A pesar de los casi 2.500 kilómetros que lo separan de su país, Taras Opstachuk, un marinero ucraniano de 51 años que trabaja desde hace tiempo en Mallorca, España, sigue de cerca los bombardeos de las tropas rusas que se vienen registrando desde el jueves pasado. Los incesantes ataques contra su tierra natal lo motivaron a involucrarse, de cierta forma, en el conflicto bélico que mantiene en vilo al mundo, pero su intento fue en vano. Al querer hundir el lujoso yate de su jefe, un magnate ruso vinculado a la fabricación de armamento militar, fue descubierto por las autoridades policiales de la isla española y terminó detenido.
Ostapchuk, oficial de máquinas del Lady Anastasia desde hace 10 años, fue arrestado por la Guardia Civil de Calvià el pasado sábado en el Port Adriano, luego de hundir parcialmente la embarcación propiedad de Alexander Mijeev y valuada en unos 7 millones de euros, según la estimación del medio local Última Hora.
El experimentado ingeniero mecánico quiso tomarse venganza al observar en su teléfono móvil cómo un misil ruso impactaba en un edificio de apartamentos donde viven civiles ucranianos, y similar a donde se sitúa su residencia. Para lograr su cometido, Ostapchuk procedió a la apertura de varias válvulas de agua en el interior del Lady Anastasia, cerró las válvulas de combustible para que no hubiera fugas contaminantes y alertó al resto de la tripulación para que descendiera del barco de 48 metros de eslora. Inicialmente, sus compañeros le pidieron que diera marcha atrás con la drástica medida, pero él les recordó que también eran ucranianos y les dijo que él asumía toda la responsabilidad de los hechos.
“Este sábado en el tiempo de descanso vi las noticias sobre la guerra. Había un vídeo de un ataque de un helicóptero a un edificio de Kiev. Los armamentos utilizados los produce la compañía del propietario del barco. Estaban atacando a inocentes”, explicó el hombre en su declaración judicial. Asimismo, dijo estar conforme con su accionar a pesar de no haber concretado el objetivo. “No me arrepiento de nada de lo que he hecho y lo volvería a hacer. Mi jefe es un criminal que vende armas que matan al pueblo ucraniano”, aseguró.
Según detalló el propio Ostapchuk en su testimonio, su jefe, Mijeev, de 61 años, era jefe de la corporación de helicópteros rusos. “Tiene dos villas en Mallorca, dos yates de lujo...”, contó.
Después del fallido intento por vengarse del magnate ruso, el ucraniano tiene previsto volar hoy a Varsovia, Polonia, para luego regresar a su país de origen y ponerse a disposición de las fuerzas ucranianas. “Por su puesto que voy a luchar. En cuanto llegue a la primera ciudad de Ucrania buscaré a un comandante militar y le preguntaré si me necesitan. Me dije a mí mismo: ¿Para qué necesito un trabajo si no tengo mi país? Sí, es cierto, tenía un buen trabajo como jefe de mecánica en el barco y un buen salario, pero voy a luchar por mi país. He perdido el trabajo, pero eso no es un problema. No voy a perder mi país. Yo no soy un héroe, soy un hombre mayor, pero tengo mucha experiencia en mecánica. Nunca he cogido un arma pero si es necesario la cogeré. ¿Por qué no?”, dijo durante una breve entrevista para Última Hora.
“He perdido la primera batalla, que era hundir el barco del jefe ruso, pero la próxima la ganaré”, anticipó Opstachuk en una videollamada con Neus Canyelles, la abogada que lo asistió tras ser aprehendido.
Durante la mesa de diálogo llevada a cabo hoy en la Residencia Rumyantsev-Paskevich, ubicada en la ciudad de Gómel, al sureste de Bielorrusia, la delegación diplomática de Ucrania, encabezada por el ministro de Defensa Oleksii Reznikov, exigió un retiro total de las tropas rusas de su territorio, según informó la agencia de noticias bielorrusa BELTA.
En cambio, el Kremlin prefirió no anunciar sus “posiciones” de cara a la conversación con los enviados ucranianos, declaró su portavoz, Dmitri Peskov, ya que considera que deben hacerse en “silencio”.
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