La planta nuclear de Zaporizhzhia, ubicada en la región homónima de la ciudad ucraniana de Energodar, se incendió durante varias horas este viernes luego de haber sido atacada por las fuerzas invasoras de Rusia, lo que desató la preocupación en toda Europa debido al peligro de una potencial catástrofe atómica.
De hecho, cuando el fuego todavía no había sido controlado, el alcalde de este distrito, Dmitry Orlov, advirtió en su cuenta de Telegram que este hecho constituía una “amenaza a la seguridad mundial”.
La Zaporizhzhia NPP (Nuclear Power Plant) comenzó a ser construida por la Unión Soviética en 1979 y la primera de sus seis unidades de potencia empezó a funcionar en 1984, menos de dos años antes de la tragedia de Chernobyl.
Se encuentra en la zona de estepa de Ucrania, en la orilla de un embalse de agua de la ciudad de Kakhovka, situada a unos 71 kilómetros al nordeste de Kherson. Es la planta nuclear más grande de Europa y una de las mayores de todo el mundo.
Posee un total de seis reactores del tipo VVER-1000, los cuales funcionan con agua presurizada y pueden producir genera entre 40 000 y 42 000 millones de kWh de potencia, lo que representa una quinta parte del abastecimiento anual promedio de electricidad en el país. Estos reactores disponen de una duración de entre 40 y 60 años, o incluso más gracias al avance tecnológico.
Es operada por la empresa nacional NNEGC Energoatom y en sus piscinas de enfriamiento hay cientos de toneladas de combustible nuclear altamente radiactivo, razón por la cual tres de ellas han sido cerradas cuando comenzó el conflicto armado con Rusia.
De acuerdo con lo que se sabe hasta el momento, el incendio principal se desató en uno de esos seis reactores VVER-1000 que se encuentran en la central, el cual está en renovación y no opera, pero adentro tiene combustible nuclear.
La concepción de estos reactores de agua presurizada, considerados entre los más seguros, procede de los usados en submarinos nucleares y difiere de los de Chernobyl, controlados con grafito e inicialmente concebidos para producir plutonio en vez de electricidad.
Los VVER-1000 están alimentados de combustible enriquecido en isótopo fisible Uranio-235. Funcionan gracias al vapor calentado en el núcleo, pero contrariamente a los otros reactores, el vapor contaminado por la radiación no se utiliza para hacer girar las turbinas, sino para calentar otro circuito de vapor no contaminado que se encarga de generar ese movimiento. Esta técnica permite conservar un nivel de radioactividad relativamente bajo para los empleados de la central.
Las autoridades ucranianas aseguraron el viernes que disparos de proyectiles rusos provocaron un incendio en un edificio dedicado a la formación y en un laboratorio. Tras horas de incertidumbre, el lugar fue asegurado y los reactores se “detuvieron con total seguridad”, según responsables estadounidenses.
Una tragedia potencialmente peor que la de Chernobyl
A diferencia de la planta de Chernobyl, la de Zaporizhzhia cuenta con todas las medidas de seguridad modernas e incluso fue la primera instalación de este tipo que ha superado todas las etapas de revisión y aprobación del diseño exigidas por la legislación nuclear nacional, según se detalló en su página oficial.
También fue una de las primeras centrales nucleares ucranianas en tener un sistema de almacenamiento en seco de combustible gastado: se trata 380 contenedores destinados a guardar los deshechos que se generarán durante la vida útil general del establecimiento.
“El ejército ruso está disparando desde todos los flancos sobre la central nuclear de Zaporizhzhia, la más grande de Europa. El fuego ya se ha desatado. Si estalla, será 10 veces mayor que Chornobyl”, aseguró el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dimitri Kuleba, cuando el incendio aún persistía.
A diferencia de la de Zaporizhzhia, la planta nuclear de Chernobyl contaba solamente con cuatro unidades equipadas con reactores tipo RBMK-1000, los cuales operan con agua en ebullición que utilizan uranio ligeramente enriquecido y se moderan con grafito, en tanto que una mezcla de nitrógeno y helio circula entre los bloques para impedir su oxidación.
Cada uno de esos reactores era capaz de producir 3200 MW de electricidad, mientras que el combustible usado era almacenado en los edificios SNF-1 y SNF-2, ubicado dentro del mismo complejo, el cual no cumplía con los principales estándares de seguridad.
La catástrofe de Chernobyl
A las 01.23 de la madrugada del 26 de abril de 1986, durante una prueba planificada en la Unidad 4 de la planta, se produjo un corte eléctrico que, añadido a una serie de errores del operador, desembocó en la fusión del núcleo del reactor RBMK de la unidad, moderado por grafito.
Dado que el reactor no estaba protegido por una cámara de contención, la explosión de vapor resultante atravesó el techo de la unidad e hizo llover trozos de barras de combustible y grafito altamente radioactivo en los alrededores. Los incendios resultantes generaron un humo radiactivo que transportó partículas contaminadas sobre Ucrania, Bielorrusia y Rusia, así como partes de Escandinavia y Europa en general.
Inmediatamente se creó un plan para controlar y descontaminar la zona, bajo la implementación de una serie de robots mecanizados para las tareas más peligrosas. Sin embargo, los niveles de radiación eran tan altos que las placas se fundían y los robots dejaban de funcionar y, por eso, la tarea tuvo que hacerse a mano. Una dosis de radiación de 100 roentgens por hora basta para matar a un hombre, pero los niveles de Chernobyl superaban los 20.000 por hora.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud titulado “Chernóbil, la verdadera escala del accidente”, realizado a mediados de 2005, las víctimas fatales directas de este accidente fueron 50, casi todos miembros del servicio de emergencia, pero más de 4.000 personas sufrieron cáncer de tiroides como consecuencia de la radiación. En su mayoría eran niños o adolescentes.
Los altos niveles de contaminación en los alrededores hizo que la región sea declarada “zona de exclusión” y rápidamente Chernobyl se convirtió en una ciudad fantasma, aunque la central continuó funcionando hasta el año 2000, cuando el ya independizado gobierno ucraniano decidió frenar toda actividad en el lugar.
Efectos de la radiación en las personas
El material radiactivo, particularmente el que se puede encontrar en Chernobyl, es considerado inestable porque arroja permanentemente partículas y ondas de alta energía que pueden destruir las estructuras celulares o producir sustancias químicas reactivas que atacan al sistema de células de los seres vivos.
Si bien en el cuerpo humano muchas células pueden ser reemplazadas con cierta facilidad, este no es el caso del ADN, que con solo estar expuesto a bajos niveles de radiación, genera mutaciones que pueden derivar también en, por ejemplo, distintos tipos de cáncer.
Esto quedó bien demostrado luego del mencionado accidente nuclear: antes de que estallara la planta, en el país vecino de Bielorrusia, cuya frontera es cercana a la actual zona de exclusión, se registraban alrededor de 82 enfermedades oncológicas por cada 100.000 personas, mientras que diez años después esa cifra aumentó a 6.000 por cada 100.000 habitantes.
De acuerdo con algunos estudios, el accidente fue tan grave que la ciudad de Chernobyl no podrá ser habitada hasta dentro de unos 20 mil años.
Durante la catástrofe de 1986, el nivel de radioactividad alcanzó los 300 sieverts por hora, millones de veces más que la que actualmente se registra en Zaporizhzhia, que según el explotador de la central, era de 0,1 microsieverts por hora, un nivel inferior a la media mundial y muy inferior al de un vuelo en avión o de una radiografía.
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