aviones militares para reforzar su capacidad de resistencia ante la invasión de Rusia.
El envío de aviones de guerra fue una de las peticiones trasladada el fin de semana por el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, en un encuentro virtual con 280 miembros del Congreso de Estados Unidos.
En concreto, Zelensky quiere que Washington facilite la transferencia a Ucrania desde Polonia y Rumania de antiguos aviones soviéticos y que, luego, la OTAN dé a esos dos países aeronaves más modernas.
Los comentarios de Blinken se produjeron un día después de que se reuniera con el Ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, en la frontera entre Polonia y Ucrania, y éste le presionara para conseguir los aviones. “La mayor demanda que tenemos es en cazas, aviones de ataque y sistemas de defensa aérea”, dijo Kuleba.
“Si perdemos los cielos, habrá mucha más sangre en tierra”, advirtió tras la reunión, con Blinken a su lado.
Aunque una parte importante de la fuerza aérea ucraniana permanece intacta desde que comenzó la guerra el 24 de febrero, tanto Ucrania como Rusia han sufrido importantes pérdidas y ninguna de las dos controla el espacio aéreo sobre el país. Sin embargo, Rusia cuenta con una enorme fuerza aérea que, si se moviliza por completo, podría diezmar a Ucrania.
Estados Unidos se había resistido a un acuerdo, junto con algunos miembros clave de la OTAN, preocupados de que Rusia lo interpretara como que la OTAN -Polonia es miembro- se unía activamente a la guerra de Ucrania, y desencadenara un conflicto mucho más amplio.
Pero los partidarios de dotar a Ucrania de más aviones de un país de la OTAN argumentan que la alianza, y especialmente Estados Unidos, ya han estado entregando al ejército de Kiev toneladas de armamento y municiones letales cada día desde que comenzó la guerra.
Otro problema, sin embargo, es que Estados Unidos no tiene ningún F-16 que salga de la línea de producción para suministrar fácilmente a Polonia, que también se enfrenta a una potencial amenaza de Rusia y necesita aviones para defenderse.
Cualquier acuerdo requeriría la aprobación de la Casa Blanca y el apoyo del Congreso estadounidense, y probablemente también el de la OTAN.
Con información de EFE
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